Ignace Pleyel y Joseph Haydn en el repertorio de la capilla de música de la catedral
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
En el archivo de música de la catedral de Granada se conservan copias de cuartetos y sinfonías manuscritas más una sinfonía impresa, la Sinfonía en Si bemol mayor Ben. 150 (1799) de Ignace Joseph Pleyel. Las referencias más tempranas a la recepción de estas sinfonías datan de 1800. Su interpretación, en 1817, dirigidas por el maestro de capilla Vicente Palacios, en el convento de Santo Domingo, fue criticada por la efusiva reacción del público asistente.
Palabras clave
motete , aria , sinfonía , aplausos , Juan Ramírez (cantor contralto) , Ignace Joseph Pleyel (compositor) , Joseph Haydn (compositor) , Vicente Palacios (compositor, maestro de capilla)
En el archivo de música de la catedral de Granada se conservan copias de cuartetos y sinfonías manuscritas más una sinfonía impresa, la Sinfonía en Si bemol mayor Ben. 150 (1799) de Ignace Joseph Pleyel. Las referencias más tempranas a la recepción de estas sinfonías, junto a las de Haydn, datan de 1800. En ese año, se realiza un pago a Juan Ramírez, contralto de la capilla de música:
“De doce sinfonías de Pleyel y Hayden que se han traido de Madrid para la misma iglesia”.
Se conservan siete de estas sinfonías que llevan la fecha de 1800, seis de Pleyel, entre ellas la Sinfonía en Si bemol Mayor (Ben. 125), la Sinfonía en La mayor (Ben. 137) y la Sinfonía en Fa menor (Ben. 138), compuestas en 1786 y publicadas en 1787, y la Sinfonía nº 82, “El Oso”, en Do mayor, Hob. I:82, de Haydn, también compuesta en 1786.
En el archivo hay, además, otras sinfonías de Haydn, un cuarteto y una Misa a 8 voces atribuida a este compositor.
En 1817, hay una referencia de especial interés en las actas capitulares de la catedral sobre la interpretación de este repertorio en otras instituciones de la ciudad y su recepción por parte del público. El cabildo catedralicio recibió una queja “de algunas personas piadosas e instruidas”, debido a que la capilla había tocado sinfonías, motetes y arias en el convento de Santo Domingo “en que no se vio aquella religiosidad, decencia y majestad que se previene por los padres de la iglesia y derecho canónico en la música en los templos”. Además, como si se tratase de “una orquesta de teatro”, el maestro de capilla Vicente Palacios que había asistido sin licencia del cabildo salió a dirigir a los músicos y “en su manejo se hacían notables por los fieles ciertas maneras ruidosas de aplausos o de corrección, hechas con tanto ruido que distraían la atención de todos”.