Retrato de Francisco Peraza, racionero organista de la catedral de Sevilla (1599)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Palabras clave
retrato literario / panegírico , Francisco Peraza I (compositor, organista) , organista , Francisco Pacheco (pintor, escritor)
Francisco Pacheco, pintor y literato, incorpora en su Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y memorables varones una vívida imagen y un lírico perfil biográfico del racionero organista de la catedral de Sevilla Francisco Peraza, los cuales pueden ver y leer en uno de los recursos incorporados. Nos interesa destacar algunas facetas de su caleidoscópico retrato literario. En primer lugar, su acceso a la plaza de racionero organista en la institución hispalense, con tan solo 18 años de edad y tras superar ampliamente a unos diestros competidores en un ejercicio de oposición, de extraordinaria dificultad, planteado por el maestro de capilla Francisco Guerrero, al que asistió el cardenal y arzobispo de Sevilla Rodrigo de Castro “por ser mui entendido en la Música”. Especial relevancia presentan las palabras de Pacheco en las que establece el paralelismo entre Peraza y Orfeo, ya que no son muchas las ocasiones en las que los documentos de la época nos dejan un testimonio tan claro de la huella y atracción que sobre la ciudadanía ejercían las interpretaciones de alguien en particular y, además, de su gusto por acudir a escuchar a los nuevos músicos que llegaban a Sevilla a la búsqueda del puro goce estético de la música. Queda fuera de toda duda la celebridad de Francisco Peraza, dentro y fuera de la ciudad, por lo que hemos decidido incorporar este evento en el itinerario musical cervantino. Pensamos que es lógico suponer que su fama llegara a oídos del escritor y que este fuera uno de esos “curiosos”, residentes o transeuntes en Sevilla, que no se privara del placer de acudir a escucharlo tañer, en más de una ocasión, en los once años que ambos coincidieron en la ciudad, especialmente cuando residió en la posada de Tomás Gutiérrez, enfrente de la catedral. Lo más frustrante de este retrato es constatar que ni una sola nota se ha conservado de este “monstruo” de la improvisación y la composición ya que, según Andrés Cea Galán, probablemente no sean suyas ninguna de las escasas composiciones preservadas atribuidas a “Peraza”, que él supone adjudicables a otros miembros de la importante saga de organistas del mismo apellido. Francisco Peraza era compositor no solo de obras para el órgano sino también, como apunta Pacheco, de otros géneros vocales: “en su tiempo oscurecieron sus villancicos, chanzonetas y motetes a cuanto componían los demás”. Nosotros nos permitimos apuntar que con el permiso de su colega y amigo en la catedral Francisco Guerrero. Por último, es necesario señalar su destacada labor docente, de la que Pacheco da igualmente testimonio: “sus discípulos por serlo, ocuparon los mejores [puestos] de las iglesias de España y dos berberiscas que lo fueron, llamadas las Alcázares, merecieron ser maestras de muchas monjas en el convento de San Leandro desta ciudad”. Francisco Peraza I fue enterrado en la capilla de la Virgen de la Antigua y en su lápida se puso la siguiente inscripción: “Aquí está enterrado Francisco Peraza, racionero de esta santa Iglesia, a quien el cabildo dio la ración del órgano por la eminencia de su arte, a cuya memoria puso esta piedra su hermano Jerónimo Peraza, racionero antes de la misma prebenda y ahora de la de Toledo. Murio a 24 de junio de 1598 y de su edad”.