Órganos del convento de Santa Catalina de Sena
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
Órganos del convento de Santa Catalina de Sena.
Palabras clave
órgano , arreglo de órgano , proyecto mujeres y redes musicales , Alejo Muñoz (fraile, organero) , José Furriel (organero) , Pedro Furriel (organero) , Pedro Ghys (organero) , Adolfo Montero Weiss (organero y constructor de pianos) , Jesús Dougnac Moreno (organero) , monjas
Los órganos del convento de Santa Catalina de Sena plantean incógnitas de bastante interés que nos permiten lanzar algunas hipótesis. La actual caja barroca del órgano constituye el resto más significativo del instrumento construido fray Francisco Alejo Muñoz para la capilla real en 1738, el cual, debido a su fallecimiento, tuvo que ser terminado por José y Pedro Furriel que añadieron algunos registros y un fuelle más a lo que se había pactado con fray Alejo Muñoz. Este instrumento fue adquirido por la comunidad dominica a finales del siglo XIX y desmantelado por Pedro Ghys en 1925, el cual monta en su interior un órgano romántico totalmente nuevo con la siguiente composición:
Salicional 8
Violón 8
Octavín 2
Trompeta 8
Flauta 4
Celeste 8
Principal 8
En 1967, se produce en este instrumento otra importante intervención a cargo de José Dougnac Moreno, el cual sustituye la consola original por la actual consola aislada, orientada hacia el altar mayor.
Pedro Ghys sustituyó el teclado original del órgano barroco por un teclado traspositor por tonos que quedó suprimido en la reforma de 1967. El teclado barroco, en hueso y madera, con el frontal tallado, se conserva en el convento y tiene 45 notas.
El órgano actual cuenta con pedalero tipo francés, de do1 a sol2 (índice acústico franco-belga), acoplado al manual y con dos palancas, una para accionar el trémolo y otra para las persianas del expresivo.
En el órgano existen algunos tubos procedentes de un órgano barroco, tanto en fachada como en el interior, probablemente del que vino de la capilla real.
Todo apunta a que el órgano de Alejo-Furriel tuvo, en su original localización en la capilla real, una importante actuación durante el siglo XIX, de la que nos ocuparemos en un futuro evento dedicado en profundidad a este instrumento. En esa intervención, se trasladó el órgano de la tribuna lateral en la que se encontraba al coro y se le añadieron los dos enormes torreones de contras que pueden verse en uno de los recursos de este evento. El enorme peso que este tralado y aumento suposo para la estructura del coro amenazó con su colapso. En 1888, fue sustituido por el pequeño órgano de Aristides Cavaille-Coll que hoy se encuentra en el coro alto de esta institución. Debió ser en torno a estas fechas cuando el órgano de Alejo-Furriel se vendió al convento de Santa Catalina de Sena y cuando las monjas, a su vez, se desprendieron del instrumento que el convento ya tenía y que fue a parar al convento de Nuestra Señora de los Ángeles para servir a una renovación del órgano de esta última congregación, llevada a cabo por Adolfo Montero Weiss a finales del siglo XIX, según se deduce de la inscripción del secreto de los bajos de ese instrumento:
“A honra y gloria de Dios nuestro Señor y de su santísima Madre se construyó este órgano utilizando los tubos de metal procedentes de dos órganos más pequeños, uno procedente de la comunidad de Santa Catalina de Sena y el otro... Adolfo Montero Weiss”.
La citada venta apunta a la existencia de un órgano en el convento de Santa Catalina de Sena al menos desde el siglo XVIII y, por tanto, de monjas tañedoras para acompañar el canto litúrgico en el coro.