Manufactura y comercio de cuerdas de vihuela

Las Ordenanzas de Sevilla, a diferencia de las de Granada, no recogen el “oficio de hacer cuerdas de vihuela”. Esta actividad parece que estaba en manos de los violeros, aunque nada se dice en los apartados que de ellos tratan en su normativa dentro del gremio de los carpinteros, en el cual se encontraban incorporados. El comercio de las cuerdas de vihuela no debía encontrarse solo en manos de los violeros que también las vendían a otros intermediarios para su comercialización, como es el caso del evento que nos ocupa. El 29 de septiembre de 1510, el mercader de libros y especiero Juan del Carpio firma un contrato con el violero Pedro Martín, vecino de la colación de Santa Catalina, por el que se comprometía a recibir durante un año, a partir del día de la fecha de este acuerdo, todas las cuerdas comunes de vihuela que este hiciera, a 10 maravedís el mazo de treinta y seis cuerdas con sus bordones, entregándole a cuenta 750 maravedís.