Ministriles en los exámenes y grados del colegio mayor de Santo Tomás de Aquino

Los alumnos que querían graduarse en el colegio mayor de Santo Tomás de Aquino presentaban una petición firmada para ser admitidos a examen al secretario, el cual la trasmitía al rector. Una vez que el rector admitía la petición, se fijaba la fecha del examen. Los exámenes para obtener el grado de bachiller, licenciado y maestro estaban regulados de manera muy precisa. Los que se revestían de mayor solemnidad eran los de maestro que tenían lugar “en el claustro principal, clase mayor, librería o celda rectoral”, más excepcionalmente en la capilla de San Andrés. Se disponía “un teatro... con dos coros... en medio de los dos coros van dos estudiantes aderezados con joya y cadena, llevando en unas palanganas de plata la borla, anillo y libro del filósofo o Biblia sacra que son las insignias que entrega la universidad de Salamanca a sus maestros y doctores y mandan los papas León X y Paulo III se entregue a los que se gradúan en este colegio, yendo delante los clarines y chimimías y los estudiantes, a quienes preside el rector llevando el pendón del claustro. Siguen los bedeles, llevando una maza de plata al hombro, y el maestro de ceremonias con su vara de ébano que se remata con un casquete de plata donde están grabados los escudos de armas de los dos pontífices León X y Paulo III y del emperador D. Carlos V. Salen todos en paseo hasta el sitio donde se da el grado y allí los doctores y maestros toman sus asientos por antigüedades y el padrino se sienta en un taburete a la diestra del graduando que lo hace en un banco raso y el rector en alto voz le propone una cuestión de la facultad del grado...” Terminada la ceremonia: “vuelve a formarse el paseo hasta la celda rectoral donde se confiere el grado.

En un auto del Consejo de Castilla, fechado el 7 de diciembre de 1596, se da cuenta de la presencia en la toma de grados del colegio de Santo Tomás de Aquino de los elementos señalados anteriormente, lo cuales seguían usándose a principios del siglo XVIII, al igual que en el resto de las universidades castellanas, cuando Diego Ignacio de Góngora redacta su libro Fundador magnífico y magnífica fundación del colegio de Santo Tomás de Aquino de la M. N. Y M. L. ciudad de Sevilla del sagrado orden de predicadores y provincia de Andalucía.

“Declararon que en los grados de los colegiales y de los demás religiosos pudiese usar el colegio capirotes, borlas, mazas, bedeles, música de chirimías, trompetas y atabales y demás insignias y solemnidades acostumbradas en las universidades de estos reinos. Y que de las mismas insignias y solemnidades usase a el dar los grados a los clérigos de orden sacro que en este colegio estudiasen. Y a los estudiantes legos pudiese usar de capirotes y borlas y demás insignias y solemnidades necesarias, con tal que no usase mazas, bedeles, ni música de trompetas y atabales”.