Fiesta de San Martín

La festividad de San Martín se celebraba por acuerdo de su claustro en las dependencias de la universidad. Ese día tenía lugar la elección del rector y en la capilla de la universidad se oficiaba una misa cantada asistida por diácono, subdiácono y tres acólitos.

Se conserva un primer inventario, fechado en 1540 (fol. 180r), de: “las cosas siguientes que son para decir misa a la universidad”. Por este inventario podemos comprobar que la capilla universitaria contaba ya con todo lo necesario para el desarrollo de la actividad cultual que en ella tendría lugar.  Estaba presidida por “un retablo de la Epiphanía de madera, talla dorada y pintura de pincel”. Tenía también: “un frontal de terciopelo morado con frontalera y caídas de raso carmesí”. Además, encontramos todos los ornamentos y piezas de orfebrería de uso habitual en el culto, así como “un misal gerónimo pequeño”, “un facistor” y “una campanilla”. El 13 de diciembre de 1540, se adquieren nuevos elementos ornamentales y litúrgicos con los que se incrementa el equipamiento de la capilla, entre ellos: “Una cruz con un crucifijo pintado” y “un velo pintado con su cruz para cobrir el retablo”. Este mismo año, 1540 (fol. 80r), se escribió y encuadernó en pergamino el Oficio del Espíritu Santo que sería utilizado en la ceremonia de elección del rector:

“Más se hicieron dos cuadernos para el Oficio del Spíritu Santo que sirva en la elección del rector, de pergamino y manos… 1000 mrs. Más de encuadernar los dos cuadernos del Oficio del Spíritu Santo dos reales y medio”.

La primera anotación que se conserva en el primer libro de cuentas de la universidad (fol 1r) es la noticia de la elección como rector del doctor Fernando Cabezas, tesorero de la catedral de Granada, el día de San Martín de 1540. Ya en los descargos de ese año encontramos el pago a los cantores que asistieron en esta festividad (fol. 80r):

“Íten, más quince reales que se dieron a los cantores por el día de San Martín deste dicho año [1540]”.

Estos cantores debían ser miembros de la capilla de música de la catedral, ya que de ella dependía directamente la universidad.

Las Constituciones de 1542 refrendan la costumbre de asistencia de cantores para la celebración de la fiesta de San Martín. Este mismo año, se suma a los descargos del mayordomo un libramientos a los ministriles (fol. 8v): “Más el día de San Martín a las cheremías dos ducados, más a los cantores 510 maravedís”. Los ministriles acudían a la misa y tocaban en los corredores del claustro antes y después de la elección. Si el elegido no se encontraba presente saldrían a la puerta a recibirlo, tañendo igualmente después de haber hecho el juramento como rector. En esta fecha, la catedral no disponía de un grupo de ministriles a su servicio y contrataba, esporádicamente, a los “ministriles de Sarabia”, que probablemente actuaran también en las distintas fiestas patrocinadas por la universidad. Los cantores y ministriles cobraban en esta festividad una misma remuneración, con la salvedad de 1554, año en el que se acrecientan a los “chirimías” cuatro reales por mandato del provisor (26 reales frente a los 22 de los cantores, fol. 86r).

A partir de 1571 (fol. 160v) los libramientos de la festividad de San Martín incluyen:

“De libra y media de cera para la misa y para que se alumbrasen los cantores [en años siguientes especifica también ministriles] cuatro reales. Di a un hombre que trajo los facistores y recados un real”.

“[A partir de 1574, fol. 168r] “De incienso y perfumes 25 mrs.”.

El primer libro de cuentas termina en 1577, año en que la universidad contrató para servir en las distintas fiestas que organizaba a los ministriles de la catedral: Juan de Arroyo, Juan de Arellano, Miguel de la Bella, Juan Rodríguez y Juan de Arroyo el Mozo. En 1619 contrató a los ministriles de la Capilla Real por diez años: Jusepe de Florencia, Pedro Romero, Félix Ayllón y Julián Gutiérrez. Hay referencias a pagos a cantores y ministriles al menos hasta 1648.

Desde 1551 se recogen pagos a un número variable de doctores (“legistas”, médicos y teólogos) por su asistencia a la fiesta de San Martín. Ese año se pagó a cada uno de los 26 doctores que asistieron seis reales.