Entrada de Alfonso XI en Sevilla (1327)

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988

Resumen

En la entrada del rey Alfonso XI en Sevilla (1327), encontramos interesantes elementos festivos: danzas acompañadas de instrumentos, figuras monstruosas (en las que se ha querido ver un precedente de la tarasca), juegos ecuestres y hasta una naumaquia en el río Guadalquivir, en cuyas barcas había también trompetas, atabales y otros instrumentos.

Palabras clave

entrada real , danzas , música en las calles y plazas , música heráldica , música naval , naumaquia , bullicio en la calle , Alfonso XI (rey) , trompeta , atabalero / timbalero , ministriles


El capítulo 53 de la Crónica de Alfonso XI trata sobre el recibimiento y la entrada de este monarca en la ciudad de Sevilla en 1327, en la que encontramos interesantes elementos festivos: danzas acompañadas de instrumentos, figuras monstruosas (en las que se ha querido ver un precedente de la tarasca), juegos ecuestres y hasta una naumaquia en el río Guadalquivir, en cuyas barcas había también trompetas, atabales y otros instrumentos:

“Sevilla es una de las más nobles ciubdades del regno, et en quien ovo siempre homes de grandes solares. Et otrosí habían pasado muchos males en luengas temporadas en cuanto el Rey estido en las tutorías. Los de esta cibdat, ricos-homes, et caballeros, et ciubdadanos habían gran placer con la venida del Rey, ca por él entendían ser salvos de todos los males en que habían seido fasta allí, et lo uno por el grand placer que habían con él, e lo otro por que la ciubdat es tan noble en sí que sabe muy bien acoger et rescebir su señor al tiempo que y viene. Rescibieron al Rey con grand placer e con muchas alegrías. Et en este rescebimiento ovo muchas danzas de hombres e de mujeres con trompas et atabales que traían cada uno dellos. Et otrosí, había muchos bestiales fechos por manos de homes que parescían vivos, e muchos caballeros que bohordaban escudo et lanza, et otros muchos que jugaban la gineta. Et por el río de Guadalquevir había muchas barcas armadas que jugaban e facían muestra que peleaban, et habían en ellas trompas et atabales, et muchos estormentos [= instrumentos] otros con que facían grandes alegrías. Et ante que el Rey entrase por la ciubdat, los mejores hombres et caballeros et ciubdadanos descendieron de las bestias, et tomaron un paño de oro muy noble, et traxieronle en varas encima del Rey. Et desque el Rey llegó a la ciubdat, falló las calles por do él había de ir todas cubiertas de paños de oro et de seda, et las paredes destas calles eso mesmo. Et en cada una de las casas destas calles posieron cosas que olían muy bien, la mejores que podieron haber. Et en este día que el Rey entró en la ciubdat falló y a don Abrahem fijo de Ozmín et porque bebía él vino, llamábanle Abrahem el beodo. Et venían por él pieza de caballeros moros a servicio del Rey y salieronlo a rescebir fuera de la ciubdat. Et este rescebimeinto del Rey fue fecho con grand placentería e lo mejor e más honradamiente que los de la ciubdat lo podieron facer”.

Como indica el documento, la ceremonia empezaba fuera de la cerca de la ciudad, donde nobles y el pueblo salían a recibir al rey. En este caso se especifica que esos nobles fueron hasta el monarca y lo escoltaron bajo palio, siendo esta la cita más temprana que se conoce a lo que se iba a convertir en una costumbre habitual como símbolo de soberanía. En Sevilla, las entradas reales y de los arzobispos siguieron un recorrido similar hasta la entrada de Felipe II en 1570, transitando en gran medida por la prolongación del cardo maximus de la ciudad romana que los llevaba a la catedral y después, en el caso de los reyes, al vecino Alcázar. La comitiva ingresaba en la ciudad por la puerta de la Macarena, donde el rey juraba los privilegios, y continuaba por las siguientes calles: Real, Inquisición Vieja, plaza de Santa Catalina, Alhóndiga, Tiro, Mesones, Correo Viejo, Corral del Rey, Abades y Gradas. En la entrada de Alfonso XI, todo el recorrido fue adornado con ricas telas y provisto de elementos odoríferos que se suman a la música, los “bestiales”, los juegos ecuestres y la naumaquia que se constituyen en destacados componentes de la vertiente sensorial de la “fiesta”.

En su Itinerario de Alfonso XI de Castilla (Madrid: La Ergástula, 2014, p. 163), Francisco de Paula Cañas Gálvez sitúa cronológicamente esta entrada el 5 de mayo de 1327 o, a lo sumo, unos días antes.

Recursos

Puerta de la Macarena (c. 1900)

Trompeta (añafil). Cantiga 320. Códice de los Músicos, fol. 286r

Trompeta (añafil). Audio

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