Eucharistic play, sarao and dances for the Corpus Christi festivities in Oropesa (1755)

Casi en vísperas de la prohibición de las representaciones de autos sacramentales en 1765, estas fiestas teatrales parecían gozar del favor del pueblo tanto madrileño como de otras urbes, pero también de pequeñas localidades. Es el caso de la villa toledana de Oropesa en 1755. El 26 de mayo los mayordomos de la Cofradía del Señor Sacramentado expusieron al provisor del obispado de Ávila –entonces Oropesa pertenecía a esta diócesis– la siguiente petición:

"como mayordomos actuales de la Cofradía del Señor Sacramentado pidieron licencia en su Ayuntamiento para que permitiesen entrar en dicha villa una compañía de cómicos libremente a practicar el sarao y auto sacramental en la zelebridad que dicha Cofradía ha tenido siempre costumbre en honrra y gloria de tan gran Señor, la que se les conzedió por su acuerdo de 24 deste presente mes; lo uno porque es en obsequio y culto de tan gran Magestad, y lo otro porque además de costearlo con sus propios caudales, hera, y es, exponerse a que si se les desazonase no habrá quien en adelante entre en semejante empleo; y haviendo llegado mis partes a entender que uno de sus vecinos lo quiere impedir ignorando el motivo que para ello tenga, por ser la cosa de suio como es tan christiana, como tales para que en día de tanta gloria haya en dicho pueblo la paz que corresponde ocurren dichas mis partes ... con la súplica correspondiente a fin de que se sirva mandar dar su lizencia para que no impida ninguna persona vajo de grandes zensuras el sarao, honesto, asistenzia a la prozesión, y executar en autho sacramental intitulado la Devoción de la misa en el zementerio de su yglesia parroquial."

El provisor y vicario general del obispado concedió la licencia "con tal que la tengan del Ayuntamiento de la Villa de Oropesa, y que en la danza se hiziese en la procesión no entre muger alguna".

Cabe la duda de si el vecino que la quiso impedir era alguien influido por las ideas ilustradas de decoro contrarias a estas representaciones barrocas y populares, o más bien se trataba de rencillas locales o ajustes de cuentas personales o vecinales.

La devoción de la misa es un auto sacramental de Pedro Calderón de la Barca de 1658, que parece no gozó de mucha fortuna en el siglo XVIII; al menos no hay constancia de que se representara en Madrid. No se conoce música para él, pero hay un personaje que canta, el ángel, y otras intervenciones de músicos que también cantan, a veces en eco o alternando a dos coros. De ambiente bélico, son numerosas las acotaciones con referencias sonoras a cajas y trompetas. Al comienzo: "dentro cajas y trompetas a una parte y a otra músicos ... con música triste". Otras indican "ruido de batalla", un terremoto, "tocan las cajas a marcha", "toca la campana en el carro del templo", etc., para llegar a un final triunfal: "las chirimías y se abre el carro donde se vio la tienda del Conde; se abre una nube y en ella el Ángel en una pirámide, en que se ve en su retrato el Santísimo Sacramento" y "las chirimías y ábrese otra nube en el carro donde se vio primero Almançor en su tienda y vese en ella retratado a Felipe III a caballo, y a sus pies la secta [de Mahoma]".