Los sonidos del bosque de la Alhambra

Ruiz Jiménez, Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988

Resumen

Los sonidos del bosque de la Alhambra.

Palabras clave

sonido de animales , sonido del agua , sonido de cascabeles , cacería , caballos , pájaros , perros , jabalíes , ciervos , anfibios , trompeta , agua


El bosque que rodea a la Alhambra ha experimentado drásticas transformaciones en su flora y fauna a lo largo de la historia que, evidentemente, han afectado a su particular paisaje sonoro, en el que los sonidos del agua, los pájaros y los anfibios parecen haber sido una constante hasta nuestros días. La diferencia más notable se encuentra en la presencia de caza mayor hasta, al menos, el siglo XVII: ciervos, jabalíes e incluso, probablemente, algún ejemplar de oso y lobo que pudieran hacer en ellos incursiones esporádicas. En 1499, el rey Fernando prohibió la caza del oso, jabalí y ciervo en las montañas que rodeaban Granada. Contamos con suficientes testimonios para suponer que existía en el bosque de la Alhambra una especie de parque real en el que una serie de animales de caza vivían en relativa libertad. Este parque es denominado bosque de la Alhambra (véase la plataforma de Ambrosio de Vico) y se extendía por la colina del recinto hacia el valle del río Darro, en una extensión acotada por la torre de las Armas y la de los Picos. Sus límites precisos todavía son descrito con la denominación de “un bosque llamado de la Alhambra” en el Catastro del marques de la Ensenada (1752). En 1563, Joris Hoefnagel dibujaba una vista de “Granada desde el oriente” que se publicó en el vol. 5 del Civitatis orbis terrarum de Georg Braun y Franz Hogenberg (1598). En ella se aprecia este cercado, en cuyo interior podemos ver dibujados incluso dos ciervos, uno en pie y otro recostado (ver recurso). En la almoneda de los bienes del arzobispo Juan Méndez de Salvatierra (1588) encontramos el siguiente lote, adjudicado en 98 reales (3.332 maravedís): “Cinco ciervas que se compraron de la almoneda de arzobispo... para echarlas en el bosque de esta Alhambra”. Hay otros testimonios de la presencia de ciervos, jabalís y conejos en este cercado hasta mediados del siglo XVII. Otro elemento característico serían los falcónidos usados en la cetrería que sobrevolarían también estos bosques. En las cacerías encontramos dos nuevos elementos sonoros, en este caso sound signals. El primero es el de la trompeta natural que los ojeadores tocaban para ayudar en la montería y en la cetrería. El segundo el del pandero con el que, subidos a los árboles, espantarían a las aves que de este modo serían fácilmente localizadas por las rapaces. Ambos aparecen representados en una de las escenas de caza que puede verse en la bóveda norte de la Sala de los Reyes en la Alhambra (ver recurso). En la cetrería medieval, en ocasiones se ataban cascabeles a la cola de los halcones con el mismo objetivo. Pero López de Ayala, en el capítulo VIII de su Libro de la cetrería o de las aves de caza, nos deja un claro testimonio de esta práctica:

“Los cascabeles se atan finos e gruesos, uno prima et otro bordón, pero son tan grande el uno como el otro, que fagan buena melodía; et son buenos, lo uno, el falcón paresce bien cuando vuela, et los ánades e aves sobre que volare más se asombraran...”.

La cetrería fue limitándose a lo largo de la primera mitad del siglo XVI, con restricciones legislativas relacionadas tanto con el expolio de rapaces de los nidos como de la caza con ellos.

En la caza no faltaban caballos y perros que junto a los rebramidos de los ciervos, los arrúos de los jabalíes, los graznidos de los pájaros, etc., se sumarían al paisaje sonoro de este espacio alhambreño.

La cubierta vegetal debía ser bastante variada, con especies arbustivas como la coscoja, el majuelo, los madroños, etc., o arbóreas, entre las que destacaban los álamos y chopos, a las que se sumaban también fresnos, álamos negros y olmos, las cuales darían cobijo a un variado número de aves: ruiseñores, garzas reales, búhos, etc (actualmente hay censadas 105 especies de aves en la Alhambra y su entorno).

Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar (1830, p. 527), nos proporciona una descripción del bosque de la Alhambra que conservaría algunos elementos de la trasformación que experimentó en tiempos del emperador Carlos V y bastantes de su posterior ampliación, recuperación y remodelación en tiempos de Felipe V, y que nos recuerda la configuración del espacio que hoy conocemos con esta denominación:

“Entrando por la puerta de las Granadas, comienza la serie de bosques y jardines que circundan la fortaleza y que por su extensión y variedad son tenidos como un vergel de los más encantadores del mundo. Desde la puerta arrancan tres caminos hermoseados por hileras de álamos y por los que hay plantados en las pendientes inmediatas. El de la derecha es una senda angosta que termina en la llanura del campo de los Mártires y comunica con la vereda que lleva a las torres Bermejas. El de en medio, que conduce derechamente a la puerta del Generalife, a las alturas del cerro del Sol y a algunos lugares de la sierra, está dividido en cuatro tramos: el 1º desde dicha puerta hasta la explanada circular que hay debajo de la gran torre de la Justicia, en cuya explanada se ve una fuente bastante tosca, aunque notable por la elevación de sus aguas; el 2º desde la explanada hasta la confluencia del camino que baja de Peña-Partida y del que sale de la puerta de la Justicia; el 3º desde este paraje hasta la torre de los Siete Suelos, este tramo tiene dos fuentes sencillas y presenta la más agradable perspectiva; el 4º desde aquella torre hasta la huerta del Generalife. En frente de la puerta de las Granadas y en un ángulo que forma a la izquierda el camino de en medio, se ve un pilar bastante sencillo, construido en 1838 con los materiales de otro antiguo de muy mal gusto que hubo en el mismo sitio. El camino de la izquierda conduce a la puerta principal que da entrada a la fortaleza, su pendiente es agria y por eso es más acertado dirigirse por el de en medio. Preséntase luego a la vista la puerta y arco de la Justicia y antes de ella la gran hermosa fuente llamada pilar de Carlos V, contigua al gigantesco torreón... a la vuelta del pilar hay un gracioso jardín, contiguo a la gran puerta judiciaria o del tribunal, llamada así porque en ella administraba justicia el cadí moro, según la costumbre patriarcal de los orientales”.

Fuente:


Bibliografía:

MADOZ, Pascual. Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Tomo III. Madrid, 1830, p. 527; MOLINA FAJARDO, Eduardo. “Caza en el recinto de la Alhambra”. Cuadernos de la Alhambra 3 (1967), pp. 31-53; HAGEN, Katrin y DE LA CRUZ MÁRQUEZ, Rafael. “El agua y los bosques de la Alhambra” en El agua domesticada. El paisaje de los regadíos de montaña en Andalucía. Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Junta de Andalucía, 2010, pp. 132-137.

https://sonidosdelalbayzin.jimdo.com/


Creado: 19 Oct 2017
Modificado: 20 Mar 2021
Referenciar: Ruiz Jiménez, Juan. "Los sonidos del bosque de la Alhambra", Paisajes sonoros históricos, 2017. e-ISSN: 2603-686X. https://www.historicalsoundscapes.com/evento/723/granada.
Este artículo está disponible bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial 4.0 Internacional (CC BY-NC 4.0).
Recursos

Bosque de la Alhambra. Joris Hoefnagel (1563)

Dibujo de las pinturas de la bóveda Norte. Sala de los Reyes. Alhambra

Enlace externo

Sonidos del bosque de la Alhambra (1). Grabación de iesalbayzin

Sonidos del bosque de la Alhambra (1). Grabación de iesalbayzin

Sonidos del bosque de la Alhambra (2). Grabación de iesalbayzin

Sonidos del bosque de la Alhambra (2). Grabación de iesalbayzin

La berrea del ciervo. Grabación de Carlos Murillo

La berrea del ciervo. Grabación de Carlos Murillo

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