Foundation of the convent of Santa Clara en Huamanga (1568)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Abstract
The convent of Santa Clara de Huamanga (= Ayacucho, Peru) was founded by the encomenderos Antonio de Oré and his wife Luisa Díaz de Rojas in 1568. From the monastery of the Poor Clares of Cuzco, Leonor de la Trinidad was its first abbess, who Together with four of the daughters of the founders who entered as novices, they began the journey of the convent. The solid humanist training of these first nuns must have played an important role in the development of conventual musical activity in these early years.
Keywords
dedication of a church , music in towers and balconies , the pealing of bells , funeral rites , rogation procession , mass , vespers , Antonio de Oré (encomendero) , wind players , clarion player , drum players , Leonor de la Trinidad (abbess) , Ana del Espíritu Santo Serpa (nun, singer, organist) , Leonor de Jesús Tejada (nun, singer, organist) , María Rojas de la Concepción (nun, singer, organist) , Inés de la Encarnación Oré (nun, singer, organist) , María de Oré de la Purificación (nun, singer, organist) , Isabel Arias de Bobadilla (nun, singer, organist)
El convento de Santa Clara de Huamanga (= Ayacucho, Perú) fue fundado por los encomenderos Antonio de Oré y su mujer Luisa Díaz de Rojas, gracias a la plata obtenida de un mina encontrada “milagrosamente” por Oré y que solo dio el metal necesario para la construcción del convento, agotándose justo después. El 16 de mayo de 1568, se bendecía la iglesia y se colocaba en ella el santísimo sacramento. Diego de Córdoba y Salinas, cronista de la orden franciscana, nos cuenta:
“Hicieron sus vecinos y moradores pedazos las campanas de todas las iglesias, alternando muchos ternos de chirimías, clarines y tambores que puestos en los ángulos de sus torres llenaban los aires de regocijo y alborozo”.
Para esta fundación, desde el convento de Santa Clara de Cuzco, se envió a Leonor de la Trinidad, con la misión de implantar la regla y constituciones de la orden franciscana. El mismo día de la bendición de la iglesia, tomaba posesión del convento la abadesa, en presencia de Francisco de Zamora, guardián del convento de San Francisco de Huamanga, e ingresaban en él las cuatro primeras novicias que eran hijas de los fundadores: Ana del Espíritu Santo Serpa (tres veces abadesa, † 24/8/1589, con 45 años), Leonor de Jesús Tejeda (cinco veces abadesa, † 12/12/1623, con 74 años), María Rojas de la Concepción (fue abadesa 12 años, † 7/12/1599, con 50 años) e Inés de la Encarnación Oré (era la más joven, tenía 15 años cuando profesó, fue tres veces abadesa, † 24/4/1614, con 61 años). Al día siguiente, se incorporaba también Isabel de Mercado. Transcurrido el período del noviciado, el 29 de mayo de 1569, hacían los votos y profesaban las cuatro hermanas con la asistencia de fray Diego Medellín, obispo de Santiago de Chile, que era ministro provincial de la Orden en ese momento, el cual oficio la misa, les dio de comulgar y les puso el velo. Una quinta hermana llegó a profesar igualmente en este convento con el nombre de María de Oré de la Purificación.
El cronista franciscano nos da cuenta también de la excelente formación humanista que habían tenido las hijas de los fundadores:
“Todas cinco eran muy diestras en el canto llano y de órgano y tocaban tecla, y en la lengua latina eran elegantes, de manera que entendían con eminencia las sesiones del Santo Concilio de Trento porque su padre, Antonio de Oré, no sólo fue su maestro en su niñez, enseñándoles las cosas de virtud, sino también a leer, escribir, cantar, tocar y la lengua latina porque en todas estas artes fue singularísimo hombre y así lo salieron sus hijos e hijas.
Cuéntase deste devotísimo varón que cuando comenzó a edificar el monasterio, iba a San Francisco y asistía a las misas mayores, a vísperas y a las demás horas del oficio divino, notaba todas las ceremonias que habían los religiosos en el coro y altar y luego volvía a su casa y se las enseñaba a sus hijas, porque las supiesen hacer cuando fuesen religiosas”.
Las exequias celebradas a la muerte del fundador, Antonio de Oré, se llevaron a cabo en el convento de Santa Clara, al que acudió “toda la ciudad y fue enterrado con honorífica pompa”. En las ceremonias estuvieron presentes sus cuatro hijos que eran igualmente franciscanos, oficiando uno la misa de réquiem y sirviendo otros dos de diácono y subdiácono: “y las cinco hijas en el coro, que como ángeles oficiaron la misa”.
En este convento se custodia todavía una imagen de Jesús Nazareno, patrón de Huamanga, que fue llevada al convento de Santa Clara en 1602 desde el pueblo de Julcamarca (Huancavelica), la cual se sacaba en procesión de rogativas por la lluvia o para que esta cesara. El cronista franciscano nos dice:
“No se descubre sino solo los miércoles a la misa que con toda solemnidad cantan los religiosos de nuestro Padre S. Francisco (a quien está sujeto este monasterio) oficiándola con muy suaves y concertadas voces las religiosas desde el coro, en que como ángeles de continuo asisten y ocupan muchas horas en las alabanzas divinas”.
Todo apunta a que desde su fundación la actividad musical en el este convento tuviera una cierta relevancia y que, probablemente, Antonio de Oré proveyese a la comunidad de un órgano entre los ornamentos y objetos que sabemos que donó a la comunidad, dado el adiestramiento musical que había proporcionado a sus hijas. En este convento residió durante unos años la notable cantora y organista Isabel Arias de Bobadilla, procedente del convento de clarisas de Cuzco, antes de que se marchase para la fundación del convento de Santa Clara en Trujillo (Perú), en cuya documentación se dice que fue una de las fundadoras del convento de Huamanga, por lo que debió llegar poco tiempo después de Leonor de la Trinidad, c. 1569.