Agasajo en la Alhambra al archiduque Friedrich von Wittelsbach (1526)

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988

Resumen

El 6 de julio de 1526, el emperador Carlos V agasajó al archiduque Friedrich von Wittelsbach, elector del Palatinado, con un exótico espectáculo en el que varias moriscas bailaron, cantaron e hicieron ejercicios de equilibrio al son de laudes y tambores con el que asombró a todos los asistentes, poco familiarizados con las tradiciones musicales de la población local.

Palabras clave

canciones populares , danzas , volatines , proyecto mujeres y redes musicales , morisco , Carlos V (rey) , Friedrich von Wittelsbach (archiduque, elector del Palatinado)


El archiduque Friedrich von Wittelsbach, elector del Palatinado, fue una de las innumerables personalidades que estuvieron presentes en la entrada que el emperador Carlos V hizo en Granada el 4 de junio de 1526. Permaneció en la ciudad hasta el 7 de julio y la jornada previa a su partida el emperador quiso agasajarle en los jardines de la Alhambra. Johannes Lange de Löwenberg, médico de cámara del archiduque, en su crónica de este evento, se centra en el elemento que, dado su exotismo, debió causar mayor impresión entre los asistentes al evento:

“El emperador llevó a mi noble señor a los jardines de la Alhambra para que viera la danza hecha por las moriscas, todas alhajadas con excelentes perlas y otras piedras preciosas en orejas, frentes y brazos, vestidas de manera parecida a los diáconos en la celebración de la misa. Bailaron a la manera de su país al son de laúdes y tambores tocados por mujeres que tendrían unos cincuenta años y una aproximadamente cuarenta años acompañó con un cante de voz desagradable y tosca haciendo palmas de alegría. Al final de este baile llegaron otras mujeres moriscas y bailaron con las piernas extendidas sobre una cuerda que estaba atada entre dos nogales exclamando ante el emperador en su lenguaje: ‘El que bien vive aquí, va al cielo’. Después de este baile les dieron agua para beber”.

Se trata de un vívido testimonio de la pervivencia de las tradiciones musicales de la comunidad morisca, mayoritaria en la ciudad, y del importante papel que en ellas desempeñaban las mujeres, a pesar de todas las prohibiciones que las cercaban, siempre bajo la sospecha de contener elementos textuales de carácter religioso islámico contrarios a la forzada uniformidad de credo establecida. Deja traducir el cronista un juicio de valor peyorativo a la interpretación vocal de la morisca que cantó en el espectáculo, probablemente condicionado por su absoluto desconocimiento de lo que escuchaba y su comparación estética con arreglo a los cánones musicales a los que estaba acostumbrado. 

Fray Prudencio de Sandoval, en el único comentario que nos proporciona en su crónica sobre la vida del emperador acerca de la entrada en Granada, para el cual desconocemos la fuente a la que pudo tener acceso, nos brinda una peculiar acepción al término leyla que no se encuentra en otros textos y que parece estar relacionado con el ejercicio de funambulismo al que se refiere Lange de Löwenberg en su último párrafo: “Fue el recibimiento [del emperador] solemnísimo y costoso, y en especial las moriscas hiçieron un juego que llaman leylas que era muy regocijado para los que miraban y peligroso para los que lo haçían”.

Recursos

Morisca granadina bailando. Trachtenbuch. Christoph Weiditz. Germanisches Nationalmuseum Nürnberg, Hs. 22474

Enlace externo

Moriscas de Granada. Trachtenbuch. Christoph Weiditz. Germanisches Nationalmuseum Nürnberg, Hs. 22474

Enlace externo

Términos de búsqueda