Festividad de la Invención de la Cruz en la catedral de Sevilla
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
En la catedral de Sevilla, la festividad de la Invención de la Cruz era celebrada el 3 de mayo con el rango de segunda dignidad desde la Edad Media, incrementando su aparato ceremonial al de primera dignidad en la primera mitad del siglo XVI. En ella se conmemoraba el hallazgo por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, de la verdadera Cruz de Jesucristo en su peregrinación a Jerusalén.
Palabras clave
fiesta de la Santa Cruz , vísperas , misa , procesión , Vexilla regis (himno) , Per signum crucis (motete) , cartografiando Francisco Guerrero , obras manuscritas de Francisco Guerrero , Francisco Guerrero. Mottecta (1589) [G 4875] , Francisco Guerrero. Motecta (1597) [G 4877] , obras impresas de Francisco Guerrero , capilla musical de la catedral , Alfonso Pérez de Alba (compositor, maestro de capilla) , Francisco Guerrero (compositor, maestro de capilla) , Juan Gómez (copista) , Cristóbal de Torquemada (copista) , D. Pedro (arzobispo)
En la catedral de Sevilla, la festividad de la Invención de la Cruz era celebrada el 3 de mayo con el rango de segunda dignidad desde la Edad Media, incrementando su aparato ceremonial al de primera dignidad en la primera mitad del siglo XVI. En ella se conmemoraba el hallazgo por parte de Santa Elena, madre del emperador Constantino, de la verdadera Cruz de Jesucristo en su peregrinación a Jerusalén.
Entre sus ítems musicales polifónicos más característicos podemos destacar el himno de Vísperas Vexilla regis. El [Breviarium secundum consuetudinem ecclesiae Hispalensis], [Sevilla: Estanislao Polono y/o Jacobo Cromberger, c. 1500–1505, fol. 269r], prescribe para las vísperas de esta festividad su estrofa “Arbor decora fulgida”, la cual es recogida en el himnario monódico incorporado en el Libro de la Regla Vieja (fol. 221v) de la catedral de Sevilla.
La primera referencia a una versión del himno Vexilla regis en la catedral data de 1440, cuando fue “pautado” por el copista Juan Gómez. En 1498, Cristóbal de Torquemada copia en pergamino la estrofa seis O crux ave spes unica, “a cuatro voces”. Podría tratarse de la obra compuesta por Alonso Pérez de Alba que había sido maestro de capilla de la catedral y de la cual se conserva una copia en el códice 2-3 de la catedral de Tarazona [E-TZ 2-3]. En la segunda mitad del siglo XVI, será sustituido por la versión compuesta por Francisco Guerrero que se encuentra en el libro de polifonía 2 de la catedral [E-Sc 2, fols. 141v-144r] y que luego se imprimiría en el Liber vesperarum (Roma, 1586).
La otra obra polifónica compuesta para esta festividad es el motete Per signum crucis. En 1586, Guerrero recibe un libramiento de 816 maravedís: “por puntar 2 motetes, en 8 libros de canto de órgano de procesiones, nuevos que hizo, uno de la Cruz y otro de la Resurrección”. El de la Cruz es Per signum crucis que sería publicado por primera vez en la edición veneciana de 1589 y posteriormente reimpreso en la de 1597.
Con independencia de la interpretación de esta obras en el lugar que les corresponde en las Vísperas y en la Misa, probablemente se volvían a cantar en la procesión de Tercia que precedía a la Misa y que recorría parte del perímetro de la catedral, para ello se volverá a recopiar en una colección de motetes en libros de partes que estaba plenamente en uso en 1721. El Compendio de las obligaciones que deben cumplir los ministriles y capilla de música, impreso en el siglo XVIII, nos da cuenta de este hecho:
“A la procesión, que es por encima de gradas, comienza el canto llano a cantar las antífonas de Laudes, en la puerta del coro, y después alternan a versos los ministriles con la capilla, que va cantando motetes hasta llegar la procesión al coro, en donde se recibe al cabildo, sírvese la misa y después hay adoración que se sirve en el altar mayor y dura el tañido desde que comienza el cabildo a adorar hasta que se entra en la sacristía el santo Lignum Crucis. Hay sermón y segundas vísperas”.
La procesión iba presidida por una importante reliquia del Lignum Crucis, engarzada en una extraordinaria pieza de orfebrería de la segunda mitad del siglo XIV, relacionada con el gótico francés, donada a la catedral por el arzobispo D. Pedro en 1389 y que es descrita como sigue (la traducción del latín procede del artículo citado en la bibliografía):
“D. Pedro, arzobispo de Sevilla por la divina misericordia... dio, donó, cedió, mandó, traspasó y concedió de forma irrevocable a su iglesia... transmitió para siempre sus bienes que a continuación se mencionan, a saber, una cruz grande de oro en la que dice que había catorce marcos de oro con dos marcos de plata más o menos y algunas piedras preciosas con su pie de cruz cuadrado, por así decirlo, de oro y con cuatro imágenes también de oro, de Cristo, de la Beata María, de San Juan y de Beata Magdalena, y otras dos imágenes secundarias, pero la altura de la cruz con el pie es aproximadamente de un codo”.
Su composición fue remodelada en la primera mitad del siglo XVI. Sobre la identidad de la pieza que procesionaba no existen dudas, un documento de la Biblioteca Capitular nos los confirma:
“Una cruz de oro con cinco figuras de oro: sácala el día uno en la procesión de la Cruz de Mayo”.