Recibimiento musical de las monjas de Santa Maria de Valldonzella (Barcelona) a Felipe II en 1564
Mazuela Anguita,
Ascensión
Universidad de Granada
0000-0002-7144-1335
Resumen
Una crónica impresa de la visita de Felipe II a Barcelona en 1594 ofrece detalles de su llegada al monasterio de Santa Maria de Valldonzella y de la bienvenida de las monjas que salieron en procesión para recibir al rey cantando el responsorio Tua es potentia. Este texto se conecta con el poder real, ya que fue incluido por Hernando de Talavera en un Oficio litúrgico patrocinado por Isabel la Católica para conmemorar la conquista de Granada. De este modo, las monjas hicieron una contribución musical a las redes urbanas de poder político.
Palabras clave
entrada real , música heráldica , música en las calles y plazas , monjas del monasterio de Santa Maria de Valldonzella (Barcelona) , Felipe II (rey) , trompeta , atambores / tambores , ministriles , cantores
Quizás el caso más claro de la contribución de una institución monástica barcelonesa al paisaje sonoro de la ciudad con motivo de las visitas reales sea el del monasterio de Santa Maria de Valldonzella, emplazado fuera de la muralla de la ciudad, cerca de la puerta de Sant Antoni. Esta institución servía como residencia para la aristocracia y la nobleza, a quienes se recibía con música cuando llegaban al monasterio para descansar antes de hacer sus entradas solemnes en Barcelona.
Según la costumbre, los consejeros de la ciudad recibían a los monarcas fuera de la muralla y los acompañaban al monasterio de Valldonzella. La comitiva iba en procesión al son de trompetas y atabales (tanto de la ciudad como del Rey), alternando con ministriles, que solían estar colocados sobre plataformas elevadas en puntos estratégicos de la ruta hacia el monasterio. Por ejemplo, según los cronistas oficiales de la ciudad, los Reyes Católicos llegaron a Valldonzella el 23 de octubre de 1492, donde descansaron para entrar a la ciudad al día siguiente a través de la puerta de Sant Antoni acompañados por tambores, trompetas y ministriles.
En 1503 Felipe el Hermoso se alojó en Valldonzella antes de hacer su entrada en Barcelona por la puerta de Sant Antoni acompañado por tambores, trompetas y ministriles. La abadesa en ese período era la cantante Caterina Boïl, una noble que había sido alabada por el notario Antoni Vallmanya en un poema titulado Sort (1458) por sus habilidades musicales y su sensibilidad hacia las tradiciones cortesanas:
Clarament viu ab forma cortesana
é gest estar semblant una deéssa
d’art musical mostra ser capitana
axí canta como sentit de mestressa
é ab cant mòlt fi é manera artizada
passa un lay molt gloriós d’oir
lo sentit seu basta per discernir
tot cas d’amor axí n’ be stilada
molt afrontada
e ben gosada
lo seu nom es Na Boyl Caterina
de totes mes gentil é que Lavina’.
El Dietari de la Generalitat actúa como fuente del grado de espectacularidad que alcanzaban las entradas reales en Barcelona desde el punto de vista musical. Por ejemplo, el 28 de marzo de 1533 la esposa e hijos de Carlos V dejaron Valldonzella para hacer su entrada en la ciudad. En la puerta de Sant Antoni presenciaron una representación dramática: una agrupación de ministriles vestidos de ángeles tocó una diversidad de instrumentos musicales con un decorado que simulaba un cielo estrellado, y un cuarteto vocal, sobre una plataforma elevada, cantó tres piezas musicales en latín, cuya letra se incluye en el Dietari. Una interpretación musical similar tuvo lugar en honor a Felipe III en 1626, cuando un niño de diez años vestido de ángel y subido a una grúa decorada cantó con voz muy “regalada”:
[…] y arribat que fonch cerca lo dit portal [Sant Antoni], prop la creu que és devant lo camí qui va al dit monastir de Valldonzella, los senyors consellers de la present ciutat, […] lo hisqueren a rèbrer a peu des del portal y vingueren fins prop lo portal ab sa magestat, […] y quan fou al dit portal, devallà una grua molt pintada y adobada y en lo cap d’ella un globo rodó, com una magrana, y essent sa magestat en dret de aquell devallà dit globo y se obrí tot com una magrana y dins d´ell aparagué un minyó de cerca de deu anys, vestit com a àngel, molt ornat ab dos claus dorades en la mà y un bell cordó de seda, y restà en l’ayre, y cantà ab veu molt regalada uns versets, y acabat de cantar los donà a sa magestat, dites claus, besant primer aquelles, y sa magestat les rebé de mà de dit minyó […].
La relación de la visita de Felipe II a Barcelona en 1564 ofrece detalles sobre su llegada a Valldonzella y el recibimiento que le hicieron las monjas, que salieron en procesión a su encuentro entonando el responsorio del Libro de los Macabeos “Tua es potentia” con su versículo:
[…] salio el abadesa con todo el conuento en procesion a recebirle […]. Venia el conuento junto cantando: tua est potentia, y respondiendo el coro dellas por punto: tuum regnum domine, tu es super omnes gentes: y luego tornaua el convento, y dezia. Da pacem domine in diebus nostris: ha esto respondia el coro. Creator omnium, deus terribilis & fortis, iustus & misericors […].
Este texto se vincula con el poder real. Por ejemplo, fue incluido por Hernando de Talavera en el Oficio que le encargó Isabel la Católica para conmemorar la toma de Granada. De esta manera, las religiosas de Valldonzella hicieron una contribución musical a las redes urbanas de poder político, y la música de estas monjas, de las trompetas y atabales de los reyes y de los ministriles contratados por la ciudad tenía una importante presencia en el paisaje sonoro del monasterio de Valldonzella y en su entorno cercano.