Procesión de acción de gracias de los supervivientes de la expedición Magallanes-Elcano en Sevilla (1522)

Solo 18 hombres, capitaneados por Juan Sebastián Elcano a bordo de la nao Victoria, regresaron al puerto de Sevilla después de una travesía alrededor del mundo que se prolongó por espacio de tres años. Uno de ellos, el noble italiano Antonio Pigafetta, escribió un relato que se ha convertido en la principal fuente para el conocimiento de los avatares de esta expedición: Relazione del primo viaggio intorno al mondo, escrita poco después de su vuelta (1524) y cuyo original se ha perdido.

Pigafetta se muestra lacónico a la hora de describir su llegada a Sevilla:

“El lunes 8 de septiembre largamos el ancla cerca del muelle de Sevilla, y descargamos toda nuestra artillería.

El martes bajamos todos a tierra en camisa y a pie descalzo, con un  cirio en la mano, para visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria y la de Santa María la Antigua, como lo habíamos prometido hacer en los momentos de angustia”.

Aunque la descripción de Pigafetta es muy escueta, la llegada de los supervivientes de la expedición debió ser un acontecimiento con especial resonancia en  la ciudad. Esta suerte de “procesión” al convento de Nuestra Señora de la Victoria, en Triana, lugar donde se había celebrado una ceremonia religiosa para solicitar la protección divina y bendecir las banderas y estandartes antes de que partiera la “empresa”, y a la emblemática capilla de la Virgen de la Antigua, en la catedral de Sevilla, sin duda atraería a un buen número de ciudadanos que celebrarían la llegada escoltando y vitoreando a los heroicos navegantes. Igualmente cabe pensar en algún tipo de acto religioso de acción de gracias en ambas instituciones sacras para solemnizar la ocasión, en la que la música, como era habitual, estaría presente.

Véase http://www.historicalsoundscapes.com/evento/227/sevilla/es

Tras la llegada de la nao Victoria, Sevilla se inundaría de los olores de la “especería y droguería” que se almacenó en la casa de la Contratación y que la tripulación llevó consigo, especialmente del clavo que se cargó en las “islas del Maluco”, pero también de la muestras de canela, nuez moscada, gengibre, pimienta, sándalo y alcanfor que trajeron los expedicionarios de otros lugares en los que recalaron, según relata Juan Sebastián Elcano al rey en una carta escrita a bordo de la nave Victoria el 6 de septiembre de 1522, día en el que llegaron a Sanlúcar de Barrameda.