Vía crucis del Sacromonte de Granada

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988

Resumen

El vía crucis del Sacromonte fue instituido por la cofradía de la Orden Tercera de San Francisco, sita en el convento de San Francisco Casa Grande en 1633. Tenía lugar todos los viernes del año y los miércoles de Cuaresma. Tras las oraciones realizadas en la iglesia de San Pedro y después de rezar en tres estaciones previas, comenzaban la vía sacra en las casas del Chapiz desde donde irían recorriendo las catorce estaciones que les conducían a la ermita del Santo Sepulcro. De allí subían a visitar los hornos y la iglesia de la abadía del Sacromonte, para regresar por el mismo camino con nuevas oraciones de los misterios gozosos de la Virgen hasta llegar, de nuevo, al punto de partida en las casas del Chapiz.

Palabras clave

vía crucis , proyecto cofradías , cofradías con otras advocaciones pasionistas , procesión , cofradía de la Orden Tercera de San Francisco del convento de San Francisco Casa Grande , cofrades , disciplinantes


El vía crucis consiste en una ruta devocional jalonada de catorce estaciones en las que se reflexiona sobre distintos pasajes de la Pasión y Muerte de Jesús. En Granada, durante la Edad Moderna, se instauraron y consolidaron seis vías sacras que se adaptaron a la particular topografía de una ciudad a la que Francisco Bermúdez de Pedraza, en su Historia Eclesiástica de Granada (1608), se había referido con las siguientes palabras: “De la forma y planta de Granada dicen los cosmógrafos que es la mas parecida a la ciudad de Jerusalén que hay en todo el orbe”. El origen está en cofradías o hermandades de vía sacra, cuya seña de identidad más significativa es el rezo del vía crucis a lo largo de un recorrido urbano y periurbano que culmina en un punto geográfico de una cierta elevación. Fue la orden franciscana la que introdujo en España la proliferación de estas vías sacras. En el caso de Granada, la cofradía de la Orden Tercera de San Francisco que tenía su sede en el convento de San Francisco Casa Grande será la pionera en desarrollarse como una corporación de vía sacrainiciando esta práctica devocional, según el cronista Francisco Henríquez de Jorquera, en 1633, con un recorrido que partía de las casas del Chapiz que continuaba por “la calle de la Amargura” que les conducía hasta el cerro de Valparaiso, donde se encontraba la abadía del Sacromonte (fundada en 1610)que desde 1595 se había convertido en un importante centro de peregrinaciónimpulsado por el “descubrimiento” de los restos de San Cecilio, primer obispo de la ciudad, y de otros santos mártires. Un desatado fervor popular pobló el camino de cruces pétreas y de madera ofrendadas por particulares, instituciones y corporaciones gremiales o profesionales (ganapanes o palanquines de la plaza de Bibarrambla, hortelanos, mercaderes del hierro, etc.)a las que se fueron sumando oratorios y capillas que finalizaban en la ermita del Santo Sepulcro.

Henríquez de Jorquera nos da buena cuenta de este recorrido (c. 1640) y describe con precisión algunas de sus cruces más significativas:

Tenga el primer lugar en cuanto cruces el Sacro Monte Ilipulitano y la Sacra Vía de los Terceros de la gran casa de nuestro seráfico San Francisco, que comienzan desde las principales casas del Chapiz y acaba en el monte Calvario y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, que están fundados al principio y subida de la cuesta del dicho Sacro Monte Ilipulitano, obra de grande admiración e igual costa hecha por la devoción y limosna de los hermanos terceros que frecuentaban esta vía sacra todos los viernes del año por la noche. Son muchas cruces de piedra repartidas a corta distancia donde se meditan los pasos de la pasión”.

El cronista, en los anales del año 1633, donde da cuenta del inicio del vía crucis franciscano, especifica que además de los viernes de todo el año también se recorría los miércoles de Cuaresma.

El capellán real Lorenzo Van der Hammen, en su obra Vía Sacra, su origen, forma y disposición de lo que se debe meditar en ella… (Granada: Francisco Sánchez, 1656), nos proporciona todos los detalles de la esencia del ejercicio del vía crucis y de su ceremonial.

