Sonidos del agua y del bullicio en la plaza Larga de Granada

En la Granada andalusí, la actual plaza Larga, llamada Almajura, era una placeta de menor tamaño ubicada en el arrabal del Albaicín, a la que se llegaba desde la Alcazaba a través de la puerta Bab al-Ziyada o del Ensanche. Tras la conquista, se denominó plaza del Albaicín. Este espacio se sistematiza en 1576, ubicando junto a ella un matadero, una carnicería y unos lavaderos públicos, según se desprende de una inscripción que todavía se conserva en el muro externo, a la derecha del arco de las Pesas por el que se accede a la plaza:

“Esta plaza y este matadero y carnicería y lavadero de este Albaicín se hizo de hacienda de su majestad y de orden de los ilustrísimos señores del consejo, siendo corregidor uno de ellos de esta ciudad y general de la costa el muy ilustre señor Arévalo de Zuazo, comendador de Santiago, y el muy ilustre señor Tello González de Aguilar. Año de 1576”.

En su centro se colocó una fuente de dos pilas que puede apreciarse en la plataforma de Ambrosio de Vico. Sobre la fuente, los vecinos colocaron una imagen de un Cristo crucificado. El agua procedía de Valparaíso y se secó en 1694, fecha en que se cede a los padres agustinos descalzos para instalarla en el compás del convento de Nuestra Señora de Loreto. En su lugar se levantó una cruz de piedra con una granada que todavía se conservaba en el siglo XVIII. En 1752, para dar culto al Cristo de la Fuente, los vecinos construyeron una ermita que tomó el nombre de esa imagen de devoción, la cual se mantuvo en pie hasta principios del siglo XIX. El cronista Henríquez de Jorquera nos da una descripción de esta plaza poco después de su transformación en 1576:

“Está en el llano del Albaicín, dándole entrada por la parte de el Alcazaba la puerta Nueva. Es cuadrada con una fuente de dos pilas en medio que su agua es del valle de Paraiso o Valparaiso. Sírvese de cuatro entradas a las cuatro partes y por la una se le sirve de cerca el primer muro de Iliberia. Llamose Larga porque en las dos de sus calles a que ella da principio se vende abastadamente todo el mantenimiento para todo el Albaicín, como en otra ciudad separada, como el pan, carne, vino y pescado y lo demás hasta las frutas que son las mejores por la cercanías que tiene a las huertas del Fargue y cármenes de Aynadamar. Una de estas calles se llama del Agua y es la más abastecida, por ella entra casi descubierta la acequia del agua de Alfacar para sus repartimientos”.