Bernardino de Figueroa (c.1505-1586): de maestro de capilla a arzobispo (Barletta)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
Bernardino de Figueroa [Osorio] es el único caso conocido de un arzobispo que antes de ser nombrado como tal fuera compositor y tuviera la música como su principal ocupación. En este artículo trazaremos la trayectoria biográfica de este excepcional personaje que nos llevará de su Granada natal a Barletta y de aquí a Bríndisi, ambas en el reino de Nápoles, lugar este último en el que falleció en 1586.
Palabras clave
composición , regir el facistol (dirigir la capilla de música) , docencia , dedicación de una iglesia , Libro primero de la Declaración de instrumentos. Juan Bermudo (1549) , Declaración de instrumentos musicales. Juan Bermudo (1555) , Memento mei Deus (responsorio) , Bernardino de Figueroa (compositor, maestro de capilla, cantor, capellán real, arzobispo) , cabildo de la capilla real , Felipe II (rey) , Ignacio de Loyola (jesuita) , Juan Bermudo (teórico musical, compositor, franciscano) , capilla de música de la capilla real , Pío V (papa)
El granadino Bernardino de Figueroa [Osorio] es el único caso conocido de un arzobispo que antes de ser nombrado como tal fuera compositor y tuviera la música como su principal ocupación. Era hijo de Bernardino de Figueroa y Juana Briones, vecinos de la collación de Santa María. En 1536, sus progenitores vendían un tributo de 4.500 maravedís sobre unas casas que tenían en esa demarcación religiosa al capellán real Domingo de Tolosa, en la cual actuó como fiador su hijo Bernardino. Según su propio testimonio, dado en una visita realizada a la Capilla Real en 1525, en la que aparece como capellán cantor (amovible), expresa que conoce al personal de la capilla “de un año a esta parte”, lo que parece apuntar a 1524 como la fecha de ingreso en ella. Años más tarde, en un memorial dirigido a la Cámara de Castilla, fechado en 1541, señala: “que ha servido y sirve en la dicha capilla en dicho oficio de maestro [de capilla] della 20 años”. En lo relativo a su incorporación a los efectivos musicales de la Capilla Real, considero más ajustado el primer testimonio, dada la proximidad entre la data del documento y la de su entada en la citada institución. A tenor de esta información, podemos considerar que nació en la primera década de 1500. Una escritura pública, firmada el 5 el de enero de 1548, nos permite conocer que tenía un hermano llamado Francisco, canónigo de la colegiata del Salvador de Granada en esa fecha, el cual la rubrica también. Por medio de esa escritura, donaban unas casas en la collación de Santa María, lindantes con el colegio de Santa Catalina, como dote para la profesión de su sobrina María de Figueroa en el convento de la Madre de Dios (Comendadoras de Santiago). Al año siguiente, se concede a Francisco de Figueroa una canonjía en la catedral de Granada por renuncia de Juan de Resa, capellán y cantor tiple del príncipe Felipe. El motivo de esa cesión fue, probablemente, el que formara parte del cortejo elegido para acompañar al príncipe en su viaje a Italia, Alemania y Flandes (1548-1551).
En Granada, Bernardino de Figueroa, “clérigo presbítero”, desempeñó otros cargos eclesiásticos. El 6 de junio de 1531, se le concedió el cargo de beneficiado en la iglesia de Pulianas (Granada), el cual servía en la granadina iglesia de San Matías: “después de haber cumplido en las horas” en la Capilla Real. En 1541, se le concede uno de los beneficios de esta última iglesia, el cual ejerció al menos hasta 1552, cargo que le suponía unos ingresos extras de 12.000 maravedís. El 7 de febrero de 1548, toma posesión de una capellanía en la catedral, la cual había sido fundada por Juan de Valladolid.
