Celebraciones por el nacimiento y bautismo del príncipe Juan en Sevilla (1478)
Ruiz Jiménez,
Juan
Real Academia de Bellas Artes de Granada
0000-0001-8347-0988
Resumen
El príncipe Juan, segundo hijo de los Reyes Católicos, Isabel I y Fernando II, nació en el Alcázar de Sevilla el 30 de junio de 1478. Su bautismo tuvo lugar en la catedral el 8 de julio. La ciudad vivió varias jornadas de celebraciones que propiciarían fructíferos intercambios de prácticas y repertorios entre los músicos que residían en la ciudad y aquellos que formaban parte de las capillas reales.
Palabras clave
alegrías , procesión , bautismo , misa , Juan (príncipe) , Isabel I (reina) , Fernando II de Aragón y V de Castilla (rey) , Pedro González de Mendoza (arzobispo) , capilla musical de la catedral , capillas musicales de los Reyes Católicos , Juan de Triana (compositor, cantor, racionero) , Enrique Tich = Henricus Tik (compositor, cantor, racionero, canónigo) , Juan de Urreda (compositor, maestro de capilla) , Fernando Pérez de Medina (compositor, cantor) , ministriles , trompeta
Los capítulos 23 y 24 de la Historia de los Reyes Católicos Dº Fernando y Dª Isabel, escrita por Andrés Bernaldez, cura de Los Palacios, tienen por título: “Del nacimiento e bautismo del príncipe D. Juan” y De cómo salió la reina a misa a presentar al príncipe a Dios”. En ellos, se da cuenta de los pormenores de este importante acontecimiento. El príncipe Juan nació entre las diez y las once horas del 30 de junio de 1478, “dentro del alcázar de Sevilla”. Fue su partera una vecina del barrio de la Feria, a la cual llamaban la Herradera.
“Ficieron muy grandes alegrías en la ciudad tres días, de día y de noche, así los ciudadanos como los cortesanos”.
El príncipe fue bautizado “muy triunfalmente” en la pila bautismal de la catedral el día 9 de julio:
“Cubierta la capilla de la pila del bautismo de muchos paños de brocados y toda la iglesia y pilares de ella adornada de muchos paños de raso”.
Pedro González de Mendoza, arzobispo de Sevilla, fue el encargado de impartir el sacramento del bautismo al príncipe Juan. Entre sus padrinos se encontraba Leonor de Mendoza, mujer del duque de Medina Sidonia.
“Fue fecha en la ciudad y en la iglesia este día una gran fiesta. Fue traído el príncipe a la iglesia con una gran procesión con todas las cruces de la collaciones de la ciudad e con infinitos instrumentos de músicas de diversas maneras de trompetas, e chirimías e sacabuches. Trújolo su ama [María de Guzmán, tía de Luis de Guzmán, señor de la Algaba y mujer de Pedro de Ayala, vecino de Toledo] en los brazos muy triunfalmente, debajo de un rico paño de brocado, que traían ciertos regidores de la ciudad con sus cetros en las manos... todos estos vestidos de ropas rozagantes de terciopelo negro que le dio Sevilla. Traían el plato con la candela e capilla e ofrenda D. Pedro de Stúñiga, fijo del duque D. Álvaro Stúñiga, marido de doña Teresa, hermana del duque de Medina, el cual traía un paje ante sí pequeño que traía el plato en la cabeza y él teniéndolo con las manos. La ofrenda era un excelente de oro de cincuenta excelentes. Traían, junto con él, dos donceles de la señora reina, ambos hermanos fijos de Martín Alonso de Montemayor, un jarro dorado, una copa dorada, e venían acompañando a la señora ama cuantos grandes había en la corte e otras muchas gentes e caballeros. Venía la duquesa de Medina, ya dicha a ser madrina, muy ricamente vestida y adornada y acompañada de los mayores de la corte. Trújola a las ancas de su mula el conde de Benavente por más honra, la cual traía consigo nueve doncellas vestidas todas de seda, cada una de su color, de briales [vestido de seda o tela rica] e tabardos, e ella venía vestida de un rico brial de brocado e chapado con mucho alfojar grueso y perlas y una muy rica cadena a el cuello, e un tabardo de carmesí blanco ahorrado en damasco, el cual ese día, acabada la fiesta, dio a un jodío aladán del rey que llamaban Alegre”.
