Carta autógrafa de Cristóbal de Morales que acompañaba el envío de sus libros de misas impresos en Roma al príncipe Felipe (1546)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
La localización de una carta autógrafa inédita de Cristóbal de Morales, fechada en Toledo el 15 de enero de 1546, nos permite conocer el envío que realizó de sus dos libros de misas impresos en Roma al príncipe Felipe para que se incorporaran al repertorio activo de su capilla de música.
Palabras clave
donación de libros , libro de polifonía , Cristóbal de Morales. Missarum liber primus (1544) , Cristóbal de Morales. Missarum liber secundus (1544) , Cristóbal de Morales (compositor, maestro de capilla, cantor) , Felipe II (rey)
En el año 2000, Klaus Pietschmann publicaba cuatro cartas de Cristóbal de Morales escritas en 1541, 1544 y 1545 a Cosimo I de Medici y al cardenal Alessandro Farnese, conservadas en el Archivi di Stato en Florencia y Parma. Las dos primeras, dirigidas al duque de Toscana en 1541, acompañaban a sendas obras manuscritas que le enviaba (un motete y la Missa Queramus cum pastoribus); con la tercera, remitida en 1544, le hacía llegar el Missarum liber primus (Roma: Ludovico y Valerio Dorico, 1544), el cual le había dedicado. La cuarta, fechada en 1545, tenía como destinatario al cardenal Alessandro Farnese. En ella, Morales le informaba de las dificultades financieras que atravesaba como consecuencia de la impresión del Missarum liber secundus (Roma: Ludovico y Valerio Dorico, 1544) y le solicitaba que intercediera por él ante el papa Paulo III, al que había dedicado ese segundo volumen.
Casi veinticinco años más tarde, en este artículo, nos congratulamos de presentar una carta autógrafa inédita de Cristóbal de Morales que se ha conservado en la sección Guerra y Marina del Archivo General de Simancas:
“[Cruz]
Muy alto y muy poderoso señor:
Después de haber vivido muchos años en Roma, en la capilla de su Santidad, a me traído Nuestro Señor a que le sirva en esta su santa iglesia de Toledo, y como por ley divina y humana seamos obligados juntamente con él a servir nuestros reyes y príncipes yo, por comenzar a hacer lo que debo, invío a V. A. dos libros de música que en Roma compuse para que sirvan en la capilla de V. A., a la cual suplico los reciba con la voluntad que yo los invío, porque esta suplirá algo de lo mucho que en ellos falta, con protestación que todo lo que más compusiere será para servir a V. A. siendo servido acetarlo, cuya muy alta y muy poderosa persona y estados Nuestro Señor guarde y en su servicio conserve como sus vasallos deseamos. De Toledo a 15 de enero 1546.
Besa los pies de V. S. su vasallo
Morales [rúbrica]”.
La rúbrica de esta carta es similar a la que encontramos en la misiva que envió al cardenal Farnese en 1545 y difiere de las que encontramos en las cartas anteriores de 1541 y 1544, en las que firma con nombre y apellido.
Cristóbal de Morales debió abandonar Roma en algún momento después del 1 de mayo de 1545, fecha en que se le concede la licencia para viajar a España. El 31 de agosto de ese mismo año, el cabildo de la catedral de Toledo le otorga el magisterio de capilla de esa institución, tomando posesión el 1 de septiembre. Por lo tanto, cuando Morales escribe esta carta al príncipe Felipe llevaba solo unos meses en esa ciudad.
Tal y como se indica en el contrato de impresión del Missarum liber primus, de los 525 ejemplares salidos de las prensas de Ludovico y Valerio Dorico, los impresores se quedaron con 250 copias que no podían comercializar en España –Hispania, en el contrato en latín– y Morales con 275, con el compromiso de no vender en Italia –así aparece el término en ese contrato– más de 50 ejemplares. Los otros 225 deberían ser distribuidos por el compositor en las coronas hispanas o fuera del territorio italiano. Como Tess Knighton apunta, Morales debió empezar esa distribución de libros desde Roma, a través de libreros como el zaragozano Juan Cepero. Continuó con esa labor desde su residencia en Toledo y así, el 10 de octubre de 1545, el cabildo de la catedral de Cuenca daba razón de haber recibido los dos libros de misas encuadernados. Probablemente, otros ejemplares de estos impresos fueron también los que llegaron a la catedral de Ávila en noviembre de ese mismo año y, en fecha indeterminada, a las catedrales de Zaragoza y Sevilla, entre otras. Cristóbal de Morales fue el primer compositor español que inició la tradición de la distribución personal de sus libros impresos siguiendo el particular mecanismo que, hace unos años, acuñé como donación remunerada. Siguieron su estela en el uso de este procedimiento todos los compositores ibéricos que imprimieron sus obras en la segunda mitad del siglo XVI y en la primera del siglo XVII.
