Festividad y procesión de San Clemente en Sevilla
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
La festividad de San Clemente, con la que se conmemoraba la toma de la ciudad de Sevilla, fue fundada el 12 de diciembre de 1254 por el rey Alfonso X. Su elaborado ritual comprendía una procesión, en la que se portaba el estandarte y espada reales, la cual recorría parte del perímetro exterior de la catedral, y la misa que se celebraba a continuación. Para su solemnización se compusieron piezas como la prosa Omnis homo pie mentis o el motete Dedisti Domini.
Palabras clave
misa , prosa , procesión , motete , cartografiando Francisco Guerrero , Iste Sanctus prolege (motete) , Dedisti domine (motete) , Missa Iste sanctus , Omnis homo pie mentis (prosa) , Alfonso X el Sabio (rey) , Fernando III (rey) , cabildo de la catedral , cabildo de la ciudad , capilla musical de la catedral , ministriles , Domingo Abad de los romances (poeta, juglar) , Nicolás de los romances (poeta, juglar)
La
festividad del día de San Clemente, con la que se conmemoraba la toma de la
ciudad, fue fundada el 12 de diciembre de 1254 por el rey Alfonso X, con una
motivación en la que se coaligaba el aumento del aparato ritual, el vasallaje y
la búsqueda de salvación, según se deduce del texto de la misma: “e porque sea
mejor servida, e por honra del rey don Fernando mío padre que yace hi enterrado
e por su alma e por remisión de mis pecados”. Para su perpetuación, el monarca
donaba al Cabildo todas las tiendas que se encontraban adosadas a los muros de
la fábrica de la catedral mudéjar que eran de propiedad real.
Para la Misa de
esta festividad, de segunda dignidad en la catedral de Sevilla, es posible que
se escribiese en estas fechas la prosa Omnis homo pie mentis, conocida
solo a través de los misales hispalenses y para la que recientemente he podido
localizar una fuente musical tardía, el Ms. 3 (fols. 17v-18r) preservado en el
Barnard College de la Universidad de Columbia en Nueva York, probablemente
copiado en la primera mitad del siglo XVI.
En 1260, Alfonso X dará una ayuda de
costa a Nicolás de los Romances, “por las trovas que le hizo para cantar en la
su fiesta de San Clemente e de San Leandro, etc.”. Tanto el citado Nicolás como
Domingo Abad de los Romances, que habían llegado con las tropas que tomaron la
ciudad, fueron beneficiarios del repartimiento y se avecindaron en ella. Ese
mismo año, 1260, el propio Alfonso X sacaba la espada de su padre Fernando III
en la procesión instituida para esta festividad, lo cual se constituyó en símbolo
y tradición, de forma que siempre que sus sucesores visitaron Sevilla fueron
los encargados de portarla; en su defecto, este honor era diferido a alguno de
los miembros de la alta nobleza presente o residente en la ciudad en ese
momento, como representantes del poder real ante la ciudadanía.
El ritual de la
procesión cívico-religiosa de San Clemente comenzaba con una ceremonia que se
ejecutaba en la Capilla Real, en la cual sus capellanes entregaban al asistente
el estandarte y la espada reales, para que los diese a los que iban a portarlos,
los cuales hacían homenaje y juramento de devolverlos acabada la procesión y
Misa mayor, de lo que se daba cuenta en un documento ante notario. En ese
momento, al menos en la configuración que el ritual tenía ya en el siglo XVI,
se comenzaba a interpretar un motete delante de la Capilla Real. Finalizado
este, se iniciaba la procesión que salía por la puerta “que es junto a la torre
mayor” a las gradas, recorriendo parte del perímetro de la Catedral hasta
entrar por la puerta del Bautismo. Durante todo el trayecto, la capilla de música
alternaba cantando motetes con un grupo de ministriles que iban tañendo el
repertorio de canciones que encontramos en sus libros específicos.
El ritual continuaba, ya en el interior de la catedral, con la celebración de la misa
hasta que, acabada esta, la comitiva se dirigía a la capilla real para devolver
los enseres reales a sus custodios, acompañada solo del tañido de los
ministriles. El propio carácter de la celebración, en la que se conmemoraba una
victoria militar, se realzaba por la presencia en ella de un conjunto de
instrumentos heráldicos que debían preceder a la comitiva.
En la segunda mitad
del siglo XVI, debió consolidarse la interpretación en esta procesión del
motete de Francisco Guerrero Dedisti Domine, “secunda pars” Vidit
supra montem, que con la dedicación in festo S. Clementis 23 novembris fue compuesto para su interpretación expresa en esta festividad. La importancia
de esta celebración debió ser uno de los motivos que impulsaron a Guerrero a
renovar este motete de juventud y componer una segunda versión, también a
cuatro voces, unos años más tarde. Esta última, junto a su motete Iste
Sanctus (Commune unius Martyris) pervivirán, con igual finalidad
procesional, en diversas copias manuscritas sucesivas, en libretes, hasta bien
entrado el siglo XIX.
El ritual sevillano de esta ceremonia sirvió para modelar la festividad de la Toma de Granada, la cual fue de facto instituida por el rey Fernando el Católico en su testamento, fechado en 1516, pocos días antes de su fallecimiento en Madrigalejo (Cáceres). En ambos casos, Sevilla y Granada, dimanaba del poder real y era asumida por la ciudad y sancionada en ella por su máxima autoridad eclesiástica. El 5 de junio de 1517, el cabildo de la catedral de Sevilla redactaba un informe preciso sobre la manera en que se organizaban todos los actos conmemorativos de la fiesta de San Clemente, para remitirlos al cabildo y regimiento de la ciudad de Granada.