Bendición y traslado del Santísimo Sacramento a la iglesia de la Compañía de Jesús en Córdoba (1556)

El 28 de junio de 1556, Leopoldo de Austria, obispo de Córdoba, bendecía el nuevo templo de la Compañía de Jesus y a él se trasladaba el Santísimo Sacramento desde la vecina iglesia de Santo Domingo. En la celebración, además de una misa pontifical, hubo danzas, chanzonetas y representaciones teatrales de temática sacramental.

On 28 June 1556, Leopoldo de Austria, Bishop of Cordoba, blessed the new church of the Society of Jesus and the Blessed Sacrament was transferred to it from the neighbouring church of Santo Domingo. At the celebration, in addition to a pontifical mass, there were dances, chanzonetas and theatrical performances with a sacramental theme.

Córdoba fue la primera ciudad andaluza en la que se instaló la Compañía de Jesús en 1553, frente a la catedral, trasladándose poco tiempo más tarde a la que se sería su sede definitiva en el colegio de Santa Catalina. En una carta fechada en Córdoba el 30 de junio de 1556, Pedro Pablo de Acevedo da cuenta a Ignacio de Loyola de la ceremonia de bendición del nuevo templo de la Compañía de Jesús en esa ciudad y de la traslación del Santísimo Sacramento desde la vecina iglesia de Santo Domingo. 

El padre provincial Bartolomé de Bustamante consensuó con el obispo de Córdoba, Leopoldo de Austria, la manera en la que debía procederse, en una reunión que tuvo lugar antes de la octava del Corpus. Los preparativos del aderezo del colegio estuvieron a cargo de Juan de Córdoba. Incluían la elaboración de cuatro altares, en los cuatro ángulos del patio del colegio, y de “fuentes y arcos” efímeros. Los alumnos de colegio contribuyeron al exorno con sus poemas en latín y en castellano estimulados por un concurso para el que se establecieron distintos premios. La ceremonia de bendición tuvo lugar el jueves 28 de junio:

“El señor obispo, con los inquisidores y señores que estaban convidados, vino a las cinco el jueves por la mañana. Recibiéronle los padres y hermanos arrodillándose ante él, y él levantando a todos con grande alegría bendijo la iglesia. Mostraba en hacer el oficio grande contentamiento, saliendo el mesmo fuera de la iglesia a echar agua bendita al patio de las escuelas y al de la casa. Díjose la misa solemnemente con cantores y chirimías. Luego el señor obispo fue a comer convidado del señor Don Juan…”

El traslado del Santísimo Sacramento tuvo lugar por la tarde:

“A las cuatro de la tarde se trujo el Santísimo Sacramento desde Santo Domingo, que es cerca del colegio, con grandísima solemnidad. Vinieron todas las cruces de las perroquias. Hiciéronse sus cuatro estaciones en los cuatro altares, con muchos villancicos del Sacramento, danzas muy vistosas de nuestros estudiantes y entre ellos algunos caballeros que mucho edificaron. Desta manera fueron a la iglesia, donde se puso, allí se representó a canto de órgano cierta cosa del Sacramento. Acabada, el señor obispo se volvió dentro de casa, donde con mucha alegría, entre mucha gente y gran calor, oyó una comedia en latín del Sacramento, por nuestros estudiantes bien representada, y ansí su señoría se despidió”.

No se olvida Acevedo de relatarle otro detalle a Ignacio de Loyola, no sin cierta ironía:

“Olvidábaseme lo que grandemente edificó y aprovechó, porque habiendo venido muchas mujeres y no teniendo lugar de entrar por nuestro instituto, el padre provincial, en la iglesia, les predicó del Santísimo Sacramento, con que nuestro señor las consoló más que no en oír lo que parece pretendían que era la comedia”.

La capilla musical responsable de la solemnización musical de la misa y de la procesión del traslado del Santísimo Sacramento debió ser la de la catedral cordobesa, muy probablemente dirigida por Rodrigo de Ceballos que, en esa fecha, acababa de ser nombrado ayudante del anciano maestro de capilla Alonso de Vieras. Ese mismo año, 1556, por jubilación de Vieras, sería nombrado maestro de capilla de pleno derecho, por lo que es posible que también fuera el responsable de la composición de los villancicos que se cantaron en los altares del patio del colegio y de la música incidental para los textos dramáticos. Los ministriles que tañeron fueron los del grupo de Diego Rodríguez que se habían contratado el 24 de diciembre de 1554. Véase: http://www.historicalsoundscapes.com/evento/1198/cordoba/es.

Muy interesante es la referencia que se hace a que, trasladado ya el Santísimo Sacramento a la iglesia: “Allí se representó a canto de órgano cierta cosa del Sacramento”. Todo apunta a que pudiera tratarse de unos de los coloquios de temática sacramental o comedias a lo divino vinculadas a la festividad de Corpus Christi en las que la música polifónica desempeñaba un papel muy destacado.

Finalmente, ya en el colegio, se representó una comedia en latín, cuyo autor, no cabe duda, fue el propio Acebedo, rector del colegio y profesor de Retórica en esta institución, del que, ese mismo año, se pusieron en escena otras composiciones teatrales. Arantxa Domingo Malvadi apunta que pudo ser la obra [Dialogus] In sacramento Corporis Christi. Acebedo concede una importancia significativa a la música. En el prólogo castellano de Occasio dice que: “La música y choros entre actos / serán representar en nuestra lengua / algo que dé lumbre a la latina”. En general, la música, ya sea el canto, interludios instrumentales o la danza, desempeñaron siempre un destacado papel en la puesta en escena de las obras de teatro jesuíticas.