Ministriles en farsas de títeres en la ciudad de Granada (1730 / 1789)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
Prohibición a los ministriles de la colegiata del Salvador de asistir a la Casa de Comedias para tocar en las representaciones de títeres que allí se hacían.
Palabras clave
farsa de títeres , Antonio Navarro (compositor, maestro de capilla) , cabildo de la colegiata del Salvador , Nicolás Pérez de Castañeda (violonista, chirimía) , Francisco Garay (bajonista) , Francisco Cuerva (chirimía, corneta, bajoncillo) , Manuel Eugena (violínista, bajonista, oboista) , titiritero
Los conflictos entre los miembros de las capillas de música motivadas porque alguno de sus miembros contrataba fiestas de manera particular son muy frecuentes a lo largo de la Edad Moderna. En 1730, Antonio Navarro, maestro de la capilla de música de la colegiata del Salvador, denuncia al cabildo de esta institución que Nicolás Pérez de Castañeda, violinista, Francisco Garay, bajonista, y Francisco de Cuerva, chirimía:
“Están sirviendo en la casa de comedias todas las tardes con sus instrumentos, asistiendo a farsas de títeres que en ellas se representan”.
Solicita al cabildo que les ordene: “que se abstengan de ir a la dicha casa de comedias para servir a esta o a otras farsas”. En la reunión capitular que tuvo lugar el viernes, 18 de agosto de 1730, se acordó:
“Que ningún músico ministril ni de voces vaya a servir a la farsa de comediantes, con apercibimiento de las mismas penas”.
Esas penas consistirían en una “grave multa”, la primera vez, y en el despido de la capilla en la segunda ocasión que contraviniesen la orden dada por el cabildo.
Francisco Cuerva tocaba, además de chirimía, corneta y bajoncillo.
Nicolás Pérez de Castañeda, además del violín, tocaba la chirimía.
En las actas del cabildo municipal de 7 de julio de 1730, encontramos la siguiente noticia:
[Al margen: “el autor de cómicos sobre que se le dé licencias para representar”]
“Viose memorial dado por la compañía de representantes por el cual dijeron que con el motivo de la cortedad de las entradas cesaron las representaciones el domingo próximo pasado y que estando para pasar a la ciudad de Loja la semana que viene en los días de intermedio se les había ofrecido por algunos caballeros ayuda de costa para volver a representar lo que les sería de alivio para poderse mantener... la ciudad acordó conceder las licencias que piden y se le haga saber a D. Diego de Beas”.
Años después, en 1789, el abad informará al cabildo:
“Que varios músicos de esta capilla acudían a tocar a los títeres, lo cual era indecoroso así dellos mismos como a esta iglesia, por ser una diversión profana”. Se les comunicará que aquellos que acudan “a dicho teatro” se tuvieran por despedidos.
Uno de los músicos que había asistido a esas funciones había sido Manuel Eugena que tañía bajón, violín y oboe.