Matins and procession of Easter
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Abstract
In 1502, Juan de Vergara, precentor of the Seville Cathedral, endowed the Matins services of Easter. Through this foundation, the ritual was enriched with a procession that, after the service of Matins, went to the chapel of the Virgen de la Antigua, during which a series of items were performed in plain chant and, already at the door of the chapel, the antiphon Regina celi was sung polyphonically. Over the years, three villancicos were added to the Matins and the Pange lingua hymn and the Alabado were performed by the Cathedral music chapel and wind players.
Keywords
matins of Easter , procession , Regina celi (motet) , Pange lingua (hymn) , Alabado , Easter songs (villancicos) , Benedictus , mapping Francisco Guerrero , Francisco Guerrero’s manuscript works , printed works by Francisco Guerrero , Francisco Guerrero. Mottecta (1589) [G 4875] , secular Spanish works , Juan de Vergara (cantor) , cathedral chapter , music chapel of the cathedral , wind players , ministers (deacon and subdeacon) , clerics of the veintena , choirboys , succentor , Adrián de Elossu (master of ceremonies) , dulcian player , choirboys , Pedro de Escobar (composer, chapel master, singer) , Francisco Guerrero (composer, chapel master) , Francisco de Santiago (composer, chapel master, Carmelite) , Juan de Urreda (composer, chapel master)
El 12 de abril de 1502, el chantre de la catedral de Sevilla, Juan de Vergara, dotaba los Maitines del domingo de Resurrección:
“Para que desde hoy día, dichos señores deán y cabildo… perpetuamente para siempre que se celebren los Maitines solemnemente con cantores beneficiados y digan el Venite [exsultemus Domino] arriba al altar mayor delante del sacramento con sus capas y cetros en las manos que sea en número a lo menos ocho y más… y en el coro haya para todos los Maitines cuatro cantores como es costumbre en Maitines solemnes así mismo haya órganos; y finesados los Maitines todos los señores que los ovieren ganado y al coro se fallaren les sea dado por el mayordomo del comunal una candela de cera blanca de cuatro en libras y ansí mismo a los clérigos de la veintena que ansimismo se fallaren una candela de cera blanca de ocho en libra, e a los mozos de coro que se fallaren una candela de la de cera de la blanca e así, por orden, vayan todos a la Antigua, moviendo del coro, comienzan los cantores una antífona que comienza Crucifixus surrexit a mortuis et el preste tome el Corpus que está en el altar mayor en la custodia sobre un cáliz y los señores mas antiguos tomen el palio y vayan en procesión, como dicho es, a la Antigua con la dicha antífona y en llegando a la puerta de la dicha capilla comienzan los cantores la antífona Regina celi letare e acabada digan los niños el verso que se dice Surrexit dominus de sepulcro e acabado diga el preste la oración que comienza Mater dei rogamos te per tristiçian que abuiste [sic] e acabada comienzan los cantores ite antífona Regina celi fasta el coro y el preste al altar mayor tome el Corpus en sus manos y muéstrelo al pueblo y ansí mostrado repóngalo en la custodia y los niños digan el verso que dicen Ora pro nobis Sancta Dei genitrix e acabado diga el preste la oracion Concede nos famulus tuos e acabada digan los niños Benedicamus domino aleluya doblada para pitanza de la cual dicha procesión e Maitines e cera yo el dicho chantre don Juan de Vergara dí e doté a vos los dichos señores deán e cabildo cinco mil e doscientos e cincuenta maravedís e ocho gallinas en esta manera, los cuatro mil maravedís e ocho gallinas en las dichas casas de susodicho contenidas…. [dice en que bienes se dotan]… para que vos los dichos señores Dean y cabildo conformados con mi voluntad acordaste que se repartan en la forma siguiente: primeramente que los doscientos maravedís dellos sean para los clérigos de la veintena que presentes e interesentes ganaren los dichos Maitines e procesión e los cincuenta maravedís sean para los mozos del coro que ansí mismo los ganaren presentes e interesentes, según de la forma que los clérigos de la veintena tienen en ganar los dichos Maitines e procesión, e los cinco mil maravedís restantes se repartan por vos los dichos señores deán e cabildo según lo habéis de uso e costumbre…. [De las gallinas se dará una al sochantre y otra al pertiguero, siempre que asistan]”.
En los autos capitulares del 15 de abril de 1504, el chantre Juan de Vergara precisa algunos detalles más de esta procesión que, “como quiera que eran muchos”, sería conveniente realizase cuatro estaciones, en cada una de las cuales se dispondría un altar:
“Uno a la capilla de San Francisco, e a la capilla de San Laureano otro, e a la Quinta Angustia otro e demás a la Señora del Antigua, diciendo en cada altar su antífona e oren, e que sus mercedes pues que era servicio de Dios la aceptasen e porque se ficiese él daba e luego dio unas casas al cabildo… se aceptó y mandó que se hiciera perpetuamente”.