En el capítulo 24, se continúa la narración del traslado a la catedral y la misa del bautismo:
“Iba el rey delante de ella muy festivamente en una hacanea rucia, vestido de un rozagante brocado e chapado de oro, e un sombrero en la cabeza chapado de hilo de oro, e la guarnición de la hacanea era dorada de terciopelo negro. Iba la reina cabalgando en un trotón blanco, en una muy rica silla dorada, e una guarnición larga muy rica de oro y plata, e llevaba vestido un brial muy rico de brocado con muchas perlas y aljofar. Iba con ella la duquesa de Villahermosa, mujer del duque D. Alonso, hermano del rey, y no otra dueña ni doncella. Ibanles festivando muchos instrumentos de trompetas y chirimías e otras muchas cosas e acordadas músicas que iban delante de ellos. Iban allí muchos regidores de la ciudad a pie, los mejores; ibanles acompañando cuantos grandes había en la corte que iban alrededor de ellos, iba el condestable a la mano derecha de la reina, la mano puesta en las camas de la brida de la reina, y el conde de Benavente a la mano siniestra, de esta misa forma de este. Otros iban a sus pies y estribo, el adelantado de Andalucía y Fonseca, el señor de Alaejos. Iba el ama del príncipe encima de una mula en una albarda de terciopelo e con un repostero de brocado colorado llevaba al príncipe en sus brazos. Iban alrededor de él muchos grandes de la corte, junto con el ama iba el almirante de Castilla y todos estos grandes iban a pie. Este día dijéronle la misa en el altar mayor de la iglesia mayor muy festivamente.
Ofreció la reina con el príncipe dos excelentes de oro de cada cincuenta excelentes cada uno: ovo la Fábrica el uno e los capellanes de la reina el otro. Oída su misa, así ordenadamente como habían venido se volvieron al alcázar”.
El cronista e historiador Diego Ortiz de Zúñiga, en sus Anales eclesiásticos y seculares de la muy noble y muy leal ciudad de Sevilla del año 1478, narra también en nacimiento y bautismo real, citando como fuente principal al “Cura de Los Palacios, Andrés Bernáldez”, añadiendo en su relato pequeños detalles relativos a los festejos y ornamentación:
“Celebráronse el mismo día [del nacimiento] en los templos acciones de gracias y en lo público con máscaras, luminarias (que aquel tiempo llamaba almenaras) y regocijos que se continuaron por ocho días y se repitieron después que la reina estuvo levantada”.
El día del bautismo del príncipe, en su traslado a la catedral, se especifica:
“Sirviendo de pasadizo desde el alcázar un palenque alto cubierto de ricas alfombras y defendió por el sol de espesos toldos”.
Las actas capitulares (30/6/1478) de la catedral de Sevilla solo recogen una pequeña noticia de tan importante evento:
“Mandaron los dichos señores repartir cinco mil maravedís de pitanza de la procesión que se ha de faser mañana miércoles [1 de julio] para las alegrías del príncipe que parió nuestra señora la reina e que esta pitanza se reparta entre los presentes e interesentes”.
En todos los festejos y en el traslado del alcázar a la catedral se citan grupos de trompetas y ministriles, así como “acordadas músicas”. Dada la notable representación de miembros de la casa ducal de Medina Sidonia y otras importantes casas nobiliarias, podemos asegurar la presencia en estos festejos y en la comitiva real de sus instrumentos heráldicos y ministriles que se sumarían a los del arzobispo Pedro González de Mendoza y a los de Isabel y Fernando que estarían en la ciudad para tan feliz e importante acontecimiento. La misa, celebrada en la catedral, pudo ser una de las ocasiones en que las capillas musicales reales se sumaran a los efectivos musicales catedralicios para solemnizar el bautismo del príncipe Juan. Una perfecta ocasión para encontrar reunidos a algunos de los compositores españoles y extranjeros naturalizados más importante de su época: Juan de Triana y Enrique Tich (racioneros de la catedral de Sevilla), Francisco de la Torre (cantor de la catedral de Sevilla), Juan de Urreda (cantor de la capilla del rey Fernando) y Fernando Pérez de Medina (cantor de la capilla de la reina Isabel).