Procession of the brotherhood of the Blessed Sacrament in the octave of Corpus Christi
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Abstract
Since the 16th century, the confraternity of the Holy Sacrament of the church of Santa Ana, in Triana, organized the Corpus Christi procession on the octave of the feast. The procession went through the streets of the neighborhood and was preceded by the giants and the tarasca, who came from Seville, and a group of moharraches disguised for the occasion.
Keywords
octave of Corpus Christi , procession , dances , fireworks , general procession , confraternities project , confraternities of the Blessed Sacrament , music chapel , wind players , music chapel of the church of Santa Ana (Seville) , dances , giants , tarasca (dragon) , confraternity of the Blessed Sacrament of the church of Santa Ana
La cofradía del Santísimo Sacramento de la iglesia de Santa Ana fue una de las más importantes de la ciudad, solo superada en antigüedad por las de la parroquial de San Lorenzo y la de la colegiata del Salvador. Las primeras reglas datan de 1572, aunque otros documentos parecen referir su existencia ya en 1502. En este evento nos centraremos únicamente en la procesión que la cofradía organizaba en la festividad de la octava del Corpus Christi, una de las múltiples actividades devocionales que esta hermandad llevaba a cabo a lo largo del año. Las disposiciones para esta procesión se encuentran en el capítulo once: De la organización que se ha de tener en la fiesta general que hazemos todos los años:
“Asimismo ordenamos que todos los años se haga una fiesta de proseción general el domingo primero después del día del Corpus Christi, la qual se haga con toda solemnidad saliendo la dicha prosesión por la puerta mayor de la yglesia e yendo por la calle de Confesos e por la calle de Santo Domingo e tornando por el Altozano a la calle Larga, al tornar a la dicha yglesia avisando los mayordomos primero a los vecinos de las dichas calles que las tengan barridas y regadas e aderesadas con altares; asimismo que los dichos mayordomos procuren para aquel día de traer los clérigos que combinieren para la dicha proseción, e los fuegos e danzas más onestas que hallasen, e ministeriales [= ministriles] e otra música con que sea servido nuestro Señor e onrado, dando parte primero de lo que huvieren de hazer en esta fiesta a los diputados. En esta prosesión como en las otras se ganan cien años de perdón y el cofrade que en esta prosesión fuere confesado, e con devosión resando saca un ánima del Purgatorio”.
Justino Matute nos proporciona otros detalles de esta procesión:
“En el tiempo que se celebraba concurrían a ella con sus pendones todas las cofradías de la collación, la hermandad de las Santa Justa y Rufina con sus imágenes en parrigüelas, las comunidades religiosas establecidas en la misma, que conducías sus santos titulares, el tribunal de la Inquisición, según queda anteriormente dicho, y para hacer mayor festejo iban de Sevilla la tarasca y gigantones con la correspondiente comparsa de moharraches. Salía Su Magestad en decente custodia para la que el capitán Fernando de Vargas y Mendoza dio unos faldones de tela de oro el año de 1644 y un guión, más después trató la hermandad de construir la rica de plata que hoy posee, cuyo primer cuerpo lo concluyó el platero Mateo Ximénez en 1651, y al fin la remató en el de 1667 Manuel Duarte, ensayador y platero quien hizo lo demás y un viril dorado que donó a la hermandad”.
La primera custodia procesional de la que tenemos noticia es la del orfebre Francisco de Alfaro, ejecutada en 1574, desaparecida. La actual custodia fue encargada por la hermandad sacramental en 1712 al platero Andrés Osorio, que recibió la plata de la custodia anterior más 15.000 reales. Distintas vicisitudes hicieron que no se terminara hasta 14 años después por su hijo Antonio Osorio. Debió estrenarse en el Corpus de 1726 (ver recurso).