Loas para la profesión de monjas del convento del Ángel Custodio de Granada (c. 1760)

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988

Resumen

En la edición impresa en 1773 de las Obras poéticas de Ana de San Jerónimo, monja profesa en el convento del Ángel Custodio de Granada, encontramos dos loas escritas para la profesión de sor Micaela y la toma de velo de Ana de Jesús en el citado cenobio franciscano.

Palabras clave

representación teatral , loa , profesión o toma de velo , cartografiando villancicos para profesión de monjas , proyecto mujeres y redes musicales , Ana Verdugo y Castilla (= Ana de San Jerónimo, monja franciscana) , Alonso Verdugo Castilla (III conde de Torrepalma) , Micaela (monja franciscana) , Orden de las franciscanas , Ana de Jesús (monja franciscana)


Nuestro conocimiento de la actividad musical en las instituciones conventuales de las coronas hispanas está seriamente condicionado tanto por la extrema desigualdad en el volumen de fuentes conservadas en cada una de ellas como por la dificultad del acceso a las mismas. En el proyecto que nos ocupa, focalizado en las obras compuestas expresamente para las ceremonias de la toma de velo y profesión de religiosas, ese condicionante se acentúa y viene marcado por el hecho de que los textos de esas piezas fueran impresos, facilitando el que algún ejemplar haya llegado hasta nuestros días, ya que la preservación de los textos literarios y partituras musicales manuscritos es todavía más excepcional. Un claro ejemplo de esa circunstancia viene ejemplificado por la obra poética de sor Ana de San Jerónimo (1696-1771), franciscana del convento del Ángel Custodio de Granada. Su extensa obra llegó a la imprenta gracias a la recopilación y edición, probablemente, del prieguense Antonio Caballero y Góngora (1723-1796), más tarde virrey de Nueva Granada y obispo de Córdoba. Esta antología literaria nos permite acercarnos a la diversidad de celebraciones y festejos en los que estos textos se recitaban o cantaban en el interior de este cenobio granadino y por extensión en otros dentro de la ciudad y fuera de ella.

Ana Verdugo y Castilla nació en Madrid en 1696. Fue hija de Pedro Verdugo de Albornoz Ursúa, II conde de Torrepalma, y de Isabel de Castilla, vecinos de Granada, y hermana de Alonso Verdugo de Castilla, III conde de Torrepalma, ambos miembros de la Real Academia Española. Su hermano, además, fue cofundador y miembro de la Real Academia de la Historia y de la de Bellas Artes de San Fernando y uno de los animadores de las academias literarias del Trípode, en Granada, y del Buen Gusto, en Madrid. El precoz talento de Ana Verdugo, una esmerada educación y el acceso a la magnífica biblioteca de su padre, favorecieron el desarrollo y el cultivo de una fecunda actividad literaria. Ingresó en el convento del Ángel Custodio en 1729 y profesó al año siguiente, en 1730, donde prosiguió escribiendo sobre temática religiosa. Una selección de esa producción literaria fue compilada y publicada “por un apasionado suyo”, ya citado, en el volumen Obras poéticas impreso en Córdoba, en 1773, dos años después de su fallecimiento. Los poemas de sor Ana llegaron a leerse, en voz de su hermano, en la citada Academia madrileña del Buen Gusto, como ponen de manifiesto las Actas de la sesión que tuvo lugar el 20 de agosto de 1750, en las que se incluye su poema Afectos de un alma religiosa. A una imagen de Jesús niño llevando la cruz a el hombro y una oveja asida de una traílla, en la noche del Nacimiento.

Junto a la interpretación de villancicos y géneros afines, las representaciones escénicas que incluyen música incidental son dos de los elementos más destacados en la solemnización y festejo del matrimonio místico con Cristo que suponía la profesión de las novicias. Sor Ana de San Jerónimo compuso al menos dos loas dedicadas expresamente a esta particular ceremonia que fueron incluidas en el volumen citado, las cuales Juana Toledano, en función de sus ubicaciones en ese libro, sitúa en la década de 1760.