Como ya he señalado, Bernardino de Figueroa debió ingresar en la Capilla Real en 1524 para desempeñar los cargos de cantor y maestro de capilla. En 1545, el capellán real Pedro Hernández solicita al Rey renunciar a su capellanía real en favor de Bernardino de Figueroa: “ques persona hábil y suficiente para la servir” (véase recurso en Granada). Habían transcurrido ya casi veinte años desde que, en 1526, se instituyeran en la Capilla Real cuatro capellanías perpetuas para cada uno de los registros vocales y una quinta para el organista, pero no será hasta 1550 cuando se haga efectiva, como veremos, la sexta capellanía perpetua para el maestro de capilla. En 1548, el cabildo de la Capilla Real solicita al Rey el que la primera capellanía perpetua que vacare se asociara a este cargo, argumentando la falta de autoridad que el maestro tenía frente al resto de los músicos, especialmente de aquellos que disfrutaban de una de esas capellanías reales, así como el aliciente que significaría para conseguir en ese puesto a los mejores candidatos. El 12 de agosto de 1550, al fallecer el capellán real Pedro López de Salvatierra, finalmente, se señala que: “según las fundaciones y constituciones y por una cédula especial de vuestra majestad se ha de proveer [en esa capellanía perpetua vacante] a maestro de capilla hábil y suficiente en la facultad”. Se habían puesto los edictos establecidos, “con término de treinta días”, para convocar a los candidatos que quisieran oponerse a ella, concurriendo únicamente, por poderes, Bernardino de Figueroa: “que al presente está en Nápoles, el cual ha servido de maestro en esta Real Capilla muchos años por donde nos costa ser hábil y suficiente para el dicho cargo y capellanía y por esto y por haber dispensado Vuestra Majestad en su ausencia por esta vez, dejando en su fuerza y vigor lo que Vuestra Majestad aquí tiene ordenado acerca desto...”. El cabildo de la Capilla Real decidió por unanimidad proponerlo como candidato al Rey para este puesto, especificando cuáles eran las obligaciones que conllevaba: “que sea obligado a todo lo que lo son los maestros de la iglesias catedrales destos reinos y a dar una lección de canto de órgano cada día a todos los que la quisieren oír y a enseñar y tener a su cargo los seises desta Real Capilla” (véase recurso en Granada). La Cédula de presentación del Rey a favor de Bernardino de Figueroa fue expedida el 27 de octubre de 1550 en Valladolid.
No conocemos más detalles del viaje que Bernardino de Figueroa realizó a Nápoles en 1550, pero es muy probable que jugara un papel determinante en el giro que iba a experimentar su trayectoria vital poco tiempo después. Bernardino de Figueroa continuó percibiendo sus rentas como maestro de capilla de la Capilla Real hasta el segundo tercio de 1556 y según el Libro de Fundaciones de la Capilla Real dejó su prebenda en 1557. Un testigo contemporáneo, el jesuita Bartolomé de Bustamante, en una carta fechada en Granada el 30 de marzo de 1556, dirigida a Ignacio de Loyola, nos proporciona la fecha precisa de su salida de la ciudad y la noticia de que debió encontrarse en Roma con el fundador de la Compañía de Jesús: “Con el señor Bernardino de Figueroa, electo arzobispo de Nazaret, que partió de esta ciudad para esa corte en 6 del presente [marzo de 1556], escribí a V. P. y envié una cédula de quinientos ducados que aquí buscamos como se pudo”.
Los únicos escritos conocidos de Bernardino de Figueroa se encuentran insertos en obras del teórico y compositor Juan Bermudo. En el Libro primero de la declaración de instrumentos (Osuna, 1549), como examinador de esta obra, redacta dos cartas, una para João III rey de Portugal, y otra para fray Gómez Llanos, ministro provincial de Andalucía de los menores franciscanos (véase recurso en Granada). En la Declaración de instrumentos musicales (Osuna, 1555), según se indica en la portada “examinado y aprobado por los egregios músicos Bernardino de Figueroa y Cristóbal de Morales”, se incorpora la Epístola recomendatoria de la presente obra del señor Bernardino de Figueroa. El maestro de capilla real de Granada a los deseosos de saber el arte de la música práctica y especulativa (véase recurso en Granada). Bermudo se referirá a él en varias ocasiones. En el prólogo segundo al lector, hace alusión a la citada epístola, dando cuenta de que ya había sido nombrado arzobispo: “del no menos sabio que humilde señor Bernardino de Figueroa, maestro de capilla de la Real de Granada, siendo electo en arzobispo”.
