Celebraciones del traslado de la imagen de Nuestra Señora de la Almudena a su templo (1640)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
Durante los dos años que duraron las obras de reparación de la iglesia de Santa María, la imagen de Nuestra Señora de la Almudena estuvo depositada en la vecina iglesia de San Miguel de los Octoes. El 26 de agosto de 1640, se procedió al traslado a su iglesia en solemne procesión general, sucediéndose una serie de actos litúrgicos que se prolongaron a lo largo de un octavario que fue acompañado por los músicos de la Real Capilla.
Palabras clave
procesión general , misa , concierto sacro , traslado de una imagen de devoción , dispositivos pirotécnicos , sermón , bullicio en la calle , fiesta de la Concepción de María , fiesta de la Natividad de Nuestra Señora , fiesta de la Presentación de María , fiesta de la Encarnación (= Anunciación) , fiesta de la Visitación de Santa Isabel , fiesta de la Expectación (= Virgen de la O) , fiesta de la Purificación de la Virgen María , fiesta de Nuestra Señora de la Asunción , Isabel de Borbón (reina) , cabildo de la ciudad , Rodrigo de Silva y Mendoza (IV duque de Pastrana) , Rodrigo Díaz de Vivar Sandoval Hurtado de Mendoza (VII duque del Infantado, embajador) , Juan Alfonso Enríquez de Cabrera (IX Almirante de Castilla, V duque de Medina de Rioseco) , Baltasar Carlos de Austria (príncipe de Asturias) , gentío , capilla de música de la capilla real (Madrid) , Carlos Patiño (compositor, maestro de capilla)
Como consecuencia de las fuertes tormentas e inundaciones que azotaron la villa de Madrid en 1636 y 1638, las cubiertas de la iglesia de Santa María quedaron seriamente dañadas lo que obligó a realizar importantes obras de remodelación en el templo. Para garantizar su seguridad, la imagen de Nuestra Señora de la Almudena fue trasladada en 1638 a la vecina iglesia de San Miguel de los Octoes. En esta parroquia permanecería hasta el domingo 26 de agosto de 1640 cuando, en solemne procesión general regresaría a su templo. Según Juan de Vera Tassis y Villarroel, para la ocasión, la reina Isabel de Borbón “envió a la Virgen Sacratísima un rico vestido, bordado con plata de martillo, que se valuó en más de mil y quinientos ducados de plata”.
Vera Tassis da cuenta también de la citada procesión:
“Por acuerdo de la coronada Madrid salió por sus calles en solemnísima procesión general, concurriendo a ella todas las religiones que acostumbran, el cabildo y clerecía, con la mayor grandeza de la corte, a la cual convidó el duque de Pastrana que llevaba el estandarte, una borla el duque del Infantado y otra el Almirante de Castilla, siendo el numeroso concurso de gente y luces el mayor que se había visto en la corte como refiere Vizcarreto.
Fueron, pues, con esta magnífica pompa por el Real Palacio, en el cual aguardaban sus majestades, con el señor príncipe don Baltasar Carlos, para adorar la santísima imagen, después subieron por el convento real de San Gil a la calle de Santiago, pasando a la Plaza Mayor, y de allí dio vuelta por la Platería a su apostólico templo, donde la recibieron con una costosa invención de fuego y otros artificios que se repitieron por toda la octava que tuvo principio el día después lunes 27 de agosto, costeándose todo a las generosas expensas de la imperial Madrid que asistió a sermón, misa y siesta los ocho días, ejemplar que no han seguido en otra iglesia desta Villa y en todo este tiempo fue tan devoto y frecuente el concurso que no se podían cerrar las puertas del templo aún a deshoras de la noche”.
Se ha conservado el cartel impreso (sin fecha) en el que se da cuenta de este traslado y de la celebración de la octava subsiguiente, lo cual puede deducirse de la coincidencia de las fechas y de los religiosos que predicaron en algunas de las misas de la octava, algunos de cuyos sermones fueron posteriormente publicados, como es el caso de fray Francisco de Soria: Sermón en la solemne octava que la ilustre villa de Madrid celebró en la iglesia mayor de Santa María a la traslación y nueva colocación de la antigua y milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Almudena, Madrid: Diego Díaz de la Carrera, 1640. Este cartel nos proporciona otros detalles, como son la advocación mariana a la que estaban dedicados cada uno de los días, el predicador a cuyo cargo estuvo el pregón, la asistencia por la mañana de la corporación municipal y de la Capilla Real para acompañar musicalmente la misa y las siestas en cada uno de los días de la octava en los que estuvo “descubierto el Santísimo Sacramento”:
Lunes, 27 de agosto: Fiesta de la Purísima Concepción. Juan Vélez, de los Clérigos Menores, “predicador de su majestad”.
Martes, 28 de agosto: Fiesta de la Natividad. Fray Domingo Daza, prior de Santo Tomás, “predicador de su majestad”.
Miércoles, 29 de agosto: Fiesta de la Presentación. Fray Francisco Suárez, de la Orden de San Agustín, “predicador de su majestad”.
Jueves, 30 de agosto: Fiesta de la Encarnación. Fray Francisco de Soria, de la Orden de San Basilio, “calificador de la Suprema”.
Viernes, 31 de agosto: Fiesta de la Visitación. Fray Francisco Boil, de la Orden de la Merced, “calificador de la Suprema”.
Sábado, 1 de septiembre: Fiesta de la Expectación. Fray Bernardo de Suchet, de la Orden de la Santísima Trinidad.
Domingo, 2 de septiembre: Fiesta de la Purificación. Agustín de Castro, de la Compañía de Jesús, “predicador de su majestad”.
Lunes, 3 de septiembre: Fiesta de la Asunción. Cosme Zapata, de la Compañía de Jesús, “predicador de su majestad”.
En 1640, el compositor Carlos Patiño desempeñaba el cargo de maestro de capilla de la Capilla Real, por lo que debió ser el encargado de la dirección y selección musical de las obras interpretadas durante los diversos actos litúrgicos y los conciertos sacros que se sucedieron a lo largo de las distintas jornadas de la octava.
La imagen tardogótica de Santa María de la Almudena (finales del siglo XV), actualmente en la catedral de Madrid, se encuentra sobre un trono de plata que fue regalado por la ciudad en 1640. Coincidiendo igualmente con la renovación del templo, la reina Isabel de Borbón costeó un nuevo retablo en cuyo ático se colocó el lienzo de Alonso Cano El milagro del pozo, actualmente en el Museo del Prado y del que también da cuenta Vera Tassis:
“La señora reina doña Isabel hizo poner en el remate del retablo que a sus reales expensas se labró, siendo la pintura delineada por el scientífico ingenio Lic. Alonso Cano”.