Copy of a gregorian chant books (1592)

La iglesia de San Esteban debió contar con un coro desde fechas tempranas, situado, como era habitual, en el penúltimo tramo de la nave central. El 17 de agosto de 1592, Alonso de Villafañe, escritor de libros, y Andrés Gutiérrez, pergaminero, se obligaron a hacer los libros de coro para esta iglesia, “conforme a la traza e condiciones que para ello se me dieren”, con Bernardino Rodríguez, canónigo de la catedral de Sevilla y provisor del arzobispado. Debían empezar el trabajo y continuarlo sin interrupción hasta su finalización. Se le pagarían 42 reales por cada cuaderno de ocho hojas. El contrato no especifica el número de libros de este encargo que debe enmarcarse en el arduo y monumental trabajo de acomodar los libros de canto hispalenses al rezado romano, adoptado por la archidiócesis de Sevilla el 7 de enero de 1575. En 1868, la iglesia contaba todavía con “catorce libros viejos”, los cuales, en 1922, se había reducido a “tres libros de coro con falta de algunas viñetas”.