Rehearsal of the minstrel and mystical rapture in San José in Ávila
Abstract
In the writings and in the biographies of many mystics, phenomena of religious ecstasy caused by the hearing of a song are narrated. These eventes occurred frequently among the Discalced Carmelite nuns, from the founder Saint Teresa of Jesús. This article documents a case of a nun from the San José convent in Ávila after hearing a minstrel play outdoors.
Keywords
rehearsals , minstrel player , wind players , nuns
Cuando nos referimos al paisaje sonoro de una ciudad en los siglos del Antiguo Régimen inmediatamente pensamos en los sonidos ordenados cotidianos como los toques diarios de las campanas de torres y espadañas de las iglesias y conventos, o en otros más elaborados artísticamente y extraordinarios o repentinos como puedan ser los que acompañaban procesiones o desfiles. Además estarían esos sonidos naturales producidos por los animales, el agua o los fenómenos atmosféricos, o los caóticos de gritos de vendedores y arrieros o algarabías de estudiantes y chiquillos. Pero hay también otra categoría de fenómenos acústicos que preferimos olvidar pues no tienen ni los valores estéticos de los primeros ni el encanto o la poesía que puedan tener los segundos; me refiero a los molestos ensayos al aire libre que todavía escuchamos –sobre todo en los aledaños de villas y ciudades– de gaiteros, dulzaineros o bandas de cornetas y tambores.
Sin embargo, incluso esos fenómenos marginales pueden ser sublimados y, de acuerdo con la experiencia y la estética carmelitana heredera de la franciscana, dar lugar a sentimientos paranormales como el arrobo místico. Es sobradamente conocido cómo Santa Teresa de Jesús y sus seguidores experimentaron éxtasis religiosos mientras escuchaban el canto de coplas populares y no ante motetes o himnos polifónicos. Pues bien, uno de esos casos se produjo al oír a un ministril que probablemente ensayaba o estudiaba a la puerta o en el patio de su casa. Se trata de la monja del monasterio de San José de Ávila (primera fundación de carmelitas descalzas hecha por Santa Teresa) Catalina de Jesús (Zenalmor), que había profesado el 14 de mayo de 1608:
"El juebes siguiente, después de aber comulgado, se avibaron más los sentimientos. Después de las 3 tañó un ministril que vive junto a nuestras cercas, azia la fuente: fue tal la armonía y suabidad, que parezía cossa sobrenatural lo que tocaba, según e entendido después acá; yo estaba considerando en la guerta, junto a el abellano grande; y dixe bálgame Dios qué cossa tan linda, qué será la que agan los ángeles en el cielo; en un punto fue arrevatado mi espíritu quedándome en suspensión con los ojos del cuerpo no beía nada, aunque los tenía elevados en el cielo. Duraría me pareze un quarto de ora la suspensión o arrobamiento; vi subir mi alma al zielo, con grande felizidad y priessa, como un tiro de arcabuz tirada sin ruido; vime en el cielo, en presencia de la Santíssima Trinidad; vi la distinzión de las personas divinas; el número innumerble de ángeles y santos; fue vissión intelectual".
Estaban todos lo elementos necesarios: la predisposición espiritual tras haber recibido la comunión, la meditación silenciosa, la paz de la huerta conventual... pero fue el sonido del instrumento solo el detonante del éxtasis y la visión sobrenatural. Desde el punto de vista musical lo más interesante es que el origen de todo el suceso sea la música instrumental, no, como es lo habitual, la música asociada a un texto, bien religioso, bien amoroso, según se narra en otras historias semejantes.
El testimonio de la monja carmelita, fallecida el 19 de septiembre de 1627 a los 66 años, está recogido en un libro manuscrito por Pedro José Burriel Catalán, que formó parte de la capilla de música de la catedral abulense entre 1726 y 1761 como tañedor de bajón, oboe, corneta y violín. Pero parece que se limitó a copiar literalmente el testimonio de la protagonista.