Entrance ceremonies to the novitiate and profession of María Ignacia Azlor y Echeverz (1742/1745)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Abstract
Event devoted to the entrance ceremonies to the novitiate and profession of María Ignacia Azlor y Echeverz and her cousin Ana María de Torres Cuadrado y Echeverz in the convent of la Enseñanza in Tudela (Navarra). For both events, sacred songs were composed whose letters were printed and from which only the writings for the day of their profession have been preserved.
Keywords
religious profession , entrance to the novitiate , mass , litany , Alabado , Te deum laudamus (hymn) , illuminations , sacred concert , banquet with musical accompaniment , the pealing of bells , Christmas song (villancico) , mapping villancicos for the religious profession of a nun , cantata , María Ignacia Azlor y Echeverz (nun, The Sisters of the Company of Mary) , Ana María de Torres Cuadrado y Echeverz (nun, The Sisters of the Company of Mary) , nuns , Diego Amillano Ujabarín (composer, chapel master) , music chapel of the collegiate church of Santa María , The Sisters of the Company of Mary
El convento de la Enseñanza de Tudela (Navarra), de las hijas de María Inmaculada, fue fundado por Francisco Garcés del Garro en 1683. La iglesia actual fue terminada en 1742, estaba ricamente decorada y contaba “con diez tribunas y tres coros para religiosas y colegiales: los dos coros bajos con rejas de hierro de mucho mérito”. Su principal labor fue educativa: “para instruir a las doncellas en todas las virtudes y habilidades de su sexo”.
Se ha conservado un pliego de villancicos compuestos para la celebración de la profesión de María Ignacia Azlor y Echeverz y Ana María de Torres Cuadrado y Echeverz (su prima), la cual tuvo lugar el 2 de febrero de 1745. La primera de ellas es un personaje muy bien documentado, gracias a la Relación histórica de la fundación de este convento de Nuestra Señora del Pilar, Compañía de María.. en esta ciudad de México. María Ignacia nació el 9 de octubre de 1715 en la hacienda de San Francisco de los Patos, en la actual General Cepeda (México), estableciéndose después la familia en la ciudad de México. El primero de los villancicos hace alusión a este origen: “... al venir de Nueva España / De México sale y cale / según sus dotes se tasan / más que muchos mexicanos / esta sola mexicana...”. En el villancico quinto encontramos otra interesante alusión a su origen y la comparación con una ilustre compatriota, también monja profesa: “Quién es una gran mujer / a quien México dio cuna / y su ingenio, estado y patria / la aclaman décima musa? / De México la monja / era sor Juana, / pero Ignacia le quita / la antonomasia”.
María Ignacia era hija de José Azlor y Virto de Vera, II marqués de San Miguel de Aguayo y Santa Olaya, título obtenido al casarse con Ignacia Javiera Echerverz. En México, profesó en el convento de la Concepción en 1734. Tenemos constancia de su formación musical y de que acompañaba al coro con el violón, aunque como veremos se precisa que no había ingresado con esa “obligación”, con lo que se quiere dejar constancia de que no se había beneficiado del ingreso en el convento como “monja música” y que habría pagado íntegramente su dote:
“Fuera de los ejercicios, edificaba a aquella santa comunidad con la devota diaria asistencia a la Santa Misa... y probándose humildemente (según el consejo de San Pablo) con la larga tarea de sus devociones, de oración, meditación y lección y con ayudar a las señoras cantoras en su ejercicio, como si hubiera entrado con esta obligación, especialmente los jueves y los sábados, en que tocando el violón las acompañaba a cantar la misa, letanía y alabado que acostumbran y el culto de la reina de los ángeles, María Santísima, que es consagrado el sábado, de quienes fue particular veneradora toda su vida”.
Una promesa a sus padres, en la que se incluía una visita a la virgen del Pilar, y la incipiente idea de la institución de un convento de la Compañía de María la llevó a España en 1737, cuando tenía veintiún años. Vivió con su tía Rosa de Azlor en la collación de San Miguel en Zaragoza durante dos años. En compañía de su prima, ingresaron en el convento de la Enseñanza de Tudela el 24 de septiembre de 1742, acto al que asistieron sus parientes de Aragón y Navarra. En la Relación histórica... se nos da cuenta de algunos detalles de este acontecimiento. La víspera de la fiesta, salió con su prima a visitar los templos de la ciudad, vestidas lujosamente, para luego despreciar esas vestiduras al entrar al noviciado:
“Estaban prevenidos vistosos fuegos artificiales para el tiempo de su entrada [en el convento] aquella noche, que por la grande iluminación no permitieron verse sus sombras... Puesta la comunidad, como es costumbre, para recibirlas en la portería en dos coros, entró con gran denuedo, dejando burladas las esperanzas del mundo. Fue conducida por la religiosas al coro, en donde se cantó, según nuestro estilo, el Te Deum. Al día siguiente, por la mañana, recibieron el hábito y velo de mano del señor Deán mitrado, con dos asistentes capitulares y concurrencia del venerable cabildo y noble ayuntamiento, estando para recibir el sacrificio de estas fervorosas víctimas con mayor solemnidad manifiesto el augustísimo sacramento del altar, con misa solemne que ofició la música de la insigne iglesia colegial, en que se cantaron varios villancicos impresos. Predicó el M.R.P. Hipólito Escuer... Con tan lucido aparato, armonioso estruendo y autorizado culto sentaron plaza en esta apostólica Compañía de María... siendo priora de aquella casa la M.R.M. María Francisca Croy... y maestra de novicias la R.M. María Nicolasa Colmenares y Aramburu... Terminado el culto del templo, se sirvió en la gran casa destinada para los convidados un espléndido banquete. Por la tarde concurrió la misma distinguida asistencia al locutorio, en donde al compás de músicos primores [= siestas o concierto sacro] acompañó la abundante copia de bebidas heladas y ramilletes que para la vista y el gusto perficionó el arte, no perdonando gasto en demostración de su regocijo”.
