Máscara que el colegio de San Hermenegildo organizó para celebrar el ascenso del infante cardenal Luis Antonio Jaime de Borbón a la mitra hispalense (1742)

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988

Resumen

El 11 de enero de 1742, recorrió las calles de Sevilla la máscara organizada por los estudiantes del colegio jesuítico de San Hermenegildo para festejar el ascenso del infante cardenal Luis Antonio Jaime de Borbón a la mitra hispalense. El tema elegido para la misma fue la alegoría de la Fábula heroica de Teseo que fue representada en dos carros delante del palacio arzobispal.

Palabras clave

máscara , carros de representación , contradanza , representación teatral , Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio (arzobispo) , cabildo de la catedral , cabildo de la ciudad , colegiales del colegio de San Hermenegildo , Compañía de Jesús , pregón , escuadra militar , atabalero / timbalero , clarinero , ministriles del cabildo municipal , Gabriel Torres de Navarra y Monsalve (canónigo, arcediano de Sevilla, dean)


Los poderes cívicos y religiosos de la ciudad de Sevilla se coaligaron para celebrar con toda pompa la entrada y toma de posesión de la mitra hispalense por el infante cardenal Luis Antonio Jaime de Borbón. Estos festejos fueron programados para los días 7, 8 y 9 de enero de 1742. El cabildo municipal nombró a tres caballeros veinticuatro con la misión de dirigirse a la Universidad, al colegio de Santa María, al colegio dominico de Santo Tomas y al colegio jesuítico de San Hermenegildo para solicitarles que con sus estudiantes organizaran las máscaras con las que festejar el feliz acontecimiento. El cronista de estos fastos nos dice que solo los jesuitas respondieron a este encargo, disculpándose el resto, aunque, en una nota al margen, precisa: “cuando esto se imprimía, sacó el colegio de Santo Tomás de reverendos padres predicadores una lucidísima máscara, seguida en el día siguiente de un víctor de gala de igual grandeza. No se duda que se comunicará al público la pompa tan ostentosa en relación particular”. Efectivamente, unos meses después, se imprimiría la relación de esta máscara dominica que tuvo lugar el 2 de mayo de 1742.

La Compañía de Jesús eligió para su máscara la alegoría de la Fábula heroica de Teseo, personaje con el que se emularía la figura del arzobispo. Las acciones más relevantes del héroe fundador de Atenas iban escenificadas en dos carros de representación “serios” que desfilaban en la máscara. En el primero, el triunfo sobre el Minotauro, gracias a la ayuda prestada por las dos princesas cretenses Ariadna y Fedra, que puso fin al impuesto que pagaban los atenienses para mantener al Minotauro; en el segundo la dedicación que Teseo hizo de Atenas a la diosa Minerva.

El jocoso pregón que hicieron los estudiantes del colegio de San Hermenegildo nos proporciona la hora y fecha en la que salió la máscara: el jueves once de enero de 1742 a las nueve. Encabezaba la comitiva una cuadrilla a caballo del Regimiento de Cuantiosos de Andalucía, acompañados de sus timbales y clarines, a los que se sumaron los del ayuntamiento con sus “ropas de ceremonia”. Para mantener controlada a la numerosa ciudadanía que concurrió al evento, la máscara fue escoltada también por una escuadra de infantería. Al destacamento militar le seguía una alegre “tropa de mojarrillas con diversos vestidos e insignias y coplas que aludían al asunto”, uno de ellos con “cencerros y cascabeles gordos”, que el cronista describe con todo detalle, explicando los complejos significados de sus vestidos y cartelas, así como los del resto de los personajes que integraron la máscara. Esta cuadrilla llevaba “variedad de toscos instrumentos para ejecutar un baile burlesco en presencia del señor gobernador”. Tras ellos, una tropa de “alguaciles ridículos a caballo, aplaudida por lo extraordinario de sus disfraces y por el afectado señorío con que se portaron”. A continuación venía un primer carro “burlesco”, distinto a los ya citados y que igualmente es descrito minuciosamente. Iba conducido por un estudiante que representaba a la Fama, “con varias trompas al hombro” y un vestido inspirado por la descripción que Virgilio hace de ella en La Eneida. Le acompañaban ocho niños “muy pequeños” que serían los encargados de bailar la contradanza en el lugar en que se efectuaría la representación. A este carro le seguían dieciséis estudiantes disfrazados y el bedel de Teología, a caballo, con dos lacayos vestidos con libreas que representaban al colegio. La siguiente escuadra era de siete “jóvenes militares a caballo que acompañaban al pendón de la ciudad”, tras la cual iban otros estudiantes, igualmente a caballo, que personificaban a distintas “maravillas”: el ave fénix, el coloso de Rodas, las pirámides de Egipto, etc.

