Jacarandina en el corral de los Olmos
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
En la segunda mitad del siglo XVI, el cabildo de la catedral de Sevilla alquiló una de las dependencias del Corral de los Olmos que miraban a la calle Borceguinería para abrir en ellas un bodegón. Miguel de Cervantes y Juan Hidalgo dan buena cuenta del ambiente festivo y de las canciones que se cantaban en este refugio del hampa sevillana.
Palabras clave
canciones populares , bailes populares , jácara (canción, baile) , guitarrista , Miguel de Cervantes Saavedra (escritor) , Juan Hidalgo (writer)
En tiempos de Cervantes, una vez trasladadas las casas del cabildo de la ciudad a la plaza de San Francisco, el cabildo catedralicio alquiló unas dependencias del corral de los Olmos que miraban a la calle Borceguinería para abrir en ellas un bodegón. Es probable que fuera la "taberna" que se cita en las actas capitulares de la catedral ubicada en una de las esquinas que daban a la puerta de los Palos (3/3/1669). Este lugar se convirtió pronto en un lugar en el que se reunía la picaresca y germanía sevillana y en el que tendrían lugar escenas musicales similares a las ya citadas en otros eventos relacionados con los bajos fondos y el hampa. Cervantes, en su comedia El rufián dichoso, da cuenta de este lugar en el romance jácaro que Lagartija recita a Lugo:
“Del gran corral de los Olmos, / do está la jacarandina, / sale Regulete, el jaque, / vestido a las maravillas. /... / va a la vuelta de la plaza / de San Francisco bendita, / que corren toros en ella / por Santa Justa y Rufina.”
Más adelante, vuelve Cervantes a referirse a este espacio al caracterizar al estudiante Lugo, al cual hace aficionado a dar cantaletas (canción burlesca con que, ordinariamente de noche, se hacía mofa de una o varias personas):
“Es de toda la hampa respetado, / averigua pendencias y las hace, / estafa, y es señor de lo guisado; / entre rufos, él hace y él deshace, / el corral de los Olmos le da parias, / y en el dar cantaletas se complace.”
El romance De la descripción de la vida airada, recopilado por Juan Hidalgo y publicado en 1609 (Barcelona: Sebastián de Cormellas), nos evoca igualmente este ambiente en el que la música y el baile están presentes en el más puro lenguaje germanesco:
“En el corral de los Olmos / de manflotescos morada, / do está la jacarancina / que vive la vida airada /... / vereis cantar dulces versos / menudear las bravatas...”