Tras cumplir los dos años de noviciado preceptivo en la Compañía de María, la profesión solemne de las dos primas se programó para el 2 de febrero de 1745:
“Con iguales demostraciones de júbilo y pompa que se describió en su ingreso, y repique general de todas las iglesias, asistiendo el venerable cabildo de la colegial insigne, presidido por su muy ilustre prelado. Acudió el recto, respetable ayuntamiento de la antiquísima Tudela, cabeza de su merindad, y asistió finalmente lo sabio, lo religioso, lo discreto y lo noble en prelados, señoras y caballeros no solo de aquella ciudad, sino de otras muchas partes de Navarra y Aragón, que fueron en muy lucidas tropas. Para evitar los confusos desórdenes de la plebe se previnieron seis alabarderos... Celebró el sacrificio incruento el señor tesorero de aquella iglesia, entonando a su tiempo la música las armoniosas letras dirigidas al asunto de la profesión de las dos nuevas esposas. Predicó el R.P. don Isidro Francisco Andrés Monje, del real monasterio de Nuestra Señora de Santa Fe, de la congregación benedictina cisterciense... habiendo consumido el sacerdote, se siguió la sagrada ofrenda de votos, estando este para administrarlas el santo sacramento de la Eucaristía, como se acostumbra en esta santa religión. Hizo con extraordinario fervor los votos solemnes la hermana María Ignacia que tenía preciosamente estampados en una lámina que representaba la figura y forma de corazón... siguió a hacer la misma ofrenda su ilustre compañera, prima y nueva hermana. Al finalizar la misa las adornó con los velos negros el señor deán y puso el anillo de oro y corona, como observamos. Inmediatamente entonó la música el Te Deum, con que se finaliza este acto.”
Como hemos visto, se hace alusión a la cédula de profesión de María Ignacia, un documento ricamente decorado similar a los ejemplos que podemos ver en otro de los eventos de este proyecto dedicado a la cartografía de villancicos compuestos para la profesión de monjas:
http://www.historicalsoundscapes.com/evento/1016/avila/es.
María Ignacia contribuyó también al exorno de la iglesia recién inaugurada costeando un retablo dedicado a la Virgen de Guadalupe, patrona de México. En 1752 abandonaría el convento de Tudela, con otras doce hermanas, para regresar a su tierra y fundar en la capital del virreinato, a sus expensas, el convento de Nuestra Señora del Pilar.
Como hemos visto, en este caso, no solo se imprimieron los villancicos para la toma de velo sino también los que cantaron en la ceremonia de su ingreso en el noviciado, hecho este mucho menos habitual y que probablemente quedaba reservado a personas de especial relevancia social. En las dos ocasiones, la capilla de música de la colegiata de Tudela, a cuyo frente se encontraba el maestro de capilla Diego Amillano Ujabarín, fue la encargada de interpretar los villancicos y el resto de la música con la que se solemnizaron ambas ceremonias. Solo se ha conservado el pliego con los villancicos cantados en la toma de velo de 1745:
* Villancico Primero. Introducción: “Un nuevo prodigio asoma” / Estribillo: “Ya viene, ya llega, y ya la saludan” / Coplas: “Quién es el nuevo prodigio”.
* Villancico Segundo. Cantada a solo. Introducción: “Aquel divino amante” / Recitativo: “No es mucho que hoy se sienta muy rendido” / Aria: “Heriste dulce esposa” / Recitativo: “Al escuchar tan suave melodía” / Aria: “Ovejuela bulliciosa” / Grave: Al celeste galán tanto complace”.
* Villancico Tercero. Introducción: “En el día en que María” / Estribillo: Feliz sacrificio”. Coplas: “Como a palomas las llama”.
* Villancico Cuarto. Cantada a dúo. Introducción: “Veloz nave que surcas” / Recitativo: “Aunque la nave que de lejos vino” / Aria: “Vuelve nave bella” / Final: “Así a Ignacia, mística nave”.
* Villancico Quinto. Introducción: “La niñas de la Enseñanza” / Estribillo: “Saturnina, Fermina” / Coplas: “Quién es un monstruo halagüeño”.