Seguía a esta pléyade de jóvenes el segundo carro (el primero de los “serios”) en el que se había intentado plasmar el laberinto del Minotauro para la primera representación. En él iban los personajes de Venus, Teseo, la Emulación, Ariadna, Fedra y dos niños con cadenas que simbolizaban los atributos que los atenienses pagaban. Tras este carro, dos compañías de infantería formadas por niños, una de fusileros y otra de granaderos, con su comandante, capellán y oficiales, a la que seguían “los siete sabios de Grecia”, otro estudiante que personificaba el Valor, acompañado “de dos negros, vestidos de volantes, con librea uniforme y de gusto muy exquisito”, “cuatro célebres tiranos” (Esciro, Cerción, Procusto y Perifetes) y cuatro “amazonas” a caballo que encarnaban la violencia, la altivez, la adulación y la corrupción.

A continuación venía el segundo de los carros en el que se representaba la dedicación de Atenas a Minerva, la coronación de Teseo y el vaticinio de Apolo sobre las felicidades del nuevo arzobispo. En él iban seis niños que ejecutarían los papeles de Minerva, Teseo, Atenas, Pirítoo, Anfítrite y Apolo. Tras cada uno de los carros serios iba un coche de intendencia para solventar imprevistos que pudieran suceder durante el trayecto. La máscara se cerraba con un escuadrón de caballería.

Como he apuntado, salió a las nueve de la mañana y estuvo desfilando hasta las tres y media de la tarde. Salió del colegio de San Hermenegildo, para llegar a la Campana, prosiguiendo por la calle de la Sierpe, plaza de San Francisco, calle Génova, Gradas hasta el palacio arzobispal, el que con unas vallas se había delimitado el espacio en el que se harían las representaciones.

Gabriel Torres de Navarra, arcediano de Sevilla, que había sido el encargado de tomar posesión del arzobispado en nombre del infante cardenal Luis Antonio Jaime de Borbón, junto a algunos miembros de los cabildos eclesiástico y de la ciudad e integrantes de la nobleza hispalense ocuparon los balcones del palacio arzobispal, además: “muchas personas de igual carácter compraron la inmediación del festejo, con la incomodidad de estar en pie en las vallas”. Como preámbulo a las representaciones, los “mojarrillas” que iban en la máscara entraron dentro del palenque donde bailaron una contradanza, cediendo su puesto a la personificación de la Fama que, desde su carro, prologó la Fabula de Teseo. Su bufonesco disfraz y el desparpajo con el que interpretaba su papel “le granjearon la risa y el aplauso de los concurrentes”:

Se levantó y asiendo una guitarra, que por lazo llevaba un cencerro, entonó: “Escuchen, señores, / oigan a la Fama, / que canta, que encanta, / que canta, que rabia/ (aquí dejó la guitarra) / pero vaya recitado, que parece basta de aria… (cantó a la guitarra) Digo, pues, que viva / por peñas y lajas, / y sobre las torres / de el honor más altas / de la gran Sevilla / sobre las murallas, / nuestro gran Teseo, / Fedra y Ariadna, / su Piritoo, y todo / lo demás, que traiga / la máscara regia / ingeniosa traza / de los que en discurso / se llevan la palma ”.

Finalizada la intervención de la Fama, ocuparon el espacio los ocho niños que venían en el mismo carro y que ejecutaron un contradanza veneciana: “su igualdad, la puntualidad con que observaron los compases y se ajustaron a los instrumentos embelesaron a el teatro que no quisiera se finalizase aquel hechizo”.

Ocupo luego el espacio acotado el segundo carro para dar lugar a la primera representación en la que hubo partes cantadas y recitadas, así como una danza de los seis personajes de la obra con el acompañamiento de instrumentos y de un texto cantado por la Emulación hacía el final de la misma.

A modo de interludio, un grupo de niños vestidos de traje militar hicieron diferentes exhibiciones con lanzas, fusiles y bandera, al son de un tambor. Seguidamente, tuvo lugar la representación del segundo carro “serio” sobre el tema ya señalado. Finalizada esta, la máscara regresó al colegio jesuítico por la calle Placentines, calle Francos, plaza del Pan, calle Dados, plazuela de la Encarnación, casa profesa de la Compañía de Jesús, la Vénera, San Andrés, calle del Puerco hasta la plazuela del Duque donde estaba el colegio de San Hermenegildo, al cual llegaron, como he señalado, a las tres y media de la tarde.

Fuente:

Relación universal de las festivas demonstraciones que se han hecho en la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla, para celebrar... la posesión que por el... cardenal D. Luis Antonio Jaime de Borbón, tomó de el arzobispado de dicha ciudad su coadminstrador... D. Gabriel Torres de Navarra, arcediano titular… Sevilla: Antonio de Espinosa, 1742.

Bibliografía:

Publicado: 21 Feb 2025
Referenciar: Ruiz Jiménez, Juan. "Máscara que el colegio de San Hermenegildo organizó para celebrar el ascenso del infante cardenal Luis Antonio Jaime de Borbón a la mitra hispalense (1742)", Paisajes sonoros históricos, 2025. e-ISSN: 2603-686X. https://www.historicalsoundscapes.com/evento/1685/sevilla.
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Recursos

Palacio arzobispal de Sevilla

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El infante don Luis de Borbón. Louis-Michel van Loo (c. 1737)

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Relación universal de las festivas demonstraciones (1742)

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Relación universal de las festivas demonstraciones (1742), pp. 154-155

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