Génova, tercera etapa del viaje a Jerusalén de Francisco Guerrero (1588)

Francisco Guerrero embarcó en una galera en el puerto de Cartagena, la cual le llevaría hasta Génova:

“Llegados que fuimos a Madrid, como su majestad le detuviese y el verano entraba recio de calores, determinó [Rodrigo de Castro] por entonces no pasar de allí hasta que refrescase el tiempo, y yo como deseoso de verme ya en Italia, y vía esta nueva dilatación, supliqué a su señoría ilustrísima me diese licencia para ir a Venecia a estampar unos libros entretanto que se llegase el tiempo de proseguir su jornada, porque al presente estaban en Cartagena las galera del gran duque de Florencia. El cardenal no tan solamente me dio la licencia, más también me hizo merced de dar el ayuda que fue menester para la jornada y así me fue a embarcar a Cartagena, adonde hallé otras galeras que estaban a punto de navegar. Llegado a Génova, pasé a Venecia...” (fols. 10rv).

En el período que nos ocupa, los genoveses eran, con creces, los comerciantes más numerosos y activos en el comercio marítimo del puerto de Cartagena, implicados especialmente en el tráfico de lana desde distintos lugares de Castilla a ciudades italianas como Génova, Livorno y Milán. Guerrero, según nos dice, viajó en una galera, probablemente en uno de los convoyes que solían realizar la ruta entre Cartagena y Génova, sin que deje constancia alguna de las probables incidencias acaecidas durante el trayecto. Resulta imposible saber si el itinerario que siguió era “el de las islas” que hacía escala en Mallorca o Ibiza, o el que seguía una línea de cabotaje que recalaba en los puertos de Valencia, Barcelona, Aigües Mortes, Marsella y Niza antes de arribar al puerto de Génova.

Guerrero no proporciona ningún detalle sobre su estancia en Génova que debió ser la mínima imprescindible hasta encontrar un medio de transporte que lo condujera directamente a Venecia.