Academia literaria de Sevilla
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Palabras clave
academia , música doméstica , Luis Vélez de Guevara (escritor) , Per Afán de Ribera, I conde de la Torre , Antonio Ortíz Melgarejo (poeta, músico) , Álvaro Cubillo de Aragón (dramaturgo) , Blas de las Casas Alés (poeta) , Ana Caro de Mallén (dramaturga) , Antonio Hurtado de Mendoza (dramaturgo)
El escritor Luis Vélez de Guevara (1579-1644), natural de Écija (Sevilla), fue paje del cardenal Rodrigo de Castro, arzobispo de Sevilla, durante cuatro años (1596-1600) y volvió a visitar la ciudad al menos en 1604. Sitúa parte de su obra El diablo cojuelo (1641) en Sevilla, proporcionándonos escenas musicales de especial interés ya que, en algunos casos, la veracidad de las situaciones y los personajes han podido constatarse por fuentes documentales históricas. En el tranco IX, nos describe de manera fidedigna cómo solía desarrollarse una academia sevillana en el tránsito del siglo XVI al XVII, en la que los personajes citados son reales y perfectamente documentados. La academia tenía su sede en la cal de las Armas (actual Alfonso XII) y en ella se reunían “los mayores ingenios” de la ciudad a conferir cosas de la profesión y hacer versos a diferentes asuntos”. Estaba patrocinada por Per Afán de Ribera, I conde de la Torre, la presidía Antonio Ortiz Melgarejo, secretario de la ciudad, del cual nos dice Vélez de Guevara que era: “ingenio eminente en la música y en la poesía, cuya casa fue siempre el museo de la poesía y de la música”. Ejercía de secretario Álvaro Cubillo de Aragón “ingenio granadino, excelente cómico y gran versificador” y era fiscal Blas de las Casas Alés, poeta. Entre los poetas presentes, cita Vélez de Guevara a doña Ana Caro de Mallén, a la que califica de “décima musa sevillana”. Comenta que al igual que en las academias de Cápua, Nápoles, Roma y Florencia, usaban los poetas nombres imaginarios. La sesión transcurrió con la lectura de poemas de los asistentes. Para terminar, dice el autor: “sacando una guitarra una dama de las tapadas, templada sin sentirlo, con otras dos cantaron a tres voces un romance excelentísimo de don Antonio de Mendoza, soberano ingenio montañés y dueño eminentísimo del estilo lírico, a cuya divina música vendrán estrechos todos los agasajos de su fortuna”. El personaje no es otro que Antonio Hurtado de Mendoza, escritor y dramaturgo al que Luis Vélez de Guevara había conocido en la casa del conde de Saldaña, hijo del duque de Lerma. La costumbre de las mujeres de taparse las mujeres de medio ojo, según Francisco Rodríguez Marín, aunque se extendió por toda España y era muy común en la corte, “era señaladamente sevillano”. Fue objeto de diferentes prohibiciones desde el último tercio del siglo XVI. Puede situarse cronológicamente c. 1637, fecha en torno a la cual se pudo escribir esta obra y cuando se documenta a Álvaro de Cubillo de Aragón en la ciudad (orden de pago de cien reales de la comisión de autos del Corpus).