Francisco Guerrero en el Cancionero musical de Gerona

Con la signatura ms. 34 se conserva en el Arxiu Històric de Girona un pequeño manuscrito musical [E-Gah Ms. 34]. Se trata de un librete para uso de tenor con repertorio polifónico en romance compuesto desde mediados mediados del siglo XVI hasta, probablemente, la década de 1580. Todo apunta a que se compiló en torno a 1590 en La Bisbal d’Empordà, actual provincia de Gerona, a partir de fascículos que habían tenido un uso anterior. Su propietario pudo ser un notario instalado en aquel municipio catalán. Las limitaciones de medios musicales propias de este entorno rural harían necesaria la transposición práctica de los registros vocales originales, excesivamente altos, de una parte de las piezas escritas para voces agudas. 

El Cancionero musical de Gerona contiene 13 villancicos y 8 madrigales en castellano, una villanesca napolitana y otra pieza incompleta no clasificable, seguramente todas a 4 o 5 voces. Se trata de un repertorio habitual en los cancioneros conservados de esta época, en los que coexisten los madrigales basados en la nueva poesía de corte italiano con los tradicionales villancicos. La mayor parte de autorías conocidas de los poemas corresponden al ilustre binomio formado por Juan Boscán y Garcilaso de la Vega, precursores del empleo de los moldes petrarquistas en la península Ibérica.

Entre los compositores identificados, el más representado es Nicasi Sorita, maestro en la catedral de Tarragona (1578-1587), de quien se incluyen cuatro piezas, seguido de Pedro Guerrero, con tres. Entre las 17 piezas que son unica del cancionero, existe una explícitamente atribuida a Francisco Guerrero (“f. guerrero”, f. [8r]). Además es el único villancico religioso o espiritual del manuscrito. Su texto, de autor anónimo, es el siguiente: 

Si para remedio mío 

mirárades Dios a mí, 

ay, ay ¿qué fuera de mí?

Siendo vos el offendido 

y yo perverso offensor, 

¿qué fuera de mí, Señor 

sin el bien que havéys traido? 

Si para ser socorrido 

mirárades Dios a mí, 

ay, ay ¿qué fuera de mí?

Consta este villancico de cabeza de tres versos, en lugar de los cuatro que prácticamente monopolizan los contenidos en las Canciones y Villanescas (Venecia, 1589) del mismo autor. Las mudanzas son una redondilla con música diferente para cada uno de sus cuatro versos, como es norma general en aquel impreso y práctica habitual en los villancicos de la segunda mitad de siglo; en ello se diferencian de los precedentes, en los cuales solo se solía componer música para dos versos, que se repetía para los otros dos. Se rematan las coplas con verso de enlace que rima con el último de la mudanza y repetición de los dos últimos versos de la cabeza.

Aunque la obra nos ha llegado incompleta, su presencia en un pequeño cancionero del mundo rural catalán es una prueba de que la popularidad de Guerrero alcanzó hasta los lugares más periféricos y recónditos de la península ibérica.