Cathedral's musical forces in the procession of Corpus Christi (16th century)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Keywords
feast of Corpus Christi , procession , Pange lingua (hymn) , Sacris solemniis (hymn) , motet , to play the organ , Hernando de Talavera (first archbishop of Granada) , chaplains , music chapel of the cathedral , choirboys , wind players , trumpeter , Mendoza (music copyst) , Hernán de la Cueva (succentor, music copyst) , Francisco Guerrero (composer, chapel master) , Tomás Luis de Victoria (composer) , sackbut player , shawn player , organist
La presencia de la música en la procesión del Corpus Christi granadina debe remontarse a sus orígenes, en tiempos del primer arzobispo Hernando de Talavera (1492-1507). La Consueta de la catedral, en su redacción definitiva de 29 de abril de 1530, nos proporciona un primer testimonio temprano de la presencia de los efectivos musicales de esta institución en la procesión del Corpus: “Tiénese mucho cuidado que ningún clérigo salga de la procesión y que todos vayan cantando con mucha devoción, no divertiendo los ojos a las ventanas ni a otras vanidades, y que ningún lego vaya entre los clérigos. Van en esta procesión órganos y van junto con el Sacramento, y delante los órganos van los cantores y trompetas si las hay”. Al menos desde la década de 1510, la catedral ya tenía organizados esos efectivos musicales, entre los que se contaban el sochantre, responsable del canto llano y cantor de polifonía con la capilla de música, el maestro de capilla que actúa también como cantor, una serie de cantores adultos, cuyo número ronda los cuatro y que no es fijo, los seises que oscilan también en torno a ese número y un organista. En 1525, recibieron aguinaldo de Navidad nueve cantores, incluidos el sochantre y el maestro de capilla. A lo largo del siglo XVI, el numero de cantores asalariados y de seises creció y a la capilla de música se sumaron también, en la segunda mitad de la centuria, cuatro cantores racioneros: tiple, alto, tenor y bajo. Tal y como recoge la Consueta, los ministriles, contratados por la catedral para asistir con su capilla de música en la procesión, se registran ya en 1521, “a las trompetas que vinieron a la procesión”, y en 1526 con mayor precisión: “pagué a ocho ministriles de sacabuches y chirimías que sirvieron el día del Corpus Christi y la víspera veinte y cuatro reales”. Estos ministriles serán llamados esporádicamente por la catedral, para esta y otras fiestas, hasta que, en 1563, contraten de forma estable un grupo de cinco ministriles para “servir en esta santa iglesia y tañer todos los días que paresciere a los señores deán y cabildo o al presidente que fuera del coro, con los instrumentos que se les mandare o se les dieren”. Con respecto al repertorio que interpretaban, el capítulo 32 de la Consueta, referido al oficio de organista nos aporta la siguiente información: “en la procesión de el Corpus Christi van los órganos en ella y tañen los himnos de la fiesta a versos y otros motetes que es obligado a tañer todos los versos”. La catedral pago a Mendoza, en 1522, “de unos cuadernos que hizo de Pange linguas y Sacris solemnis para el día del Corpus Christi, que fueron 16 de papel y de puntado” y, en 1527, al sochantre Hernando de la Cueva por “ciertos pangelinguas que puntó de canto de órgano en el libro desta santa iglesia”, himnos ambos que se cantaban en las procesiones interiores y exteriores de esta festividad, así como en la celebración de la hora de Maitines (Sacris solemniis) y Vísperas (Pange lingua). El inventario de libros de polifonía más antiguo que se conserva de la catedral, fechado en 1531, recoge “cuarenta y dos papeles con pange lingua para el día de Corpus Christi”, “otros cuatro libros de chanzonetas de las cuatro fiestas” y “otros dos libros medianos, por donde se dicen los villancicos, encuadernados en pergamino”. El inventario de “libros de canto de órgano” de la catedral de Granada, efectuado en 1667, recoge una importante colección de libros de motetes, impresos y manuscritos, en formato de libretes que era el que se usaba para las procesiones. Entre ellos, estaba la edición de motetes de Francisco Guerrero de 1555 que la catedral había adquirido en 1557, por los que había pagado, con la encuadernación, catorce reales (476 maravedís), y una de las ediciones de motetes de Tomás Luis de Victoria.