Entry of the Prince Felipe into Milan (1548)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Abstract
On December 20, 1548, Prince Felipe made his entry into Milan. This event gives an account of the sound elements of his itinerary to the palazzo reale, in which it was probably one of the most sumptuous and carefully prepared progressions of his entire European journey.
Keywords
bustle in the street , carriages sounds , heraldic music , sound of animals , artillery salute , musket salute , response , ephemeral architecture , to play the organ , Felipe II (king) , trumpeter , horses , firing squad , soldiers , crowd , carriage , clergy , organist , music chapel
El 20 de diciembre de 1548, el príncipe Felipe salía de Binasco, lugar en el que había pasado la noche, para dirigirse a Milán donde se le esperaba para su entrada en la ciudad. Antes de llegar, a casi dos millas, le salió a recibir el duque de Saboya, el cual iría acompañado de sus instrumentos heráldicos y de un cortejo acorde con la importancia del encuentro. Juan Calvete de Estrella, testigo presencial y cronista del viaje del príncipe, señala:
“Esperaban al príncipe en Milán con gran deseo y había en toda la ciudad general fiesta y regocijo... el concurso y multitud de gente era tanta que parecía que todo el mundo se había allí juntado para ver aquella real entrada. Apenas se podía romper por las calles por donde su alteza había de pasar. Ponían a todos admiración los arcos triunfales que en la ciudad había, ricos y de maravillosa invención y artificio. Veíase la grandeza y policía de aquella ciudad en la multitud de carros triunfales de gran primor y variedad, ricamente adornados de seda y brocados de diversas y hermosas colores, guarnecidos de lo mismo los caballos que los tiraban y los hombres que los regían...”
Calvete de Estrella describe minuciosamente todos los arcos y el resto de los elementos de arquitectura efímera, el adorno de ventanas y balcones, abarrotados por la ciudadanía que luce sus mejores galas, el exorno de todo el trayecto, los elementos pictóricos, escultóricos y literarios, plenos de simbolismo, todo modelado e inspirado por el mundo clásico, en el que se mezcla la alegoría, la historia y el mito. Esta fue, probablemente, la entrada más suntuosa del todo el viaje. La colocación de los arcos nos proporciona el recorrido de la comitiva.
Entró por la porta Ticinese, atravesando la muralla externa de la ciudad, donde el cronista nos dice:
“Había fuera, en el campo, a la puerta Tesinesa, que es a la entrada del burgo, gran número de gente, por gozar mejor de la real entrada del príncipe con tan grande corte y aparato y por ver el triunfal arco que en aquella puerta había, el cual excedía a todos los otros en la architectura y invención, y en historias, pintura y majestad. Estaba fundado sobre una puente hecha con singular artificio sobre la muralla de la ciudad...”
En él se habían representado las ocho principales ciudades del Estado de Milán. La calle que iba desde este arco hasta la puerta de la ciudad del mismo nombre (ver recursos), “estaba cercada... de una valla o palenque”. En esta segunda puerta se dispuso otro monumental arco triunfal, coronado con el águila imperial “entre dos hachas encendidas”. En las columnas de San Lorenzo, del antiguo templo dedicado a Hércules, se habían dispuesto también dos arcos triunfales más pequeños. Siguiendo las actuales corso di Porta Ticinese y via Torino, llegarón a la piazza del Duomo, accediendo por la antigua strada de Mercanti d’oro. A la entrada de la plaza, se colocó otro arco triunfal “de no menos altura y grandeza que el primero que habemos dicho”, coronado también por el águila imperial “que la sostenían con sus espaldas dos imágenes desnudas de la Fama, con trompetas puestas en las bocas a la antigua y palmas en las manos”. En la piazza del Duomo, delante de la puerta principal de la catedral, se había instalado otro arco: “que excedía a los otros en la manera y architectura con sus colunas, las basas de las cuales eran hechas a manera de leones...”. En este caso, decorado con varias escenas bíblicas con personajes caracterizados por sus heroicidades: David, con la cabeza de Goliat, Josué parando el sol, Judit con la cabeza de Holofernes etc. Igualmente se decoró con un arco triunfal la puerta y entrada del palazzo reale.
El primer elemento sonoro del que Calvete de Estrella da cuenta en este recorrido es el de la artillería, colocada en bajo el primer arco triunfal que hizo una señal de la llegada del príncipe. Delante de la comitiva iban “dos trompetas con las insignias reales”, luego dos banderas portadas a caballo y la guardia de doscientos arcabuceros españoles a caballo vestidos con la librea del príncipe, tras ellos, tres compañías de caballos ligeros con sus estandartes. Calvete de Estrella describe la numerosa comitiva pormenorizadamente, tanto del número e integrantes principales como de sus lujosas vestimentas, formada por españoles e italianos. Una vez que llegaron a la primera puerta de la ciudad: “comenzó a hacer el castillo una muy furiosa y gran salva de artillería”. Alberto de Nobili Volterano en La triomphale entrata del Serenissimo Prence di Spagna nell'inclitta città di Melano (sin datos de publicación en el impreso) describe también los arcos, el recorrido y la composición de la comitiva principesca, aportándonos otros detalles. Al relatar las proporciones del primer arco, nos deja un paralelismo sensorial:
“... con la proportion dupla allegraua l’occhio de riguardanti non altimenti, che l’ottaua nella Musica ampiamente diletta l’orecchia di chi ascolta”.
Precisa que la salva de artillería fue disparada desde el castello y al mismo tiempo sonaron las trompetas:
“Con questo ordine poi che S. Altezza fu arriuata alla Porta della Città, il castello cominciò una buona salva, i Trombetti a sonare”.
Cuando el príncipe se apeó del caballo para entrar en la catedral, en cuya puerta le esperaban toda la jerarquía eclesiástica “con mucha clerecía... comenzaron los arcabuceros de caballo a hacer salva con sus arcabuces”. En el interior de la catedral:
“El príncipe adoró una cruz que el primiciado tenía en sus manos y entró en la iglesia a hacer oración. Hiciéronse en ella las cerimonias que la iglesia en tal caso tiene costumbre, las cuales fueron cantadas con música de voces y órgano”.
Nobili Volterano precisará:
“Et dismontato al Duomo, gli furo dal primiero cantate le orationi, fatte le ceremonie, che sogliono farsi in simili entrate, i responsi fur cantati in Musica”.
El príncipe atravesó luego la plaza para dirigirse al palazzo reale, donde, igualmente, los soldados de la guardia de palacio, coseletes y arcabuceros:
“Hicieron una hermosa salva de artillería y arcabucería toda a un mismo punto, y lo mismo hicieron los soldados que estaban en la escalera por donde había de subir”.
Con esto se terminaron las actividades ceremoniales que Calvete de Estrella nos relata de la entrada del príncipe en Milán. Los festejos que tuvieron lugar durante la estancia del príncipe en esta ciudad son descritos en otro evento.