Sainete performed at the wedding of Gaspar de Haro Guzmán, Marquis of Carpio, and Teresa Enríquez de Cabrera (1671)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Abstract
On 11 June 1671, Gaspar de Haro Guzmán, 7th Marquis of Carpio and Eliche, and Teresa Enríquez de Cabrera were married in Madrid. Among the events planned for the celebration of this event was the performance of a sung and danced sainete, whose author was Manuel de León Marchante. The banquet most likely took place in the Huerta de Recoletos, a luxurious garden house owned by the bride's father, Juan Gaspar Enríquez de Cabrera, Admiral of Castile and 6th Duke of Medina del Rioseco, which included a hall for the performance of plays.
Keywords
one-act farse , sound of the water , sound of animals , chamberga's dance , gallegos' dance , dueñas' dance , women and musical networks project , Gaspar de Haro Gumán (7th Marquis del Carpio y de Eliche) , Teresa Enríquez de Cabrera , Juan Gaspar Enríquez de Cabrera (6th Duke of Medina del Rioseco) , Juan Manuel de León Marchante (writer) , actor-singers , musicians , water , birds
Las capitulaciones matrimoniales de Gaspar de Haro Guzmán, VII marqués del Carpio y de Eliche, duque de Montoro y conde duque de Olivares con Teresa Enríquez de Cabrera se firmaron el 9 de junio de 1671, en Madrid. En ellas se especifica que se casarían “dentro de dos días, sin lo dilatar ni diferir”, lo cual indica que la boda debió celebrarse en la villa y corte el 11 de junio. Teresa era hija de Juan Gaspar Enríquez de Cabrera, gran Almirante de Castilla y de León, VI duque de Medina de Rioseco, y de Elvira de Toledo Osorio.
Es más que probable que, dada la fecha de la boda, finales de la primavera, los festejos del enlace matrimonial tuvieran lugar en La Huerta de Recoletos, una lujosa caja jardín formada por distintas estancias y dependencias accesorias, articuladas en torno a patios y una galería abierta sobre el paseo de Prado. Había sido erigida por la abuela de Juan Gaspar, Vittoria Colonna, como lugar de recreo, contrapunto a la residencia principal que la familia tenía frente al convento de San Norberto. Sidney Montagu, hijo del embajador inglés Edward Montagu, I conde de Sandwich, visitó esta finca en 1666, dejándonos la descripción más precisa que se conoce de la misma. Dividida en tres niveles escalonados, en medio de cada uno de ellos se había dispuesto una fuente de piedra de jaspe, con forma de concha, ubicada sobre una roca artificial. En la parte central del jardín había un cuidado huerto y en la plaza formada frente al edificio principal dos fuentes monumentales –“of great antiquity and worth”– de las que partían unas escaleras que conducían a otra gran fuente de fábrica genovesa, coronada por la figura de Neptuno, rodeado de ocho esculturas de jóvenes desnudos, realizada toda en mármol. En medio de la plaza del jardín, había otra fuente con una estatua de Venus, rematada por un cupidillo, de mármol blanco de Génova. Repartidas en ese espacio ajardinado había diversas grutas artificiales y esculturas antiguas –excellent antick figures–, entre ellas un busto de Alejandro Magno colocado en una hornacina sobre la entrada a la finca. Las fuentes referidas son únicamente las más destacadas de un conjunto de surtidores que se diseminaba por el espacio ajardinado, entre los que también se citan los de la fuente situada al fin de la Huerta, “que llaman de Hércules… que es de mármol de San Pablo y sobre la taza la estatua de Hércules muchacho” o la que había en medio del estanque, “de mármol de Portugal blanco y negro”.
En el jardín había numerosas especies vegetales, entre ellas: naranjos de Portugal y de la China, claveles, rosas, jazmines, ranúnculos, junquillos de olor, tulipanes y narcisos que contribuían con sus aromas al paisaje sensorial de este espacio. En él había también una pajarera, probablemente con distintos tipos de aves canoras que sumadas a las que se acercarían a este islote de verdura contribuirían igualmente al paisaje sonoro de La Huerta de Recoletos.