* La primera tiene como indicación simplemente “A la profesión de una monja. Loa” (pp. 355-364). La loa “Musa olvidada, musa envejecida”, de corta duración, mantiene las características tardo barrocas de este género. Sor Ana, muy probablemente, pudo participar en la representación recitando la introducción. A su llamada acude la Musa, en cuya intervención no faltan las referencias musicales. El elenco se completa con la personificación de los cuatro votos que hacían las monjas en su profesión, a la que el texto denomina “virtudes”: Castidad, Pobreza, Obediencia y Clausura. Estas personificaciones aparecen cantando, a cuatro, “Virgen venturosa”, para continuar cada una de ellas con una intervención recitada y otra cantada a solo, con versificación y recursos métricos similares a la introducción a cuatro. El texto nos proporciona el nombre de la monja que profesaba, sor Micaela.

* En la segunda se indica: “A la toma de velo blanco de sor Ana de Jesús en este convento del Ángel (pp. 371-392). Esta loa, “Rompió tu nombre mis labios”, es más extensa y compleja. Tiene como tema central el significado de la toma del velo blanco, el cual se expresa cantado, fuera de escena, tras la introducción recitada, en un texto que actúa de estribillo: “Este velo, que hoy toma / nuestra novicia, / digan quién se lo pone / y qué significa. / Vaya pues de cuestión, / que es la propia del día, / digan quién se lo pone / y qué significa”.

La personificación del Ingenio actúa como conductor de la acción e introductor del resto de las virtudes, en este caso: Prudencia, Justicia, Fortaleza, Humildad y Eutropelia. Esta última, con el significado de “entretenimiento honesto”, es caracterizada por sor Ana como “salsa de las virtudes” y es la que tiene un mayor número de estrofas cantadas. Al final, bailan todas cuatro veces al son de la copla: “Que en la lid generosa / de las virtudes / triunfo es de cada una / que esotras triunfen”. Como interludio entre una y otra repetición del baile, cantan a solo Prudencia, Justicia, Fortaleza y Humildad, finalizando la loa con una intervención musical solista más extensa a cargo de Eutropelia.

Estas loas eran interpretadas por las hermanas del convento, entre las que no debían faltar aquellas que cantaban con una cierta destreza. Prueba de ello es el romance que Ana de San Jerónimo escribe dedicado “A sor Rosalía de San Miguel, hija de los marqueses del Salar, que tomó el hábito el día de Pascua del Espíritu Santo, teniendo nueve años de edad, para que lo cantase sor Ana de Jesús, también niña (pp. 98-101). No sabemos si esta joven intérprete, con el mismo nombre de profesión, es para la que se compuso la segunda de las loas citadas.

Fuente:

San Jerónimo, Ana de, Obras poéticas. Córdoba: Juan Rodríguez, 1773.

Bibliografía:

Toledano Molina, Juana, “Poesía femenina del siglo XVIII: La obra poética de sor Ana de San Jerónimo” (Córdoba, 1773), en Las dos orillas. Actas del XVI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (2004). México: Fondo de Cultura Económica, 2007, 575-590.

Toledano Molina, Juana, Una aportación al teatro conventual del siglo XVIII: Piezas escénicas de sor Ana de San Jerónimo (1773), en Nuevos caminos del hispanismo. Actas del XVI Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas. (CD). Iberoamericana Vervuet, 2010.

Creado: 16 Nov 2024
Modificado: 08 Ene 2025
Referenciar: Ruiz Jiménez, Juan. "Loas para la profesión de monjas del convento del Ángel Custodio de Granada (c. 1760)", Paisajes sonoros históricos, 2024. e-ISSN: 2603-686X. https://www.historicalsoundscapes.com/evento/1673/granada.
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Recursos

Obras poéticas. Ana de San Jerónimo, pp. 355, 359

Obras poéticas. Ana de San Jerónimo, pp. 371, 373

Obras poéticas. Ana de San Jerónimo, pp. 391-392