Procesión del Domingo de Cuasimodo o Dominica in albis

El domingo siguiente a la Pascua de Resurrección recibe el nombre de domingo de Cuasimodo o Dominica in albis. El término Cuasimodo procede de la antífona del Introito de la misa de ese día: Quasi modo geniti infantes. El de in albis deposuit, deriva del hecho de que los bautizados en la Pascua se despojaban en ese día de las túnicas blancas que habían vestido durante toda la semana.

En la catedral de Sevilla, este domingo se iba en procesión a la iglesia de San Pedro, conectando con el texto de la antífona citada, la cual hace alusión a la exhortación con la que San Pedro acogía a los nuevos bautizados en la Pascua: Quasimodo geniti infantes, rationabile sine dolo lac concupiscite, ut in eo crescatis in salutem (“Como niños recién nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcáis para la salvación” (Primera epístola de San Pedro).

El Compendio de las obligaciones que deben cumplir los ministriles y capilla de música nos proporciona los detalles de las ceremonias de ese día:

“Procesión a San Pedro. El canto llano comienza a cantar, en la puerta de el coro, el himno de la dominica y después tañen los ministriles un tañido largo y van alternando a versos, con el canto llano que va cantando dicho himno hasta llegar a San Pedro, en donde se recibe la procesión; se sirve la misa como de segunda clase. Hay sermón y a la vuelta letanía”.

El himno de Vísperas de la Dominica in albis en la catedral de Sevilla era Ad coenam agni providi, para el que Francisco Guerrero compone una versión polifónica incluida en el Libro de Polifonía nº 2 [E-Sc2, fols. 48v/70], la cual posteriormente publicará con sensibles variantes en el Liber vesperarum (1584). En su último impreso, Motecta (1597), Guerrero incluye el motete Post dies octo, con la indicación Dominica in albis, para ser interpretado en la misa de esta festividad.