Celebration of the feast of beatification of Teresa of Avila in Caravaca de la Cruz (1614)
Herrero Barranco,
Teresa
Mazuela Anguita,
Ascensión
Universidad de Granada
0000-0002-7144-1335
Abstract
On the occasion of the celebration of the beatification of Teresa of Avila, the streets and squares of Caravaca de la Cruz (Murcia) exploded with music. The main centres of musical celebration were the convent of San José, where the singers of the music chapel of Murcia Cathedral performed music, and the streets of the town, where distinguished figures celebrated a procession with the participation of instrumentalists.
Keywords
vespers , procession , street music , diverse noises , bustle in the street , mass , mapping beatification Santa Teresa , music chapel of the cathedral , knights , canon , wind players , crowd , firing squad , trumpeter , music chapel of the church of the Salvador in Caravaca de la Cruz
Caravaca de la Cruz, bastión religioso del Reino de Murcia y fiel seguidora de Teresa de Ávila, celebró con gran júbilo la beatificación de la santa. El impacto en los sectores sociales y eclesiásticos que ocasionó la renovación religiosa que promulgaba la fundadora llegó a las principales familias de la villa, las cuales consiguieron que Teresa de Ávila estableciera allí su decimosegunda fundación en 1576.
Posteriormente, y tras establecerse en la casa cedida por Rodrigo de Moya donde empezó la andadura la nueva fundación, el futuro convento de San José de Madres Carmelitas, situado en la Calle Mayor, se convirtió en centro de las celebraciones que se estaban efectuando por toda la geografía nacional con motivo de la beatificación de la fundadora teresiana en octubre de 1614. Dicho convento fue decorado para la ocasión con cuadros y poemas que relataban las hazañas de la santa, y junto al altar mayor con agnus, relicarios y candeleros de plata, manifestaron la alegría que suponía para los fieles la beatificación de Teresa de Ávila. Por ello, no es de extrañar que la villa en su totalidad, siempre fiel a la Vera Cruz, la cual también acompañó a la vida de Teresa de Ávila, se volcara en esta festividad y diversos espacios de la urbe fueran, asimismo, decorados para celebrar tal acontecimiento.
Estos festejos, que se produjeron simultáneamente en decenas de localidades de la Europa católica y el Nuevo Mundo, se iniciaron el día anterior al de fiesta principal y se prolongaron durante su octava.
El acto que significó el inicio de las celebraciones tuvo lugar en el convento de San José de Madres Carmelitas. Esta primera ceremonia consistió en la celebración de las Vísperas oficiadas por el doctor Cámara, Canónigo Magistral de Murcia, y amenizadas por la música de la capilla de cantores, acompañados por instrumentistas, quienes acudieron desde Murcia para la ocasión; tanto el oficio como la música las clasifica Diego de San José en su compendio de crónicas de estas fiestas de beatificación de “solemnes y llenas de grandeza”: “Vino para estas fiestas la Capilla de cantores de Murcia, que junta con la de la villa, era mucha y muy buena, auia doze ó catorze diferencias de instrumentos, y para ellos muy diestros oficiales” (fol. 209r).
Al término del Oficio, salió una procesión desde el convento, trasladando así el júbilo a todos los ciudadanos, los sonidos festivos se extendieron más allá del espacio conventual llenando todas las calles de músicas y ruidos. La procesión estuvo protagonizada por un grupo de soldados que portaban sus mosquetones, al que abría paso una agrupación de músicos, incluyendo clarines y trompetas (“vna muchedumbre grande trompetas, clarines, y otros instrumentos”, fol. 209v).
Tras haber pasado ya una hora desde que efectuó su salida, sobre las nueve de la noche, el propio gobernador quiso estar presente también en la ciudad y, uniéndose a la procesión acompañado por caballeros, criados y alguaciles recorrió las calles y plazas de Caravaca. Los caballeros exhibieron sus virtudes realizando carreras, mientras los músicos, una vez más, acompañaban estos actos. Según el cronista, esa fue una de las noches más importantes y espléndidas que se ha dado en esta localidad (“con el ruydo y son de los instrumentos que tañían hizieron la más alegre noche que jamás en esta villa se ha visto”, fol. 210v).