Es Juan Bermudo también el único que nos habla sobre las composiciones musicales de Bernardino de Figueroa, cuando recomienda a los tañedores interpretar sus obras junto a las de otros insignes compositores (Declaración de instrumentos, IV, fol. LXr.): “La música que habéis de poner [en el monacordio]… después poned música de Josquin, de Adriano, de Jachet mantuano, del maestro Figueroa, de Morales, de Gombert y de algunos otros semejantes”. Hace unos años, publiqué la noticia de la única obra que nos ha llegado de Figueroa, la cual estuvo durante mucho tiempo mal atribuida. Al final del Libro de Polifonía n.º 11 del Archivo de música de la catedral de Málaga (Ms. IV: Officium Defunctorum, fols. 59v-60r) encontramos una versión del responso Memento mei Deus, con la indicación “Responsorium pro defunctis, del arzobispo don Bernardino” (ver recurso en Granada). Desafortunadamente, al tratarse de un responso de difuntos, su brevedad, sencillez y el carácter homofónico característico de este género, impide conocer y evaluar la destreza de Figueroa como compositor, la cual debemos suponerle por la consideración que hacia él, como hemos visto, tiene Bermudo. Su actividad profesional como músico y compositor debió cesar al abandonar su puesto en la Capilla Real de Granada.
Sobre su nombramiento como arzobispo de Nazaret, Enrique Flórez, en la España Sagrada (t. 51, p. 212), nos dice que fue elegido el 1 de marzo de 1552, pero, como hemos visto, no partió hacia Italia hasta marzo de 1556, para dirigirse a la sede de su diócesis en Barletta, en el reino de Nápoles. Es muy probable que todavía estuviera en Roma en agosto de 1556. En una segunda carta del jesuita Bartolomé de Bustamante al padre Juan de Polanco, fechada el 31 de agosto de ese año, nos dice: “Por ciertas letras de Bernardino de Figueroa, electo arzobispo de Nazaret, en el reino de Nápoles, para su hermano, canónigo aquí, tengo entendido que trata con nuestro Padre [Ignacio de Loyola] mande que la Compañía se encargue de un monasterio de monjas de esta ciudad… y como el señor Bernardino de Figueroa es tan devoto de estas monjas…”. Lo que pedía era que algunos de los padres de la Compañía de Jesús fueran confesores en ese cenobio, cuyo nombre se oculta. Podría tratarse del convento de la Madre de Dios en el que su sobrina María de Figueroa había profesado.
Tras las dos primeras cruzadas, cuando el sultán de Egipto Saladino ocupó Jerusalén y su estado, el 2 de octubre de 1187, los arzobispos de Nazaret de Galilea se refugiaron en Barletta (Italia), donde se erigía desde principios del siglo XII la iglesia de Santa Maria di Nazareth, en el barrio de Sant'Antonio Abate, extramuros de la ciudad. Durante el pontificado de Juan XXII (1316-1334), los arzobispos de Nazaret se establecieron definitivamente en Barletta con plena jurisdicción episcopal sobre la ciudad, manteniendo sus derechos y privilegios sobre las iglesias y los bienes a ellos sujetos en Italia. De hecho, la cronología de los arzobispos de Nazaret en Barletta comienza en 1327. En 1455, se le une la diócesis de Canne y en 1536 la de Monteverde, en Campania, incrementando notablemente su territorio y poder económico.
