Traslado en Sevilla de las imágenes de la cofradía del Santísimo Poder y Traspaso de Nuestra Señora (Gran Poder) (1770)

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
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Resumen

En la Semana Santa de 1770, las condiciones climatológicas obligaron a la cofradía del Santísimo Poder y Traspaso de Nuestra Señora (Gran Poder) a dejar sus imágenes de devoción en la catedral de Sevilla. En este evento, se da cuenta de las actividades cultuales y ceremonias que tuvieron lugar dentro de la catedral durante los días que permanecieron en este recinto, desde el 12 al 16 de abril, de cuya preparación se encargó el maestro de ceremonias Pedro Romero y que quedaron establecidas como norma para otras ocasiones similares.

Palabras clave

procesión (Semana Santa) , Ave Maris Stella (himno) , Regina celi (motete) , motete , himno , Sancta Maria, succurre miseris (motete) , Dulcissima Maria (motete) , Exaltata est Sancta Dei Genitrix (motete) , O Domine Jesu Christe (motete) , tañido de campanas , bullicio en la calle , proyecto cofradías , cofradías penitenciales , cofradías sacramentales , cartografiando Francisco Guerrero , cabildo de la catedral , campanero , capilla musical de la catedral , capilla musical de la colegiata de San Salvador (Sevilla) , clarinero , trompa , ministriles , cofradía del Santísimo Sacramento de la iglesia de San Lorenzo , colegiales del colegio de San Isidoro , Antonio Ripa (compositor, maestro de capilla, racionero) , ministros (diácono y subdiácono) , cura , cofradía del Santísimo Sacramento de la iglesia de Santa Catalina , cofradía del Santísimo Sacramento de la iglesia de San Andrés , cofradía del Santísimo Sacramento de la iglesia de San Martín , cofradía del Santísimo Sacramento de la iglesia de Omnium Sanctorum , cofradía del Santísimo Sacramento de la iglesia de San Juan de la Palma , comunidad religiosa del convento de San Pedro de Alcántara , seises , soldadesca , Pedro Romero (maestro de ceremonias) , Diego Borrero (clérigo de la veintena, sochantre) , gentío , cofradía de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y y María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso , Francisco Guerrero (compositor, maestro de capilla)


El Jueves Santo de 1770 (12 de abril), la cofradía del Gran Poder, sita en la iglesia de San Lorenzo, no pudo completar su estación de penitencia debido a la lluvia, lo cual la obligó a dejar sus imágenes titulares en la catedral. Las actas capitulares nos proporcionan una pormenorizada información sobre los actos cultuales y el traslado de esas imágenes a su casa matriz. Vamos a ir desgranando en este evento todos los detalles ceremoniales que nos proporcionan los acuerdos capitulares y un minucioso informe, redactado por Pedro Romero, maestro de ceremonias, inserto en las actas del cabildo, de lo acaecido durante la estancia de estas imágenes en distintos espacios del recinto catedralicio.

La lluvia comenzó a las 20 horas, cuando la cofradía salía de la catedral “por la puerta de los Palos”. Al ver que la lluvia no cesaría, los pasos se “arrimaron a la puerta de los Naranjos, de cara al crucero”, mientras que los oficiales de la cofradía fueron al postiguillo del coro para hablar con el deán y otros capitulares que determinaron que las imágenes se trasladaran a la sacristía mayor y se colocaran “con la reverencia debida”, dejando allí también las insignias de la cofradía. Se determinó que el traslado se haría el Viernes Santo (día 13 de abril), “mientras los maitines”, para evitar más dispendio a la cofradía, convocándose allí a todos los integrantes del cortejo a las 14.30. Estando todo previsto para la salida, comenzó de nuevo a llover, decidiéndose que el cabildo tomaría la resolución oportuna en su reunión capitular del Sábado Santo. Mientras tanto, el Viernes Santo:

“Se alfombró desde las gradas de el altar hasta la fuente de el medio de la sacristía mayor, y el paso de Nuestro Señor se puso al lado del evangelio y el de Nuestra Señora al de la epístola, y delante de cada uno dos blandones de los bizarrones con cirios encendidos, cerrando desde la alfombra todo el sitio con los bancos de la sacristía, la que estuvo cerrada y solamente entraban algunas personas particulares a hacer oración”.

En la reunión capitular del 14 de abril, Sábado Santo, el secretario capitular leyó lo que se había ejecutado en 1686 (1 abril) y 1727 (15 de abril), cuando se había producido una situación similar con la cofradía de la Soledad, y luego pidió opinión a su maestro de ceremonias para seguir en todo su dictamen, acorde con la tradición, con la excepción de que los pasos irían “dentro del cuerpo del cabildo”. Se ordenó el traslado para el lunes 16, segundo día de Pascua de Resurrección, después de terminar las funciones en el coro (completas).

