Inauguración de las actividades académicas en las Escuelas de la Purísima en Sevilla (1765)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
El 6 de mayo de 1765, tuvo lugar la inauguración de las Escuelas de la Purísima, vecinas a la iglesia de San Luis de los Franceses, donde se celebró misa solemne acompañada de una capilla de música. Finalizada esta, los futuros alumnos, ordenados en dos filas, recorrieron las calles vecinas cantando la doctrina cristiana hasta que regresaron al recinto de la escuela para proceder a la toma de posesión del edificio.
Palabras clave
misa , procesión , niños , capilla de música
El 6 de mayo de 1765, se inauguraron las escuelas de la Purísima. El edificio no se adornó mucho para que no se ocultara la fábrica del mismo y su calidad. En el frontal de la clase de escribir, se había colocado un cuadro de la Inmaculada y para el acto de inauguración se añadieron otros dos con las imágenes de San Nicolás de Bari y San Dionisio que eran los santos patronímicos de los fundadores Nicolás de Robles y Dionisia de Encinas; además de una de San Luis Gonzaga enseñando a varios niños. En el aula de leer, se colocaron junto a la Inmaculada a San Ignacio de Loyola y San Francisco de Borja. El resto del edificio se adornó con flores del jardín del noviciado, donde había también una fuente. La inauguración empezó a las siete de la mañana:
“Mui temprano era y ya estaba llena de niños la anchurosa calle Real de Santa Marina. A la hora destinada fueron introducidos al templo [iglesia de San Luis de los Franceses] y oyeron la misa que se dixo cantada, oficiada por una capilla de música. Después, formados del mejor modo que se pudo se dividieron en dos alas. Púsose a la frente de ellos por guión un pequeño estandarte, que en Sevilla llaman sin-pecado, de terciopelo celeste franjeado de plata, consagrado su centro con el Santo Nombre de Jesús. Cerrábanse las dos líneas con otro pequeño estandarte de terciopelo carmesí franqueado de oro, ostentando en su mediación una imagen de la Purísima Concepción. Ambos estandartes pendían de pértigas plateadas, con botones y remates dorados, prendas preciosas que la Señora Viuda previno y dexó vinculadas para estas devotas excursiones. En esta disposición hizo su primera marcha por las inmediatas y más principales calles, cantando la doctrina christiana, este grande escuadrón de pequeños soldados, este enxambre de racionales avejas, esta república de miniatura repartida en decurias de párvulos ciudadanos que se dedicaban unos a aprender a escribir letras y otros a conocer y decorar las escritas, siendo esta la primera vez que se vieron por Sevilla ordenadas quadrillas de escribientes cantando y resonando [Cognationes scribarum canentes & resonantes. I Paralip c. 2] la doctrina christiana. Restituidos a la escuela (mal dixe, pues nunca antes havían estado en ella) habiendo llegado a la puerta de la escuela, se les abrió de par en par y con ella el más seguro camino para una vida civil y christiana. Entraron y hecho el debido acatamiento a la Immaculada Concepción que en cada clase presidía entre muchas luces de cera distribuidas por los dos altares, tomando posesión perpetua de aquel apreciable patrimonio, con que a ellos y a los venideros los adoptaba la charidad de sus magníficos fundadores. Nada más que esto y despedirlos se pudo hacer en esta primera mañana. A la tarde se pensó hacer matrícula de todos los que acudiesen, con conocimiento de los principios que cada uno ya tubiese para su mejor distribución en clases y gremios”.
En este evento, se pone de manifiesto el canto monódico de tradición oral asociado a la doctrina cristiana que jugó un importante papel en la enseñanza de primeras letras desde principios del siglo XVI.