Miradores de la plaza de Bibarrambla
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Palabras clave
fiesta , fiesta del Corpus Christi , fiestas de torneos , fiestas de toros , cabildo de la ciudad , cabildo de la catedral , Tribunal de la Inquisión , Real Chancillería , duque del Infantado
La plaza de Bibarrambla se encontraba limitada, como se puede apreciar en la plataforma de Ambrosio de Vico, por la muralla que venía a la puerta real, paralela a la calle Mesones y con entrada por la puerta de las Orejas, que todavía se conservaba en el siglo XIX, y por el arco de las Cucharas de la casa de los Miradores, construida en 1556. Ya en época árabe fue escenario de justas y festejos. Desde la conquista se siguió un proyecto de ampliación y remodelación que se prolongó durante buena parte del siglo XVI. Bermúdez de Pedraza, a principios del siglo XVII, la describe como la plaza principal de la población y escenario de todas las fiestas, civiles y religiosas, entre ellas, muy especialmente, las famosas del Corpus Christi. Para presenciar tales festejos, distintas instituciones y corporaciones tenían sus propios miradores: el cabildo de la ciudad, el de la catedral (casa del arzobispo), la inquisición, “presidente y el acuerdo” (chancillería), así como los de la “provincia y asientos de los alcaldes de cortes”. En la “traza del plano de situación y alzado de las casas y tiendas de la plaza de Bibarrambla” que se ha datado en 1616 y que se encuentra en un legajo con documentación correspondiente al ducado del Infantado (ver recurso), puede apreciarse la localización de estos miradores, entre ellos también los de las casas que poseía el duque, al lado de la casa de los Miradores, en las que estaban sus escudos de armas. El documento especifica: “las tiendas dibujadas son las del duque nuestro señor, que son las que tienen escudos de armas y al pie dellas hay los números 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 8 de las de la acera del mirador de la ciudad, toma el acuerdo para sus mujeres. Los segundos son los que son los mejores porque los andamios llegan a los primeros y así se están con más los segundos y en la acera de los portales el primero es el mejor de todos”. Otros miradores pertenecían a particulares, los cuales los alquilaban a precios abusivos cuando se celebraba alguna fiesta destacada. En 1566, se discute en el cabildo municipal sobre este asunto y se decide fijar los precios de ese alquiler: “Trataron de los precios excesivos que piden y llevan las personas que tienen ventanas en la plaza Bibrrambla para alquilar para las fiestas que se han mandado hacer ahora, y como piden por un suelo diez ducados, acordaron que los que tienen suelo que alquilar en la plaza Bibrrambla para estas fiestas en la acera de los Portales y la acera de las Carnicerías lleven por el primero y segundo suelo cuatro ducados por cada uno, y por los otros suelos lleven aquello que tasaron los señores por cada uno los señores justicia y diputados, siendo de allí abajo, y más so pena de cada mil maravedíes repartidos conforme a las ordenanzas de esta ciudad y mandaron que se pregone...”.