Los hermanos cofrades y la gente que se sumaba al vía crucis comenzarían el recorrido previo desde su sede en el convento de San Francisco Casa Grande (lugar en el que guardarían los enseres que portaban en la procesión) pardirigirse a la iglesia de San Pedro y San Pablo, donde tras un acto de arrepentimiento el rezo de la primeras oraciones continuaban el itinerario por las tres estaciones previas que realizaban antes de llegar a las casas del Chapiz, donde había, según Van der Hammen, “una imagen de Nuestra Señora”, y que, como he apuntado, era donde daba comienzo la vía dolorosa:

Sale la Orden Tercera de mi seráfico padre con gran aprovechamiento suyo y de otros muchos que la acompañan a la hora de la oración de la iglesia parroquial de San Pedro y San Pablo, en procesión, con cruz alta y un crucifijo en ella y dos faroles que les alumbran, sin otros tres grandes que sirven de luz al camino. Así se da principio a esta santa devoción”.

El vía crucis constaba de catorce estaciones, en cada una de las cuales se obtenían treinta indulgencias plenarias y se sacaban dos ánimas del purgatorio si se cumplía con unos ciertos requisitos. Van der Hammen precisa los pasajes de meditación y oraciones que se realizaban en cada una de las estaciones, así como la distancia que separaba cada una de ellas.

Terminado el recorrido en la ermita del Santo Sepulcro, ya en el Sacromonte, subían hasta la colegiata, donde continuaban con distintos rezos durante la visita a los hornos en los que habían recibido martirio San Cecilio y sus compañeros y a la iglesia de la abadía. En esta última, tenía lugar una plática que estaba a cargo de uno de los canónigos de esta institución y las disciplinas de los cofrades, ajenas a la exposición pública característica de las procesiones de disciplinantes de otras cofradías penitenciales. Durante el regreso a la ciudad, “se viene diciendo la corona de Nuestra Señora para que así como a la ida se hizo conmemoración de la sagrada pasión de Christo, señor nuestro, a la venida se haga de los gozos de su purísima madre”. A lo largo del camino se iban recitando otras oraciones marianas correspondientes a los siete misterios gozosos y se obtenían nuevas indulgencias. Llegados a las casas del Chapiz, postrados ante la imagen de la Virgen, decían una última oración con la que concluía el vía crucis. Finalmente, volvían a pasar por la iglesia de San Pedro: “donde con la bendición del cura o de otro sacerdote se van a sus casas, casi a la media noche y esto es todo el año, aunque llueva”.

Fuente:

Bibliografía:

Van der Hammen, Lorenzo. Vía Sacra: su origen, forma y disposición y lo que se debe meditar en ella. Granada: Francisco Sánchez, 1656.

Henríquez de Jorquera, Francisco, Anales de Granada, edición Antonio Marín Ocete [1934], estudio preliminar de Pedro Gan Giménez, índices de Luis Moreno Garzón. Granada: Universidad de Granada, 1987, 218, 267-269, 735-736

López-Guadalupe Muñoz, Miguel Luis, “Una forma alternativa de la piedad popular: las cofradías de vía sacra en Granada”,  Revista de Historia Moderna 31 (2003), 11-31.

Valverde Tercedor, José María, “Cruces como legado: la Vía Sacra de la Abadía del Sacro Monte de Granada”, en Espacios y muros del barroco iberoamericano, María de los Ángeles Fernández Valle, Carme López Calderón e Inmaculada Rodríguez Mora (eds.). Sevilla: Andavira Editora S. L., 2019, 463-482.

Creado: 20 Mar 2021
Modificado: 16 Nov 2024
Referenciar: Ruiz Jiménez, Juan. "Vía crucis del Sacromonte de Granada", Paisajes sonoros históricos, 2021. e-ISSN: 2603-686X. https://www.historicalsoundscapes.com/evento/1290/granada.
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Recursos

Ermita del Santo Sepulcro

Cruz de los canteros y soldados de la Alhambra

Cruz de los ganapanes (detalle)

Vía Sacra: su origen, forma y disposición y lo que se debe meditar en ella. Lorenzo Van der Hammen

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