Procesión del Corpus Christi y altar en la plaza del Palacio Arzobispal
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Palabras clave
Pange lingua (himno) , Sacris solemniis (himno) , fiesta del Corpus Christi , autos sacramentales , carros de representación , villancico , arquitectura efímera , cabildo de la catedral , cabildo de la ciudad , organista , capilla musical de la catedral , trompeta , actores-cantantes , Hernán de la Cueva (sochantre, copista) , Mendoza (copista)
La sede de la catedral se trasladó a la antigua mezquita mayor de Granada a principios de 1508. La consueta de esta institución, en su redacción definitiva c. 1520, nos proporciona el siguiente testimonio de la procesión: “En la plaza enfrente de la puerta principal de la casa del señor arzobispo que sale a la dicha plaza está hecho un tablado y allí un altar bien ataviado, donde pueden poner el Sancto Sacramento en sus andas y pasan todos los oficios por delante el Sacramento, haciendo todos mucha reverencia al Sacramento. Pasados todos los oficios mueve la procesión tomando el Sacramento los dichos sacerdotes. Van en la procesión dos canónigos con capas e cuatro turibularios [turíbulo = incensario] y seis acólitos, dos con el Sacramento y dos con la cruz y dos acompañando el pendón e otros con sus albas e [d]almáticas. Va la procesión por la plaza de Bibarrambla e por el Zacatín y calle de la Cárcel e torna a la iglesia por la misma parte. Llegados comiénzase la misa mayor solemnemente. Tiénese mucho cuidado que ningún clérigo salga de la procesión y que todos vayan cantando con mucha devoción, no divertiendo los ojos a las ventanas ni a otras vanidades, y que ningún lego vaya entre los clérigos. Van en esta procesión órganos y van junto con el Sacramento, y delante los órganos van los cantores y trompetas si las hay. Si alguno saliere de la procesión será penado en un día entero... Todos los juegos o carros que vienen, después de hechos en la primera estación delante el Santísimo Sacramento, quédanse atrás de la procesión, para hacerlos sin impedir no detener la procesión donde ellos quisieren. Háblase al corregidor y regimiento para que hagan venir los pendones y que barran las calles e las emparamenten, que las alcarías [alquerías] traigan la juncia que son obligados a traer para la iglesia e calles de la ciudad. Esto se ha de proveer dos o tres días antes y el cabildo envíe dos personas de su cabildo a lo decir al cabildo de la ciudad. En este día de Corpus Christi concurren toda la clerecía con sus cruces muy bien aderezadas con sus devotas invenciones ansí los de la ciudad como los de las alcarías excepto los del Val del Çerín [sic] y villa de Sancta Fe y el provisor o visitador de el señor arzobispo tiene cuidado de los penar en cada dos reales si no vinieren cada uno con su cruz y si no fueren en la procesión hasta el fin e cabo della o no fueren como es de razón... y en las invenciones que se sacaren no traigan cosas profanas ni en perjuicio de ninguno y que no se salgan de la dicha procesión a almorzar ni hacer otras cosas deshonestas”.
Este documento nos permite conocer el itinerario que la procesión del Corpus tenía en sus orígenes, la cual en su formulación parece que presenta algunos detalles distintos a los que se consolidarían unos años después. Parece deducirse de la cita anterior que la comitiva desfilaba ante ese primer altar y que los carros representaban por primera vez delante de la custodia, para luego continuar por un recorrido ligeramente diferente que no queda del todo preciso, especialmente en su primera parte. Parece lógico que para unir la calle Zacatín con la de la Cárcel, siguiera, como años después, el último tramo de calle Elvira, sin que se cite tampoco la estación en Plaza Nueva. Todo apunta a que el altar que se cita al principio estuviera en la actual plaza de Alonso Cano, entre la antigua mezquita, que en esas fechas era la sede de la catedral, y el palacio arzobispal, ya que la distingue claramente de la plaza de Bibarrambla. Es probable que entre los autos sacramentales representados en la procesión en la primera mitad del siglo XVI estuvieran algunos de los contenidos en el códice manuscrito 14711 de la Biblioteca Nacional Códice de Autos viejos o Autos sacramentales, loas y farsas siglo XVI (anteriores a Lope de Vega). En ellos encontramos diferentes escenas musicales con villancicos y canciones tañidos y cantados por los actores-músicos que iban en los carros, especialmente al final de los autos (véase recurso). La catedral pago a Mendoza, en 1522, “de unos cuadernos que hizo de Pange linguas y Sacris solemnis para el día del Corpus Christi, que fueron 16 de papel y de puntado” y, en 1527, al sochantre Hernando de la Cueva por “ciertos pangelinguas que puntó de canto de órgano en el libro desta santa iglesia”, himnos ambos que se cantaban en las procesiones interiores y exteriores de esta festividad, así como en la celebración de la hora de Maitines (Sacris solemniis) y Vísperas (Pange lingua). El inventario de libros de polifonía más antiguo que se conserva de la catedral, fechado en 1531, recoge “cuarenta y dos papeles con pange lingua para el día de Corpus Christi”, “otros cuatro libros de chanzonetas de las cuatro fiestas” y “otros dos libros medianos, por donde se dicen los villancicos, encuadernados en pergamino”.