El maestro de ceremonias advirtió a los oficiales de la cofradía que trajesen insignias de color blanco, por ser ya tiempo pascual, que no hubiese penitentes ni hermanos con túnica, ni fueran delante de los pasos más que los oficiales y los mozos del “gobierno” de la parihuela. Por su parte, el cabildo mandó a los “señores” de la Fabrica que tuvieran dispuesto para el lunes, cuando se abrieran las puertas de la sacristía, el altar principal de la reliquias con frontal blanco y seis vitolas encendidas, además de la cera de los pasos y cuatro cirios. La cruz, con manga blanca, estaría en su pedestal, al lado del evangelio, así como el estandarte del Cordero Pascual.

“Al otro lado, se puso el realejo para la música y se avisó al maestro de Capilla [Antonio Ripa] previniese los papeles para la antífona y motetes que se habían de cantar”.

El sochantre convidó a una de las dignidades como presbítero y a otros dos racioneros como diácono y subdiácono y se pusieron los ornamentos blancos de primera clase. En el coro, se colocó el arca con la cera (velas de tres libras) para los capitulares y “ministros de cuarta” y en la sacristía doce hachas y velas de una libra para cambiar la cera de los pasos y cuatro velas labradas para el paso de la Virgen.

El rector del colegio nombró doce colegiales para llevar las hachas y otros siete: “que fueron vestidos para incensarios, ciriales, secundarios, tercero y librete de las estaciones para la oración”.

Se despejo la Sacristía para que quedara diáfana y se trasladaron los enseres y cera de la cofradía al sagrario, desde donde saldrían formados. Se advirtió que allí estuviesen también la cruz, clero y presbítero de San Lorenzo: “para que a su tiempo saliese por la puerta de el Bautismo a recibir las santas imágenes, luego que la cruz de esta santa iglesia se volviese”.

El campanero recibió instrucciones precisas para los toques de la salida de la procesión:

“Se le dijo hiciera señal de procesión con un esquilón, en dejando la esquila, y que acabadas completas se le avisaría con la campanilla de la sacristía alta para empezar la plegaria y entonando el himno Ave maris stella para que empezase a repicar con pinos de primera clase hasta que la procesión hubiese salido de la jurisdicción del Sagrario”.

Se previno al lamparero de la catedral que tuviera todas las lámparas levantadas para que no estorbasen a los pasos en su salida.

La cofradía del Gran Poder invitó para que la acompañasen en esta procesión a la hermandad del Sacramento de la parroquia de San Lorenzo y esta, a su vez, convidó a otras seis hermandades sacramentales de las parroquias de San Juan de Acre, Santa Catalina, San Andrés, San Martín, Omnium Sanctorum y San Juan de la Palma. Además, contrató a la capilla de música de la colegiata del Salvador para que fuera delante del paso de Jesús Nazareno. Imprimió esquelas para invitar a numeroso particulares, entre ellos miembros de la nobleza, así como a la comunidad de San Pedro de Alcántara, para que formaran parte del cortejo procesional portando velas encendidas.

Llegado el momento, la procesión transcurrió en la manera siguiente: terminadas las vísperas, empezó a salir por la puerta del Sagrario a la catedral los miembros de las distintas cofradías que llevaban delante “clarines, trompas y cuatro soldados”. Atravesaron la nave de Escalas para llegar a la de Nuestra Señora de los Reyes (capilla real), pasando por delante de la sacristía mayor, hasta que llegó la comunidad de San Pedro de Alcántara que esperó en la puerta.

Durante completas, fueron a vestirse a la sacristía el preste y los diáconos, mientras que el señor del Comunal repartía en el coro la cera al cabildo y ministros que terminadas completas se desplazaron también a la sacristía preparándose para la salida de la procesión. Mientras el preste incensaba los pasos:

“Se cantó por la música la antífona Regina Caeli... y dicho por los seises el verso, cantó la oración Deus qui per Resurrectionem, etc. Acabada, entonó el sochantre [Diego Borrero] el himno Ave maris stella a canto llano, alternando con la música hasta las gradas, y se hizo señal a la torre para el repique. Cantado el primero verso, salió el señor subdiácono con la cruz patriarcal y estandarte del Cordero, y acólitos con ciriales, siguiendo la procesión a salir por la puerta de San Miguel. Los dos pasos iban en el centro del cabildo, llevando delante los secundarios y seis hachas cada uno y dos oficiales de la cofradía y a lo último presidiendo a todo el señor preste y diácono.