Aunque más poética y probablemente menos rigurosa que la descripción de Montagu, la que proporciona el sacerdote y escritor boloñés Domenico Laffi nos brinda otros detalles que podemos adicionar al citado paisaje sensorial de este extraordinario jardín:
“Andassimo a vedere il giardino dell’Almirante di Castiglia, che è a meraviglia superbo, fatto all’usanza romana, con fontane bellissime di marmo, alcune altre di bronzo, et altre d’altri metalli, che in diverse forme effigiate, fanno bellissimi giochi d’acqua, facendo sonare diversi istromenti, e cantare diversi uccelli; una ve ne ha in particolare, che nel gettare l’acqua, essendo il Sole, forma un’iride bellissimo”.
Si consideramos fiable la literalidad de este testimonio, alguna de estas fuentes, además del sonido del agua, imitaban el de instrumentos y aves, posiblemente de forma similar a la fuente de la Fama o del Órgano, construida por el arquitecto milanés Vermondo Resta en los Reales Alcázares de Sevilla en el primer cuarto del siglo XVII. Véase:
http://www.historicalsoundscapes.com/evento/289/sevilla/es.
La estancia principal de este conjunto residencial se encontraba en el extremo oriental; estaba lujosamente decorada, “as if it were all gold and glasse”, y alojaba una extraordinaria colección de esculturas y pinturas, dispuestas en salas dedicadas a Rubens, Tintoretto, Bassano, etc. En “la sala de los españoles”, se encontraba la Alegoría de la vanidad de Antonio de Pereda y Salgado (1632-1636).
La Huerta contaba con un salón de comedias, en el que debía reunirse lo más granado de la corte.
Es muy probable que fuera en este espacio donde se representó el “sainete” compuesto por Manuel de León Marchante con ocasión de la boda de los marqueses del Carpio, el cual se ha conservado manuscrito en la Biblioteca Nacional de España:
“A las bodas de los Excelentísimos Señores Marqués del Carpio y Dña. Teresa Enríquez de Cabrera, mis señores. Sainete cantado y representado” [Mss/18315].
Dos regidores, un componedor, los músicos y los integrantes de tres danzas –de Chamberga, de Gallegos y de Dueñas– son los encargados de poner esta pequeña pieza dramática en escena que, como era habitual, probablemente se integró en una obra teatral de mayor entidad que pudo ser escrita igualmente para la ocasión. En este sainete, tras una discusión entre los dos regidores, moderados por el componedor, se presenta a los dos personajes que habían contraído matrimonio, acordando entre ellos, para mantener el equilibrio de ambas casas, el que el marqués aportara en su representación a los danzantes y el padre de la novia los “tonos nuevos para las danzas”. La introducción de estas tres danzas mantiene el carácter jocoso que caracteriza a este género literario:
- Danza de la chamberga. En la acotación escénica: “saldrán mujeres con mantillas y sombreros y cantarán las coplas a la tonadilla de chamberga”. Son tres mujeres las que cantan –sucesivamente– y bailan y en los textos cabe destacar las referencias al citado jardín del Almirante de Castilla:
“La mejor flor se lleva Gaspar amante / del jardín peregrino del Almirante / violetas / mejor flor es Teresa / claveles / en su boca florecen / jazmines / niños son si compiten / […] jacintos / no parecen muy finos / que hermosa / ha salido la rosa / […] retama / la verdad siempre amarga / junquillos / su color es delirio / que buena / ya expiró la azucena”.
- Danza de los gallegos. Fue la segunda, en la acotación escénica: “saldrán dos gallegas y dos gallegos y otro con gaita cantando y bailando”. Acompañadas por la gaita, se alternan cantando las dos primeras estrofas un gallego y una gallega, para luego danzar y cantar todos juntos.
- Danza de las dueñas. Con ella concluía el sainete. La acotación escénica ya señala que cuatro de los bailarines salen travestidos y el quinto disfrazado de león: “saldrán cuatro hombres de mala cara vestidos de dueñas y otro vestido de león por guía de la danza”. Las referencias a que las danzas entran o salen por la puerta nos remiten a un espacio cerrado, como he señalado, probablemente el salón de comedias de La Huerta. Cantan y bailan alternando estrofas solistas con el estribillo, en el que danzan “todas”. El sainete se cierra sumándose los regidores a la danza de las dueñas, cantando todos juntos: “plaza, plaza, plaza, que los regidores han de entrar en danza”.
Es más que probable que la música estuviera muy presente en los banquetes y en el resto de divertimentos y danzas con los que se festejaron los esponsales de los marqueses del Carpio, los cuales se prolongarían a lo largo de toda la jornada.