Músicos diletantes y romances callejeros en la Granada del siglo XVII

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988

Resumen

La biografía del anacoreta Francisco Velasco (Baza, 1577-Granada, 1622) nos permite acercarnos a dos facetas del paisaje urbano granadino: la música doméstica y la interpretación de canciones populares en el entramado urbano de la ciudad.

Palabras clave

música doméstica , canciones populares , romances , proyecto mujeres y redes musicales , Francisco Velasco , niños


Francisco Velasco (Baza, 4 de octubre de 1577 – Granada, 6 de septiembre de 1622) fue un famoso anacoreta, conocido en Granada como “el cura santo de San Matías”. Su biografía fue escrita por Miguel José Molina Almaguer y Guzmán, Vida del venerable siervo y sacerdote de Dios Francisco Velasco (Granada: Francisco de Ochoa, 1674).

Tras unos años como militar, cantó su primera misa en Baza, antes de trasladarse con sus padres a vivir en Granada. Al parecer, ya ordenado de sacerdote, seguía cultivando sus aficiones profanas entre las que se encontraban la música y las letras:

 “Ya se auía dado a conocer en Granada bastantemente; ya tenía introducción, y amigos que aplaudían su entendimiento, su capacidad, sus agudos dichos y urbana y entretenida conversación, su buena voz, que acompañava la destreza de un instrumento, y la que tenía en la espada, que los humos de soldado aún no estaban extinguidos con las obligaciones de eclesiástico”. El arzobispo Pedro Vaca de Castro y Quiñones le nombró rector del hospital de San Juan de Dios y, poco tiempo después, se le dio el curato de la iglesia de los Santos Justo y Pastor. La crónica dice de esta etapa que sus virtudes se vieron empañadas: “con los humos de muy galán, y muy valiente y no realçadas con el fino amor de Dios, como convenía, y huviera aquí cumplido con el nombre de los Santos de su curato, siendo Justo y Pastor, si no le tuvieran notado sus feligreses destos dos defectos... las travesuras del licenciado Francisco Velasco, que no a motivado a tocar estos puntos tan esenciales a los curas, nunca llegaron a este perdido exceso ni a merecer esta censura tan justa que por esto dixe de propósito arriba quando dibujé sus buenas propiedades de cura, que estauan empañadas con aquella nota, no dixe borradas”. Nos oculta su biógrafo esos “dos defectos”, a los que parece hacer también alusión el perfil biográfico de Francisco de Velasco publicado en la Gazetilla curiosa o Semanario granadino de lunes 29 de octubre de 1764 (papel XXX):

“Era de ingenio vivo y pronto, aficionado a saynetes y sátyras, reparando poco en la dignidad que tenía…”

            Más adelante, cuando se trate sobre la pretensión de Francisco Velasco de hacerse monje cartujo en Granada, se reiterará la calidad de su voz:

“Aunque le halló muy idóneo para ser monje cartujo, por tener de edad solos treinta y cinco años, y de buena voz, y suficientemente instruydo en la latinidad y docto y expedito en las materias morales…”.

Fray Pedro González de Mendoza lo promovió al curato de la iglesia de San Matías en 1611. Una anécdota en su vida, cuando tenía treinta y cinco años, según su biógrafo, cambiaría su trayectoria vital y lo encaminaría a desprenderse de todos sus bienes y a recluirse en una cueva que él mismo construiría cerca de Ventas de Huelma (Granada). Esta narración nos acerca a la afición musical de Francisco Velasco y a otro escenario musical doméstico, en este caso femenino:

“Llamáronle una noche para que fuese a confesar una señora muy hermosa de su feligresía que rompía muchas galas y entretenía con su voz y destreza en los músicos instrumentos, por cuya ocasión era muy conocida suya. Levantose de la cama y fue a exercitar su oficio como pedía su obligación. Entró en la casa, hallola toda turbada, y a la dama enferma, despavorida y asombrada, y aunque preocupada de una ardiente calentura, con despierto y cabal juycio y entendimiento, con que le pudo dezir, que por especial misericordia de Dios, sola una hora tenía de vida para disponer su alma…”

El fallecimiento de esta feligresa fue el detonante de su cambio de vida que la ciudadanía atribuía a diferentes acontecimientos, imperando uno de ellos que cantado en romance por las calles fue el que más se popularizo:

“Otros afirmaban que le auía hablado un Santo Chisto Crucificado, y esta fue la que prevaleció, pues le compuso un romance que los niños lo cantavan por las calles… el romance que los niños cantauan por las calles hallé escrito de letra del jurado Juan Velasco [hermano de Francisco Velasco] y tal qual le quiero colocar aquí…:

Despierta fuerte varón

del sueño horrible y pesado

que te tiene suspendido

hasta los treinta y tres años.

…”

Un extenso romance que su biógrafo dice que era “mucho más largo, pero yo no he escrito más que las coplas que de él halle escritas; otras me han referido que he omitido por desconcertadas”, así como que erraba en la edad de Francisco Velasco que no era de treinta y tres sino de treinta y cinco años.

Al igual que los ciegos copleros, los niños y jóvenes también cantaban por las calles romances y letrillas relacionados con los aspectos más variados de la actualidad ciudadana que formarían parte del paisaje sonoro urbano cotidiano.

 Véase también: http://www.historicalsoundscapes.com/evento/325/sevilla/es).

Recursos

Retrato de Francisco Velasco

Enlace externo

Para quién crié yo cabellos. Antonio de Cabezón. Sara Águeda (arpa)