Luego que la cruz patriarcal llegó frente a la puerta del Bautismo, se paró toda la procesión, quedando el señor preste fuera de la puerta de San Miguel, de cara hacia la calle Génova. Los soldados, que iban junto a los pasos, hicieron lugar para que se volvieran de cara al cabildo, puestos en igualdad, el de Nuestro Señor a la derecha y el de Nuestra Señora a la izquierda, estando delante las hachas, cantó la música Regina caeli, bendición de incienso, verso y oración, como al principio, y se hizo del mismo modo que se hace la estación de el día quince de agosto de Nuestra Señora de los Reyes. Concluido esto, se volvieron los pasos, llevando seis hachas cada uno delante, tocando los ministriles”.

Los oficiales de la cofradía fueron a expresar su agradecimiento al cabildo por lo mucho que se había esmerado en la atención a las imágenes de su corporación. El cabildo estuvo presente hasta que los pasos llegaron a donde se encontraba la cruz patriarcal, mientras que salían por la puerta del Bautismo la cruz, el clero y el preste de la parroquia de San Lorenzo a recibir las imágenes, incorporándose a la procesión para continuar con su traslado. Inmediatamente después, la cruz patriarcal, estandarte, ciriales y secundario precedieron al cabildo, entrando todos por la puerta de San Miguel para dirigirse al altar mayor mientras se cantaba, en canto llano, la antífona Regina Caeli, concluyendo con el verso y la oración del tiempo, tras lo cual los capitulares se fueron a desvestirse.

Los doce colegiales con las hachas acompañaron a los pasos hasta la iglesia de San Lorenzo:

 “Como también la música de esta santa iglesia, según lo mandó el cabildo, y que concluía la función se dejasen las hachas a la hermandad; los músicos que usan sobrepelliz se la quitaron luego que se acabó la estación de la puerta de San Miguel y fueron con manteo desde la puerta del Bautismo cantando motetes de Nuestra Señora, de la Cruz y Corona”.

La procesión llegó a San Lorenzo a las 19.45, donde se concluyó con la antífona, verso y oración del tiempo, “habiendo antes cantado la música un motete”.

La cofradía había previsto un refrigerio para los ministros de la catedral en la sala del cabildo de la hermandad del Santísimo y dispuso coches para su regreso.

Pedro Romero, maestro de ceremonias, señala en su escrito la concurrencia de todo tipo de gente al traslado de estas imágenes y la compara con “la que se ve en el día del Corpus”, precisando que todas las ventanas y balcones se adornaron con colgaduras para la ocasión. Precisa lo dilatado del cortejo procesional de la siguiente manera: “cuando el señor preste estaba fuera de la puerta de San Miguel, llenaba la procesión, sin quiebra alguna, la mucha distancia que hay desde dicha puerta hasta la cárcel real [a la entrada de la calle Sierpes, 450 metros]”. Expresa, al final, que él fue el responsable de toda la organización y que ha redactado este escrito para que quede constancia, ya que lo único que había escrito “en punto de cofradías de Semana Santa detenidas en esta santa iglesia, es el citado, que acaeció con la de Nuestra Señora de la Soledad en los años de 1686 y 1727, que en algunas circunstancias es diferente del presente”. Está fechado el 20 de abril de 1770.

Es más que probable que el himno Ave maris stella, la antífona Regina Caeli y los “motetes de Nuestra Señora, de la Cruz y Corona” fueran los de Francisco Guerrero que se encontraban copiados en unos libretes copiados “para las procesiones de Nuestra Señora que salen fuera de la iglesia”: Sancta Maria, succurre miseris, Dulcissima Maria, Exaltata est, Per signum crucis y O Domine Jesu Christe.

Véase también: http://www.historicalsoundscapes.com/evento/633/sevilla/es

Fuente:

Institución Colombina. Archivo de la catedral de Sevilla. Autos capitulares, libro 134, sig. 07182, fol. 61v.

Bibliografía:

Montero Muñoz, Mª Luisa, La música en la catedral de Sevilla a través de sus autos capitulares. Vol. III, (1721-1770). Sevilla: Consejería de Cultura, 2015, 709-712.

Creado: 25 Jun 2019
Modificado: 18 Dic 2023
Referenciar: Ruiz Jiménez, Juan. "Traslado en Sevilla de las imágenes de la cofradía del Santísimo Poder y Traspaso de Nuestra Señora (Gran Poder) (1770)", Paisajes sonoros históricos, 2019. e-ISSN: 2603-686X. https://www.historicalsoundscapes.com/evento/976/sevilla.
Recursos

Jesús del Gran Poder. Juan de Mesa (1620). Fotografía de Anual

Sacristía de la catedral de Sevilla. Diego de Riaño (1534-1539)

Enlace externo

Dulcissima Maria. Francisco Guerrero

O Domine Jesu Christe. Francisco Guerrero

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Fecha: 12-4-1770 / 16-4-1770
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