Primera referencia al órgano en la iglesia de San Miguel (1559)

En 1559, el organero García de Ontiveros realiza un “adobo” del órgano de la iglesia de San Miguel. Con toda probabilidad, este instrumento debía llevar bastantes años en la parroquia, ya que solo tres años después se dotó a la iglesia de un nuevo órgano (1562), para cuya ejecución se entregó al organero el viejo instrumento. El primer organista conocido que sirvió en esta iglesia fue Diego Mejía que desempeñaba ese cargo en 1581. Estos primeros órganos se instalaron, en muchos casos, sobre las antiguas mezquitas consagradas, espacios con una acústica muy diferente a la que posteriormente tendrían los modelos de las iglesias mudéjares granadinas por los que fueron sustituidos.