Masque and awarding of prizes of literary competition in the festival of the beatification of Ignatius of Loyola (1610)

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988

Keywords

masquerade , literary competition , theatre performance , instrumental concert , dances , the pealing of bells , illuminations , pyrotechnic devices , fireworks , sarao ( a party with instrumental music and courtly dances) , chanzoneta (secular song, see also Christmas song) , ensalada (polyphonic secular music) , students of the college of San Hermenegildo , drum player , wind players , bell-ringer , crowd


El sábado día 13 de febrero, cuando ya se cumplía una semana de la celebración de las primeras Vísperas de la fiesta de la beatificación de Ignacio de Loyola, los estudiantes del colegio de San Hermenegildo (unos trescientos) organizaron una compleja máscara a caballo, repartida en doce cuadrillas, a la que concurrió mucha gente (“igual al del primer paseo”). Desfilaron toda suerte de personajes históricos y mitológicos, representantes de las disciplinas del Trivium y Quadrivium, entre ellas “la cuadrilla de la música y sus inventores”. Acompañaron la máscara atabales y dos grupos de ministriles, sin que se precise su recorrido: “dieron una grande vuelta por el lugar y a los que la vieron singular satisfacción, etc.” Esta máscara fue el preludio de la entrega de premios literarios que tuvo lugar al día siguiente, domingo de Sexagésima (14 de febrero). Aunque ya se había anunciado (véase evento correspondiente): “se dio nuevo aviso la víspera en la noche con repique de sus campanas y nuevos fuegos más y más lucidos que los del domingo antes”.

La entrega de los premios literarios tuvo lugar en el patio del colegio de San Hermenegildo que se aderezó ricamente para la ocasión con tejidos, cuadros y flores. Se dispuso un tablado presidido por una imagen de Ignacio de Loyola, en el que sobre un aparador, “de cinco gradillas”, se dispusieron los premios que se entregarían a los vencedores y una cátedra “cubierta de un terciopelo carmesí ricamente bordado y en este pendiente el cartel del certamen, listado de oro”. La gente llenó el claustro y todos sus corredores, entre los personajes destacados que acudieron al evento se encontraban miembros de la audiencia, catedral, órdenes religiosas y nobles. A las dos de la tarde llegó el asistente de la ciudad (equivalente al corregidor en otros lugares), Luis Méndez de Haro y Sotomayor, marqués del Carpio, y los demás jueces de la justa que fueron “recibidos de la música y de todo el auditorio con gran alborozo y alegría”.

La presentación del acto estuvo a cargo “un hermano teólogo de los padres de aquel colegio [San Hermenegildo]”.  Tras finalizar la presentación, “levantose junto con la música un gran aplauso”. A continuación, “seis niños, parte en hábito clerical parte galanes, prepararon al auditorio para la distribución de los premios con un breve acto de coloquio latino español, cuyos argumentos fueron engrandecer unos la honra que sigue a las letras, otros el provecho que traen y al fin concertarse con el ejemplo de la justa presente, en que podían caber juntos honra y provecho”. El narrador incluye el texto de este coloquio que se cerró con una intervención musical.

Antes de proceder a la entrega de premios, se leyó el cartel de la justa “impreso en tres pliegos de marca real”. La justa estaba dividida en nueve certámenes, cada uno de ellos dedicado a una de las musas y al que correspondían tres premios.  A modo de ejemplo, el sexto estaba dedicado a Terpsicore:

“La que en corros y alegres danzas pasa su vida, Terpsícore, cuando no por su gravedad y peso por su alegría y buen agrado la cercan todas [las musas] y se ponen a mirarla haciendo mudanzas y dando en redondo vueltas, muy parecidas a las redondillas castellanas en su donaire y agudeza. Y para que esta no salga de compás, propone a los poetas que glose: Sobrará para mil pechos / el fuego que en vuestra esfera / cabe, Ignacio, y sale fuera / al rostro, al nombre, a los hechos”.

El séptimo certamen estaba dedicado a Euterpe:

“Este día hace Euterpe empleo de su regalado canto en animar a los poetas, canten la humildad de Ignacio que no quiso para su religión el nombre suyo sino el de Jesús, a quien el Eterno Padre le encomendó a la entrada en Roma y el Hijo animó con aquellas palabras Ego vobis Romae propitius ero. Quien esto describiere en más graves y dulces octavas, glosando esta: De recio parto...”

Terminada la lectura del cartel, hubo otro interludio musical, el cual precedió al agradecimiento a todo los justadores que habían participado, cuyo número rondaba los trescientos con mil quinientas composiciones poéticas. Tras esto, se fueron nombrando los ganadores y se les entregó su premio correspondiente. Luque Fajardo incluye no solo las composiciones premiadas, sino otras “que lo merecieron ser, sin graduar ni calificar alguna dellas, dejando su derecho a salvo al juicio y gusto de los autores y discretos lectores”.

La entrega de premios debió prolongarse varias horas, ya que:

“Al anochecer se sacaron cuatro blandones con otras tantas hachas a las esquinas del tablado y otros tantos varios instrumentos músicos dieron principio a una danza o sarao que hicieron ocho niños, dos en hábito de galanes, dos govillas, con dos cestillos de huevos de olor en los brazos, fruta del tiempo de Carnestolendas, que entonces era, dos pastores con cayados, dos portugueses con capuces, guantes y botas que primero con sus hachas en las manos, después con dagas, cayados, huevos y espadas hicieron sus acometimientos y vueltas con tanta orden y variedad de mudanzas que bastaron para admirar a los muy cortesanos y experimentados en fiestas y regocijos reales. Aclamando todos ser fiesta aquella de reyes, otros que era menester enseñar a aquellos niños a errar, otros que parecían ángeles y cosa más pintada que verdadera. Siendo ya las ocho de la noche, después de hora y media que duró el sarao, se dio fin a la fiesta y comenzaron los del auditorio a advertir en el mucho sereno y frío que con la fiesta hasta entonces no se había sentido. Y aunque el día siguiente prosiguió el padre Melchor de la Cerda su particular fiesta de oraciones, música y chanzonetas, con todo eso no ha profesado el colegio hacer otra cosa que ayudar a la casa profesa, guardando la suya más cumplida y entera para mejor ocasión”.

No queda claro en qué momento de todos los actos litúrgicos y festivos que tuvieron lugar en la celebración de la beatificación de Ignacio de Loyola se interpretaron las “chanzonetas y ensalada que cantó la capilla” que se encuentran incorporadas al final del impreso.

Resources

Church of the college of San Hermenegildo. Picture by Alfonso Pozo Ruiz

Poster of the literary competition of the beatification of Ignatius of Loyola (1610)

Danza de las hachas. Gaspar Sanz & Antonio Martín y Coll