En la parte superior de la carta, después del encabezamiento, encontramos recogida la copia de la respuesta (incompleta) que debió enviarse a Morales como acuse de recibo de los libros enviados, en la que se indica que las misas que contenían se habían incorporado al repertorio de la capilla del príncipe Felipe:
“Recibido / Habiendo visto
vuestra carta de XV del presente y recibido los libros de canto que
compusistes y nos enviasteis los cuales y la voluntad con que le
habéis fecho los tengo tenemos en servicio y
ternemos memoria dello para favoresceros y haceros merced en lo que
os tocare de.”
En el vuelto de la carta, Morales escribe únicamente el destinatario de su misiva: “Al muy alto y muy poderoso señor el príncipe nuestro señor”.
Como también ha señalado Tess Knighton: “los datos sobre los libros de música que fueron copiados o comprados para Felipe entre 1535 y 1556 son escasos”. Solo se ha podido identificar la adquisición, en 1543, del impreso de Paul Hofheimer Harmoniae poeticae (Núremberg: Johannes Petreius, 1539). El copista y responsable de los libros de música de su capilla, desde 1545, era Domingo de Marquina. La presencia de la música de Cristóbal de Morales en la cámara del príncipe puede constatarse a través de los libros de los vihuelistas, principalmente Miguel de Fuenllana, pero resulta muy difícil conocer el repertorio de la capilla de Felipe antes de 1556.
Las copias que se realizaron de algunas de las obras de Morales en el último cuarto del siglo XVI y su presencia en algunos volúmenes del inventario de los libros de música, redactado después de la muerte de Felipe II, dan cuenta de la recepción de su música en la capilla del monarca. En el citado inventario post mortem, entre los libros de música de la capilla real de Felipe II, encontramos:
- “Un libro in folio común, scripto de mano en papel de misas de música de diversos autores encuadernado en papelón y cuero negro”. Ha sido identificado como uno de los volúmenes que procedentes del monasterio de la Encarnación actualmente se encuentra en la Biblioteca del monasterio de Montserrat [E-MO MS 767]. Contiene las misas Mille regretz (fols. 68v-112r), Quem dicunt homines (fols. 113v-158r) y Benedicta es celorum regina (fols. 159v-191r). Este libro fue copiado probablemente en 1589. La Missa Mille regretz pudo escribirse a partir de la edición romana del Liber primus missarum enviada por Cristóbal de Morales; la fuente para las otras dos misas pudieron ser tanto la edición romana como la lionesa del Missarum liber secundus, ya que, como veremos a continuación, el maestro de capilla tenía una copia del impreso de Jacques Moderne (1551).
- “Un libro grande fabordón de himnos y maníficas de Morales encuadernado en tablas y cuero bayo, guarnecido con cantoneros y bollones de latón, sin manos”.
Entre los que tenía “el maestro de capilla”:
- “Otro libro de Morales impreso Loduin [sic], la primera Tu es vas electionis, encuadernado en tablas y cuero blanco, con manos”. Se trata del citado Missarum liber secundus (Lyon: Jacques Moderne, 1551).
Los libros enviados por Morales al príncipe Felipe no se recogen en este inventario, tal vez porque ya se hubieran consumido en el momento de su redacción.
Finalmente, en las exequias del rey Felipe II que se celebraron en el monasterio de San Jerónimo, Morales estuvo también representado con la interpretación de su invitatorio de maitines Regem cui omnia vivunt, a cargo de Luis Honguero (tiple castrado), Manuel Vázquez (contralto), Antonio Macedo (tenor) y Pedro de Aragüés (bajo). Para este servicio, la obra se copió “en forma grande” por Isaac Bertout en 1598, con un costo de 24 reales (816 maravedís).