El cabildo se obligaba a que la Fábrica de la catedral diera la cera necesaria para la procesión.
El libro de ceremonias de la catedral de Sevilla, redactado por Adrián de Elossu en 1687, pone de manifiesto los cambios que ya se habían introducido en esa fecha:
“En los maitines de Resurrección se cantan por los seises tres villancicos, cada uno después de cada lección, a los cuales no asisten más músicos que un bajón y un tenor si son menester conforme la composición que de ellos hiciere el maestro que fuere de los seises, pero la música asiste esta noche a cantar el cántico de el Benedictus y responder a la oración hasta el Deo Gracias y tocan los ministriles hasta que se baja el Santísimo Sacramento y han cantado el Tantum ergo y en la capilla de Nuestra Señora de la Antigua cantan la antiphona Regina Coeli y en el altar mayor, de vuelta, el Tantum ergo y el Alabado por tres músicos”.
Esos cambios se mantenían en el siglo XVIII, como pone de manifiesto el Compendio de las obligaciones que deben cumplir los ministriles y capilla de música de la Santa Iglesia Patriarcal de Sevilla (s. XVIII):
“ * En los Maitines de la madrugada, no tiene la capilla de música ni los ministriles que hacer hasta el Benedictus, que se canta a fabordón por el octavo tono, y al Deo gratias, pero los ministriles y músicos que hubiere menester el maestro de seises para cantar los villancicos asistirán, si los convidare.
* A la procesión de la madrugada, que se hace después de Laudes, luego que el diácono toma de el trono al Santísimo para entregarlo al preste, tañen los ministriles el verso Tantum ergo y después canta la música lo mismo, y van alternando, a versos, hasta la capilla de Nuestra Señora de la Antigua, en donde se canta, a dos coros, el motete Regina coeli laetare y la oración. Después tañen los ministriles el Tantum ergo, alternando la música hasta el altar mayor, los ministriles al lado del Evangelio y la capilla al lado de la Epístola, tañen y cantan a un compás el Tantum ergo, ministriles y música hasta que sea tiempo de decir el verso, la oración y el Alabado, que acompaña un bajón”.
En los primeros años, pudo interpretarse la versión de la antífona Regina coeli laetare del maestro de capilla de la catedral Pedro de Escobar. La primera versión de Francisco Guerrero, a cuatro voces, se conserva en el Libro de salves y motetes que se escribió para la capilla de la Antigua en 1555 [E-Sc 1]. En 1586, Guerrero recibe un libramiento de 816 maravedís: “por puntar 2 motetes, en 8 libros de canto de órgano de procesiones, nuevos que hizo, uno de la Cruz y otro de la Resurrección”. La colección de ocho libretes se había iniciado en 1560 y el motete era Regina coeli, laetare. Volvería a copiarse en la colección de libretes en pergamino Cantiones sacrae Beate Mariae dei genitricis (1587) y, posteriormente, se incorporaría en la edición veneciana de Mottecta de 1589. La capilla de música disponía también en la librería de una versión de este motete compuesta por fray Francisco de Santiago.
El himno Pange lingua fue ampliando sus contextos interpretativos, incorporándose en procesiones y en otras ceremonias asociado a la manifestación del Cuerpo de Cristo, como es el caso que nos ocupa. Las versiones del himno Pange lingua que se cantaban en la catedral de Sevilla eran las compuestas por Juan de Urreda y Francisco Guerrero, las cuales se encontraban en el libro que los ministriles tenían para las procesiones y que todavía se utilizaba en 1724.
En algún momento, durante el siglo XVI, se introdujeron en los Maitines de esta festividad los villancicos. La referencia documental más temprana data de 1569, cuando se copian villancicos destinados a esta hora litúrgica, citándose, en 1579, que fueron tres las obras copiadas con este destino. Una pequeña muestra la constituyen los villancicos de Guerrero que nos han llegado a través del impreso Canciones y villanescas espirituales (1589). En las justas poéticas celebradas en la capilla de Escalas de 1615, se precisa que los justadores escribirían textos destinados a los Maitines de Navidad, Resurrección y Corpus Christi. Los justadores tenían que ser más de cinco: “con lo cual habrá copia de poesía bastante para que en los dichos misterios tenga que componer, en música, el maestro de capilla que por tiempo fuere en esta santa iglesia”. El pliego de villancicos más temprano que hemos localizado para esta fiesta data de 1689.
Véase también: http://historicalsoundscapes.com/evento/636/sevilla/es.