Cofradías en el monasterio de la Cartuja de Granada
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
Cofradías en el monasterio de la Cartuja de Granada.
Palabras clave
rosario , cofradías del rosario , cofradías cerradas , proyecto cofradías , cofradía de Nuestra Señora del Rosario del convento de Nuestra Señora de la Asunción (La Cartuja)
El rezo silencioso del rosario en la intimidad de la celda de un cartujo se retrotrae hasta la Baja Edad Media. Tras la posterior asimilación de lo dominico y lo rosariano, las indulgencias derivadas de las bulas de distintos papas, desde Inocencio VIII (1482-1492) hasta Inocencio XI (1676-1689), incentivaron la creación de unas particulares cofradías rosarianas en el seno de los cenobios cartujanos. Para ganar estas indulgencias era obligatorio ser cofrade del rosario en alguna de las hermandades con aprobación pontificia, verificada por el provincial correspondiente de la Orden de Predicadores. El uso cartujano que evitaba el contacto con el mundo seglar motivó la creación de corporaciones rosarianas propias en el seno de sus monasterios, permitiendo así la inscripción de los monjes en el libro de cofrades sin que se trasgrediera la norma de la Orden. Este simple hecho bastaba para que cada uno de los hermanos pudiera gozar de los beneficios espirituales y salvíficos que se derivaban del rezo del rosario y de la pertenencia a una cofradía rosariana.
Solo ha quedado constancia de cuatro cofradías del Rosario con reconocimiento pontificio en las cartujas hispanas, en las cuales se dispuso un altar vinculado a la hermandad y presidido por una imagen de la Virgen del Rosario. La de Granada es, cronológicamente, la segunda, ya que en 1578 se reconoce formalmente por decreto emitido por fray Serafín Cavalli, predicador general de los dominicos, con reconocimiento del provincial castellano Francisco de Pereda. Los hermanos tenían la obligación de rezar todas las semanas el rosario para gozar de las indulgencias concedidas a la corporación.
El Archivo Histórico Nacional custodia el único volumen conservado de la cofradía rosariana de la Cartuja granadina: Libro de cofrades del Santísimo Rosario de Nuestra Señora que se va escribiendo. Como su título indica, es abierto y recoge la lista de los hermanos de esta corporación entre 1578 y 1796. Sus anotaciones son irregulares y presenta lagunas temporales, algunas bastante prolongadas.
Durante el priorato de Bernardo de Castro (1574-1595), el primer espacio devocional dedicado a la Virgen del Rosario en la Cartuja de Granada fue una pequeña capilla que se encontraba en la portería del monasterio, presidida por un lienzo con su imagen. En esta capilla, gracias a la dotación previa de una capellanía por el mayordomo del monasterio Rodrigo de Castro, se decía una misa cantada dominical para los criados que trabajaban y vivían en los dos cercados agrícolas que rodeaban el monasterio. Años más tarde, entre 1710 y 1712, bajo el priorato de Francisco Bustamante, se encargó a José Risueño Alconchel la ejecución de una talla de la Virgen del Rosario que se colocaría en esta capilla y que estimularía la devoción rosariana entre los criados y mayordomos del monasterio, la cual ha sido restaurada en 2019.
A lo largo de su historia, la cofradía del Rosario tuvo su sede en otros altares ubicados en la clausura conventual. Se trataba de una cofradía cerrada, ya que sus hermanos fueron en su práctica totalidad padres, legos, donados y prebendarios del monasterio. Esto cambió a finales del siglo XVIII, como pone de manifiesto el listado de cofrades de 1796, en el que encontramos numerosos criados que desempeñaban diversos oficios en los dos cercados del monasterio.
Al iniciarse el libro de cofrades, en 1578, la hermandad tenía su sede en el altar mayor de la primitiva iglesia conventual ubicada en el espacio que luego se destinaría a capítulo de legos. Este altar estaba dedicado a la Virgen de la Antigua. En la primera década del siglo XVII, la advocación de este altar se cambió por la de la Asunción, colocándose en el nuevo retablo el lienzo pintado por el hermano lego Juan Sánchez Cotán.
En 1694, la cofradía había trasladado su sede al altar situado en el lado del Evangelio, con la advocación de la Virgen de la Compasión, junto a las gradas de subida al altar mayor de la nueva iglesia, el cual aparece por primera vez con la dedicación a Nuestra Señora del Rosario en 1697, ornamentado con el lienzo de la Virgen del Rosario pintado hacia 1676 por Pedro Atanasio Bocanegra. El enriquecimiento de este altar con maderas sobredoradas y mármoles de Lanjarón no se finalizó hasta 1736.