Barletta fue saqueada en 1528 por los mercenarios franceses de Renzo da Ceri, con especial saña en los barrios de San Vitale y Sant’Antonio Abate (que tenía como epicentro la actual Piazza Caduti in Guerra), quedando la sede de la catedral totalmente destruida. Durante el arzobispado de Bernardino de Figueroa, el papa Pío V, mediante una bula de 29 de abril de 1566, concede a las diócesis unificadas de Nazaret, Canne y Monteverde la antigua iglesia de San Bartolomé, anexa al palacio arzobispal, intramuros, a cambio de la antigua basílica de Santa Maria. Bernardino de Figueroa jugará un papel determinante en la construcción de la nueva catedral, contribuyendo a ella con su propios recursos, como señala Ferdinando Ughelli en su Italia sacra (vol. 7) (véase recurso en Barletta). Figueroa fue el encargado de su consagración a Santa Maria di Nazareth el 4 de noviembre de 1571, poco después de la victoria de Lepanto y unos días antes de su nombramiento como arzobispo de Bríndisi. Al año siguiente se colocaba en el coro una lápida con la inscripción:
Bernardinus Figueora [sic] Archiepiscopus Naza-
renus hanc Ecclessiam aedificare fecit à
fundamentis ad gloriam Dei et Glo-
riosissimae Mariae anno Domini
MDLXXII
En 1900, esta placa se encontraba cerca de la puerta de la sacristía, sobre el presbiterio. En algún momento, ya en el siglo XX, fue retirada y desechada (se encontró rota en un rincón del pequeño cuarto de baño de la sacristía de la iglesia). Años más tarde, se sustituyó por otra que se situó en el muro derecho de la entrada a la iglesia (véase recurso en Barletta).
El 26 de noviembre de 1571, Bernardino de Figueroa era nombrado arzobispo de Bríndisi, una de las archidiócesis de patronato regio en el reino de Nápoles. Figueroa fue presentado por Felipe II para este cargo, con reserva de una pensión anual de 300 escudos a favor de Pedro Manríquez de Cabrera, capellán real. En la Biblioteca Pubblica Arcivescovile “Annibale De Leo” de Bríndisi se conservan varios documentos relativos al periodo de Figueroa en esta ciudad, entre ellos el decreto de Luca Flisco, obispo de Andria, fechado el 7 de febrero de 1572, para la entrega del sagrado palio al recién electo arzobispo.
La red de altos cargos eclesiásticos que la corona hispana promocionaba en las provincias del reino de Nápoles estaba formada por personas de total confianza, ya que no solo desempeñaban una labor pastoral sino también política. Eran igualmente promotores culturales y de prácticas devocionales. En 1572, Bernardino de Figueroa funda el convento de Santa Chiara, cerca de la catedral, haciendo frente a los gastos derivados de la construcción de la sede conventual y de la iglesia. Andrea della Monaca, en su Memoria historica dell’antichissima e fedelis citta di Brindisi (1674), nos proporciona un segundo apellido para el arzobispo, Osorio, es la única fuente en la que he encontrado el nombre de Bernardino de Figueroa con este segundo apellido (véase recurso en Bríndisi). Anibbale de Leo, en Dell’antichissima città di Brindisi e su celebre porto (1846), da cuenta de distintas actuaciones de Figueroa durante su arzobispado en esa ciudad, entre ellas: la donación en 1578 a los mínimos de San Francisco de Paula del convento que habían abandonado los padres capuchinos; la ampliación del coro de la catedral, trasladándolo detrás de la tribuna del altar mayor; la incorporación al campanario de una cuarta campana “ch'è è la massima delle già esistenti, e che và inseguita del di lui nome”, etc. A pesar de su avanzada edad, Figueroa se mantuvo activo prácticamente hasta su muerte en noviembre de 1586. El último dato que he podido localizar es la relación de su visita pastoral efectuada a la catedral de Bríndisi el 3 de abril de 1585. Ughelli lo elogiará diciendo: “praesuit integra fama et obiit in senectute bona”.
Bernardino de Figueroa fue el último arzobispo de la archidiócesis Bríndisi-Oria. Tras su fallecimiento en noviembre de 1586, ambas demarcaciones eclesiásticas se separaron definitivamente en 1591, pasando la diócesis de Oria a ser sufragánea de la de Tarento. Desde el nombramiento de Bernardino de Figueroa, en 1571, la archidiócesis de Bríndisi estuvo siempre gobernada por arzobispos españoles hasta 1723.
A la especulación queda, por el momento, cuál pudo ser el papel de Bernardino de Figueroa en la recepción de prácticas devocionales y musicales, así como de repertorio en su trayectoria por las archidiócesis de Nazaret y Bríndisi.
Nota: Este artículo se ha georreferenciado en Granada, Barletta y Bríndisi. Los agentes y tipos de eventos son comunes, pero los recursos y localizaciones son específicos para cada una de estas ciudades.