Theatrical performance to celebrate the birthday of the abbess María Enríquez de Ribera (1671)

En el siglo XVII, las representaciones teatrales en los conventos femeninos hispalenses se convirtieron en una práctica frecuente. En este evento traemos a colación la puesta en escena de la loa escrita por el escritor sevillano Alonso Martín Braones, en 1671, para el convento de Santa Inés, con motivo de la celebración del cumpleaños de su abadesa María Enríquez de Ribera, hija del duque de Alcalá. Esta loa precedería a la comedia de Pedro Calderón de la Barca Afectos de Odio y Amor. La loa de Martín Brahones incluye un grupo de músicos que, en la primera parte, cantan en escena junto a la Voluntad y el Celo, los cuales interpretan la rima en eco. La intervención  de la Fama también será cantada, así como las seguidillas que entonarán los músicos como respuesta al ofrecimiento de coronas que cada personaje hace para agasajar a la abadesa. La comedia de Calderón también incluye intervenciones musicales musicales fuera (un soldado) y dentro de escena (músicos y Auriestela).

Se ha sugerido que la representación tuvo lugar en el claustro principal del convento, de planta trapezoidal, de grandes dimensiones y con una doble galería que podría ser usado a modo de corral, siguiendo las convenciones escenográficas de la época. Es posible que la loa pudiera ser interpretadas por las monjas de la comunidad, pero no parece probable que ellas fueran las resposables de escenificar la comedia de Calderón, que dada su complejidad debío ser encargada a una compañía de teatro profesional, la cual también pudo hacerse cargo de la loa. Esta compañía pudo ser la de Francisco García “el Pupilo” que en 1671 se encontraba representando en Sevilla. La compañía contaba con los siguientes músicos: Domingo de la Plana, músico principal; Jaime Terol, músico; Mateo de Luna, músico; Francisco de León, arpista. La comedia de Calderón, ya había sido representada por la compañía de García el martes de Carnaval de 1658, en la corte.

La loa de Martín Brahones constituye uno de los escasos ejemplos de teatro escrito para un escenario conventual en lo que debió ser una practica que todavía es poco conocida.