Sermones de Cuaresma en la Cruz de la puerta de Triana
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Palabras clave
sermón , música en las calles y plazas , proyecto cofradías , cofradías con otras advocaciones pasionistas , cofradía de la Santísima Cruz de la puerta de Triana , predicador , caja , trompeta
La imágenes de devoción ubicadas en distintas calles y plazas de la ciudad generaban con frecuencia la creación de hermandades que canalizaban el fervor público que solían inspirar. Este es el caso de la modesta hermandad de la Santísima Cruz de la puerta de Triana, la cual celebraba sus cabildos en el vecino convento de Nuestra Señora del Pópulo. Como otras de similar naturaleza, estas cofradías se mantenían gracias a los donativos obtenidos en las cuestaciones (“demandas”) que realizaban periódicamente los propios hermanos. El libro de cuentas que hemos localizado de esta hermandad (1765-1769) nos permite conocer algunos detalles sobre su icono devocional principal, una cruz, y sus actividades cultuales más destacadas.
La cruz estaba “fuera de la puerta de Triana”, no sabemos si más o menos adosada a uno de sus laterales o paños de muralla, o exenta a ellos. En estos años se realizan diversas actuaciones: la compra de “tres varas de bayeta negra para la composición de las sayas de la Santísima Cruz, el dorado de las “potencias” y la cartela con el texto “INRI”, la pintura de la cruz, etc. En 1766 se hacen “dos faroles nuevos de cristal para alumbrar la Santísima Cruz que no tenía ninguno” y se plantan una serie de álamos en su entorno que serán cuidados por la propia hermandad que se encarga de su riego durante los meses de mayo a septiembre. Ese mismo año, se compone la peana donde estaba la cruz y se coloca “el azulejo de indulgencias que estaba caído”, elemento este muy característico de estas imágenes de devoción.
Además de las habituales obligaciones de los entierros y misas por sus hermanos fallecidos, su principal actividad cultual eran los sermones que patrocinaba durante la Cuaresma. Para estas ocasiones se disponía un púlpito, un altar, una estructura decorada con “paños de corte” y un cuadro que fue reparado en 1766:
“Componer el lienzo que sirve en los sermones de Cuaresma de la efigie del Señor con la cruz a cuestas y retocarlo y embarnisarlo y pintar de color de carey la moldura que se hizo nueva para dicho lienzo… todo costó según recibo del pintor… 125 reales”.
Además, la cofradía tenía seis bancos que ponía para estos sermones y que como el resto de los enseres se guardaban en casa de su mayordomo.
Entre los sermones, cuyo principal elemento sónico sería la voz del predicador, destacaba el “de Pasión”. Para este último hay pagos “al gitano que tocó la caja”, o “del refresco de los trompeteros”, así como al cohetero que habitualmente disparaba los truenos tanto en este sermón como “en la Resurrección el Sábado Santo”.