Celebración pretridentina de las Laudes del Triduo Sacro en la catedral de Sevilla

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988

Resumen

Celebración pretridentina de la Laudes del Triduo Sacro en la catedral de Sevilla.

Palabras clave

Kyries tenebrarum , Christus factus est , Benedictus , Miserere mei Deus (salmo 51) , tañer carracaña (matraca) , capilla musical de la catedral


A los Maitines de Triduo Sacro, correspondientes al Jueves, Viernes y Sábado Santo, le seguían, sin solución de continuidad, las Laudes que en las distintas diócesis hispanas desarrollaron una particular estructura conclusiva denominada Kyries tenebrarum. En la catedral de Sevilla (c. 1630), se tañía la “carracaña” (matraca) de la Giralda a los Maitines de estos días a las cinco de la tarde, mientras que, habitualmente”, se llamaba “dadas las doce”, motivo este por el que realmente se oficiaban las tardes del Miércoles, Jueves y Viernes Santo.

El Officium Hebdomadae Sanctae secundum morem almae Ecclesia Hispalensis (Sevilla, Juan Gutiérrez, 1560) nos permite conocer cuáles eran las melodías con las que se cantaban los distintos textos en la diócesis de Sevilla, algunas de las cuales debieron usarse para la composición de las versiones polifónicas que se copiaron en el libro inventariado en 1603 como “de Beatus y Kyries de tinieblas y Gloria laus de Ramos”.

La unidad ritual con la que se concluían las Laudes del Triduo Sacro fue transformada con la adopción del Breviario de Pío V, en 1575, que incorporaba la interpretación de los versos del Christus factus est y del salmo Miserere. Igualmente, con la adopción del rito romano se cambió la melodía utilizada para la composición del Christus factus est que en las diócesis hispanas usaba la de los Kyries de tinieblas, con lo cual estos cayeron en desuso. Este hecho dejó obsoleto parte del repertorio contenido en el volumen de polifonía citado y en el libro inventariado en 1618 con “responsos y versos de Semana Santa de diferentes autores, viejo, de papel”.

Una pieza fundamental en la liturgia del Oficio de tinieblas era el tenebrario. El de la catedral de Sevilla es uno de los más impresionantes que ha llegado hasta nuestros días. Mide 7.80 metros y fue construido entre 1559 y 1564. Su diseño se debe al arquitecto Hernán Ruiz, el Joven, y fue fundido por el rejero Pedro Delgado y el fundidor Bartolomé Morel. A los entalladores Juan Giralte y Juan Bautista Vázquez, el Viejo, y al policromador Juan Marín se deben las esculturas de madera que lo rematan y sirven de base a los cirios. Las velas se iban apagando al final de cada salmo (los nueve de los Maitines y los cinco de los Laudes) de forma alternativa a cada uno de los lados del tenebrario, empezando por el lado del Evangelio. La última vela, situada en la parte superior, se llamaba María y se retiraba del tenebrario una vez cantado el Benedictus. Al comenzar el Christus factus est, esta última vela se escondía, interpretándose el salmo Miserere a oscuras. Tras la oración Respice quaesumus sonaban las carracas y matracas y después se volvía a sacar la vela y se colocaba de nuevo en el Tenebrario dejándola arder algún tiempo.

Recursos

Tenebrario (1559-1564). Fotografía de José Becerra

Tenebrario (detalle, 1559-1564). Fotografía de Pepe Rey

Carracaña (matraca). Fotografía de Mari Carmen Álvaro Muñoz y Francesc Llop i Bayo